A día de hoy, pagar un café con criptomonedas o con una tarjeta emitida por una plataforma de inversión ya no sorprende tanto como hace un par de años. Cada vez más, estas monedas nacidas en la era digital se vuelven accesibles para el ciudadano medio y, con ello, aumentan también las amenazas de actividades delictivas, así como los desafíos para la prevención de fraude y el lavado de dinero.

Una de las principales características de este tipo de fraudes y estafas en la industria de los criptoactivos es que todo ocurre en el mundo digital y, a medida que avanza la tecnología, también lo hace la ciberdelincuencia implementando métodos y soluciones mucho más sofisticadas.

Todos hemos oído hablar sobre ChatGPT y, seguramente, lo hemos utilizado para resolver tareas cotidianas. Pero hay quien también se pregunta si existe una versión oscura de este tipo de plataformas. La respuesta es que sí, existen; y entre las más populares está FraudGPT, también conocido coloquialmente como el “gemelo malvado” de la popular herramienta de OpenAI.

Este chatbot, junto con otras herramientas avanzadas de IA, se vende en la Darknet y ayuda a los criminales a crear malware, correos de phishing, páginas fraudulentas y deepfakes, además de enseñarles, paso a paso, a cómo realizar ataques cibernéticos. Todo ello, en tan solo un clic.

Estas estafas podrían afectar, por ejemplo, a una persona que está buscando maximizar el rendimiento de su dinero a través de la inversión en activos digitales y cede sus datos a una plataforma fraudulenta o, incluso peor, que lo haga en aquella que no cuente con las medidas preventivas necesarias para poder garantizar la seguridad de su inversión. La realidad es que los usuarios solo pueden confiar en las plataformas que trabajan según las reglas, a pesar de que este enfoque pueda disminuir el romanticismo del ciberpunk y el libertarismo que siempre ha rodeado las criptomonedas.

Los ciberdelincuentes ven en la naturaleza anónima de la tecnología blockchain y la imposibilidad de reembolso de las transacciones un escenario atractivo para realizar actividades ilegales y salir impunes. Ahora, se apoyan en estos avances digitales para aplicar técnicas de ingeniería social y obtener acceso a los dispositivos de un mayor número de víctimas.

La buena noticia es que existen formas de luchar contra los ciberdelincuentes. Hay compañías con herramientas adecuadas y equipos enteros de profesionales dedicados a proteger a sus usuarios y sus carteras con niveles de fraude y estafas cercanos o igual a cero.

El desafío de la prevención se vuelve más complejo cuando el usuario es manipulado y facilita al estafador acceso remoto a su cuenta y dispositivo. Para ponerle freno, las plataformas deben crear programas específicos y obligatorios para aquellos usuarios que, por su patrón de comportamiento, parecen encontrarse o autoponerse en peligro.

Es necesario contar con la tecnología más avanzada para combatir a estos criminales modernos, sin embargo, ninguna herramienta única es una solución integral. Hay que combinar diversas soluciones, desde un sistema de reglas fijas, algoritmos de puntuación de riesgo —que son modelos matemáticos y estadísticos utilizados para evaluar el riesgo asociado a una decisión, individuo, transacción o evento en particula— basados en machine learning, inteligencia artificial, herramientas de análisis de blockchain y soluciones de identificación de última generación hasta bases de datos premium con registros de criminales.

Pero, sin duda, el arma más valiosa para luchar contra el fraude en el criptoespacio son los profesionales humanos. Es fundamental contar con expertos que hagan que estas soluciones sean efectivas. La utilización de herramientas de este tipo permite que los analistas tomen decisiones precisas más rápido y se puedan centrar en tareas complejas, como puede ser el análisis de tendencias de actividad criminal y la elaboración de estrategias proactivas de prevención. La buena noticia es que, mientras la ciberdelincuencia aumenta, también incrementa la demanda de perfiles altamente cualificados para combatirla.

La lucha contra el fraude y el blanqueo de capitales en la era cripto exige, por tanto, una combinación entre expertos humanos, tecnología de vanguardia, regulación y concienciación de los usuarios. El compromiso de las plataformas de inversión ha de situarse un paso por delante de los criminales, manteniéndose al tanto de los desafíos emergentes y utilizando estrategias avanzadas para poder educar y proteger a sus usuarios. Frente a los avances de los delincuentes, la respuesta de la industria debe ser anticipada, adaptativa y, sobre todo, cohesionada.

La vigilancia tiene que ser constante y también la innovación en métodos de prevención para asegurar un futuro donde la confianza y la seguridad sean los pilares de la adopción masiva de los activos digitales

*** Mercedes Sánchez de Rojas es vicepresidenta global de operaciones de Bitpanda.