Decir que la inteligencia artificial (IA) está transformando el mundo digital no es nuevo. Lo que sí resulta urgente es entender quiénes están liderando esa transformación y quiénes corren el riesgo de quedarse atrás. Hoy, solo el 2,9% de las pymes españolas está utilizando IA, según datos de Indesia. ¿Cómo puede una tecnología con tanto potencial seguir tan lejos del alcance de nuestro tejido productivo?

La respuesta no es únicamente técnica. Es también estructural, cultural y estratégica. Necesitamos empezar a hablar de una IA corresponsable. Un modelo que no dependa solo de algoritmos o infraestructura, sino que ponga en el centro el talento, los datos de calidad y la colaboración entre todos los actores del ecosistema digital: fabricantes, canal tecnológico, cliente final e instituciones.

Los números hablan por sí solos. De acuerdo con estimaciones de IDC, el mercado global de tecnologías relacionadas con IA superará los 749.000 millones de dólares en 2028. En Europa, la inversión en transformación digital alcanzará los 1,2 billones de dólares.

Y en España, que es lo más nos interesa ahora, el mercado de IA crecerá un 37,5% solo este año, llegando a los 2.872 millones de euros.

Es una oportunidad sin precedentes. Pero no será una oportunidad para todos si no construimos puentes reales entre la innovación y su aplicación práctica.

Talento, datos y estrategia compartida

El reto no es únicamente adoptar la IA. Es adoptarla bien. Vuelven las cifras abrumadoras. El 74% de los partners tecnológicos reconoce no tener aún la capacidad necesaria para implementar y mantener soluciones de inteligencia artificial.

El 38% señala la falta de formación como una barrera crítica. Y en el terreno de las habilidades técnicas, la mayoría de las organizaciones sigue sin una visión clara de cómo aplicar la IA con impacto para su negocio y equipo humano.

Otro gran punto débil de la adopción de la IA son los datos. De acuerdo con IDC, el 70% de la información que genera una empresa desaparece en pocos días. Sin una gobernanza eficaz del dato, la inteligencia artificial no puede ser ni fiable ni útil.

Por eso es clave una visión corresponsable. Porque avanzar en IA no es una carrera individual, sino un esfuerzo compartido entre empresas, canal tecnológico y sociedad. Debemos aplicar esta tecnología con propósito, con ética, con ambición.

El canal como motor de democratización

En este escenario, el canal tecnológico juega un papel estratégico. Tradicionalmente centrado en la distribución, hoy evoluciona hacia un modelo más consultivo, capaz de asesorar, implementar y acompañar al cliente en el proceso de transformación. Para las pymes, esta figura es esencial: el 40% de ellas reconoce no contar con información suficiente para adoptar IA.

La buena noticia es que los partners están preparados. Más del 90% identifica ya oportunidades claras en torno a la inteligencia artificial. Y si bien el punto de partida es desigual, tenemos margen para acelerar si alineamos tecnología, talento y estrategia.

La inteligencia artificial no es una moda ni una herramienta más en la caja de innovación. Es un cambio de paradigma. Y si queremos que este cambio beneficie realmente al tejido empresarial español, debemos abordarlo de forma colectiva.

Construir una IA corresponsable no es solo un imperativo ético. Es, sobre todo, una apuesta por la competitividad, la eficiencia y el crecimiento inclusivo. Porque cuando la tecnología se acompaña de propósito y colaboración, no deja a nadie atrás.

*** Jorge Gil es director Región Sur de Europa en Companial.