Las Vegas (Estados Unidos)
Publicada

Desterrar la percepción de jugador clásico de almacenamiento para convertirse en un dinamizador del mercado de la confluencia entre los datos y la inteligencia artificial es el gran objetivo actual de Netapp. Llevar la IA a los datos, y no al revés, es el mayúsculo reto que presentaba George Kurian, su CEO desde 2015, durante el evento Insight, que a principios de octubre congregaba a más de 5.000 personas en Las Vegas (Nevada, Estados Unidos).

No son pocos los que atribuyen a la acción directa de Kurian este cambio de rumbo. Basta dar un paseo por los pasillos del centro de conferencias para darse cuenta de que ha sido el directivo, bajo el mantra de que “el dato es el motor de la transformación de todo negocio”, el que ha llevado a la empresa a un nuevo puerto en un momento paradigmático, de renovarse o morir, para la industria TIC.

Y también para las empresas de todo tipo de tamaños y sectores, que se enfrentan al hecho de que entre el 40% y el 60% de los proyectos basados en esta revolucionaria y omnipresente tecnología fracasarán en los próximos dos años, según Gartner. Además, hasta el 80% del tiempo invertido en los mismos se pierde en la gestión del dato.

“Nos encontramos ante una nueva etapa del ciclo de la IA”, decía el directivo durante un pool de medios europeos en el marco del encuentro. “Y nos situamos en el momento y lugar adecuados para crear conocimiento”.

Pero Netapp, como todas las tecnológicas, no sólo se enfrenta al desafío de preparar su infraestructura para esta era, sino que tiene que lidiar con un contexto geopolítico complejo, con tres bloques muy diferenciados (China, Estados Unidos y Europa), para el que ha tenido que preparar su estrategia corporativa.

Más en el Viejo Continente, que ha hecho del dato su objeto predilecto de regulación desde que en 2016 adoptara el Reglamento General de Protección de Datos (GDPR, de sus siglas inglesas) y recientemente pusiera sus esfuerzos en los conceptos de residencia y soberanía de la información frente a las aproximaciones más laxas al respecto de sus rivales.

Nuestra diferencia crucial es que no almacenamos los datos. No somos un procesador tipo Amazon”, respondía a la pregunta realizada por DISRUPTORES – EL ESPAÑOL sobre cómo afrontaba la compañía este escenario. “Los datos son del cliente y se alojan donde él estime”.

En cualquier caso, Kurian reconoce que esta es una preocupación muy señalada en sus recurrentes reuniones en Europa. “Ayudamos a las empresas a segregar sus datos para mantenerlos dentro del perímetro de una jurisdicción definida como la Unión Europea (UE)”, aseveraba.

Ni siquiera el hecho de ser una empresa norteamericana, bajo la competencia de leyes que permiten a su Gobierno acceder a la información de sus empresas si este lo estima de vital importancia, y de colaborar con los hiperescalares, cambia el paso de la firma que dirige Kurian.

“El ecosistema empresarial de Netapp está preparado para afrontar la realidad geopolítica”, indicaba. Esto incluye, proseguía, una cadena de suministro diversificada con plantas de fabricación y centros de desarrollo en el terreno -también en Israel, India, Australia y, por supuesto, la propia Estados Unidos- que permite atender a las necesidades y contratar talento en cada región. Por otra parte, añadía, “no traemos datos europeos a Estados Unidos, ni viceversa. No recurrimos a nada para ello”.

Por último, Kurian hacía referencia a la estructura financiera de Netapp, la cual está ideada con una fuerte base en tesorería y efectivo para “atender” a todas las operaciones internacionales fuera de Estados Unidos. Amén del recorrido que ha hecho la empresa en territorio comunitario desde que fue fundada hace tres décadas; tanto con la administración pública, en entornos de seguridad nacional, como con otros sectores hiperregulados y proveedores de servicios.

De los desafíos regulatorios a las oportunidades

Giovanna Sangiorgi, vicepresidenta sénior y manager general de Netapp en EMEA y Latinoamérica, mantiene una argumentación similar a la de Kurian. En conversación con este medio subraya la importancia de contar con una sede en Irlanda y de ensamblar y fabricar sus productos en uno de sus centros más grandes ubicado en Hungría.

Pero no todo son problemas legislativos en Europa. Su visión soberana también abre oportunidades y nuevos proyectos, como el de las gigafactorías de IA, de las cuales dos de ellas estarán en Galicia y Barcelona, y en las que se invertirán unos 20.000 millones de euros.

Estas tienen el objetivo de crear el mayor consorcio de colaboración público-privada para el desarrollo de una IA “confiable”, con un enfoque en aplicaciones industriales complejas y de misión crítica. Algo que también puede suponer un impulso para Netapp.

El hecho de integrar la IA con los datos, dice, “convierte a nuestra solución en una de las mejor posicionadas para respaldar estas gigafábricas, gracias a su escalabilidad y a su capacidad de gestión, lo que simplifica la creación de una IA eficiente, rentable y eficaz desde el punto de vista de sostenibilidad y rendimiento”.

Dentro de este ecosistema, España, que albergará dos de esta infraestructuras, se posiciona como una de las economías de más crecimiento económico en el Viejo Continente. “Existen grandes oportunidades en el sector público, que representa una parte significativa de nuestro negocio, y que tiene la necesidad de modernizarse y reestructurarse en cuanto a defensa. También en las medianas empresas, que siguen creciendo impulsadas por la inteligencia artificial”, concluye.