Este 2025 es el año en que la inversión en computación deja de ser un tema solo tecnológico para convertirse en política industrial pura.

Los hiperescaladores baten récords de capex, la UE inaugura su primer superordenador en exaescala y lanza la red de AI Factories, mientras España ultima un real decreto que obligará a reportar eficiencia energética e hídrica en los centros de datos.

El cuello ya no es solo el chip: son la electricidad, los permisos y la unidad económica por carga de trabajo.

El dinero: del “hiper-capex” a los gigavatios

El capex de los operadores hiperescaladores alcanzó 127.000 millones de dólares en el 2T25, un +72% interanual, con la IA generativa como principal motor de despliegue. La mayor parte se dirige a centros de datos (servidores, red, refrigeración, energía).

Hay dos señales que marcan el tono del año: Alphabet elevó su guía de capex 2025 a 85.000 M$ para acelerar servidores y construcción de centros de datos. Además, Meta estrechó su previsión a 66.000–72.000 M$ para escalar su infraestructura de IA.

En paralelo, el proyecto Stargate —consorcio con OpenAI, Oracle y SoftBank— ha anunciado cinco nuevos emplazamientos en EEUU y declara el objetivo de 10 GW de capacidad y hasta 500.000 M$ de inversión agregada. NVIDIA figura como proveedor ancla de chips.

La variable escasa: electricidad y tiempo-a-potencia

El cuello real de la década es eléctrico. La IEA proyecta que el consumo de los centros de datos se duplicará hasta ~945 TWh en 2030; crecería cuatro veces más rápido que la demanda del resto de sectores. En ese aumento, la IA es el principal factor.

Para los operadores, esto significa dos cosas: PPA, proximidad a subestaciones y recuperación de calor dejan de ser "buenas prácticas" para convertirse en el core de la estrategia; y el lead time de la conexión eléctrica y los permisos puede superar al del propio silicio. Si no llega la potencia, aparece la subutilización forzada y la tentación de empujar parte de la inferencia hacia el edge.

Europa mueve ficha: exaescala y AI Factories

El 5 de septiembre la UE inauguró JUPITER, el primer superordenador europeo en exaescala, en Jülich (Alemania). Es un hito simbólico y operativo: ancla un polo de computación pública de frontera y abre la puerta a su AI Factory asociada para aplicaciones industriales y científicas.

Además, la Comisión ha lanzado la red de AI Factories dentro del plan AI Continent: al menos 15 nodos y varias "antenas" conectadas a supercomputadores optimizados para IA entre 2025–2026, con prioridad de acceso para startups y pymes.

Objetivo: capacidad de entrenamiento con gobernanza europea de datos, integración con industria y tracción privada.

Esta estrategia se coordina con instrumentos de inversión como InvestAI (movilización objetivo 200.000 M€), un paraguas que apunta a aliviar coste de capital y riesgos de demanda.

España: reglas en marcha, estrategia por concretar

El Ministerio para la Transición Ecológica ha sometido a audiencia pública el proyecto de Real Decreto que regulará eficiencia energética y sostenibilidad de los centros de datos en España. El borrador fija obligaciones de medición y reporte (energía, agua, calor residual, resiliencia), con el objetivo de alinear el sector a las directivas europeas y dar visibilidad a administraciones y ciudadanos.

Más allá de la norma, el reto es territorial: atraer inversión con potencia disponible, suelo, agua y permisos a tiempo. Varias comunidades compiten por despliegues, pero el time-to-power y la certidumbre regulatoria decidirán ganadores. Analistas del sector señalan que España parte con  ventaja relativa en renovables y conexiones internacionales, pero debe acelerar trámites y clarificar la estrategia nacional de CPD.

Qué miran los operadores (y qué debería mirar el regulador)

Unidad económica por carga de trabajo. La métrica interna clave no es la "utilización de GPU", sino el coste marginal por unidad de cómputo frente al valor marginal por tarea (ingreso o ahorro). Esta brújula separa pilotos glamorosos de negocios repetibles.

Segmentación de cómputo. Entrenamiento e inferencia viven en fronteras distintas de latencia, memoria (HBM) e interconexión; la diversificación (GPU/TPU/ASIC + edge) reduce riesgo de lock-in y mejora el coste medio.

Energía y agua como primera decisión. Contratos PPA, district heating, ubicación cerca de subestaciones y refrigeración líquida donde la densidad térmica lo exige.

Obligaciones de transparencia útiles. El futuro real decreto español puede convertirse en ventaja si estandariza indicadores comparables y facilita ventanillas únicas para acelerar permisos sin relajar exigencias ambientales.

Señales a vigilar en 12–24 meses

Primero: Capex sostenido, más escrutinio al retorno. Con los 127.000 M$ del 2T25 como base, el mercado pedirá evidencia de ingresos atribuibles a IA para justificar la ola inversora.

En segundo lugar, alivio (o no) de cuellos de botella de memoria y packaging. Si la rampa de HBM y CoWoS fluye, el precio por acelerador bajará y los plazos mejorarán; si falla, veremos priorizaciones duras por parte de fabricantes y nubes. (Contexto de oferta global).

El tercer punto: la convergencia infra-modelo. Más pactos "chips + consumo mínimo + equity" al estilo de los bloques que orbitan en torno a Stargate, con gigavatios asignados a clientes ancla y acuerdos energéticos dedicados.

Por último, la UE como plataforma mixta. El valor de JUPITER + AI Factories se medirá por proyectos industriales reales (salud, automoción, energía) que consuman cómputo público y privado sin fricciones de datos.

***José Fernández Tamames es director del Máster Universitario en Análisis de Datos Masivos e Inteligencia Empresarial en UNIE Universidad.