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La soberanía digital ha pasado de ser un concepto político a convertirse en un mantra tecnológico en Europa. El temor a la dependencia de proveedores extranjeros ha encendido las alarmas en Bruselas y en los gobiernos nacionales; y por si fuera poco la inteligencia artificial ha acelerado aún más esta urgencia.

La principal enseña del Viejo Continente en estas lides, SAP quiere sacar ventaja de ello. Así se entiende la nueva inversión de más de 20.000 millones de euros en la próxima década destinada a reforzar su Sovereign Cloud, una oferta que asegura que todo el uso de datos se produzca bajo las normas y en instalaciones europeas.

El plan incluye la expansión de centros de datos y servicios en varios países a este lado del Atlántico, pero también inversiones en operaciones, innovaciones en torno a la autonomía estratégica. DISRUPTORES - EL ESPAÑOL ha intentado conocer el desglose o los planes concretos de inversión, pero desde la compañía no ofrecen ese detalle y se limitan a remarcar que se tratará de una apuesta "en todos los aspectos relacionados con la soberanía digital, desde la infraestructura hasta el día a día".

Por el momento, las novedades que presenta la compañía pasan por tres vías de despliegue de sus soluciones de software empresarial -como su ERP- adaptadas a distintos niveles de control: desde infraestructuras alojadas íntegramente en la Unión Europea (Cloud Infrastructure), hasta soluciones on-site instaladas en los centros de datos del propio cliente (Sovereign Cloud On-Site), pasando por nubes soberanas específicas como Delos Cloud en Alemania, orientadas al sector público.

Además, la compañía germana ha integrado en sus entornos soberanos sus principales soluciones de negocio y su plataforma de inteligencia artificial para que, aseguran, las empresas puedan explotar las bondades y promesas de la IA sin que los datos salgan del perímetro europeo.

"Es un imperativo estratégico para Europa, una prioridad para asegurar la democracia y una necesidad de ciberseguridad, especialmente con el creciente número de ataques a sectores regulados que estamos viviendo desde la covid-19", explica Thomas Saueressig, miembro del Consejo Ejecutivo de SAP para Servicios y Entrega al Cliente, en rueda de prensa.

Martin Merz, presidente de SAP para Sovereign Cloud.

Martin Merz, presidente de SAP para Sovereign Cloud, añade que "todas nuestras infraestructuras propias en la nube están basadas en tecnologías de código abierto, lo que nos permite contribuir por ese lado a la soberanía digital. Esta propuesta propia es complementaria al resto de opciones de despliegue que damos a las empresas en distintos niveles de soberanía, según lo que requieran o las regulaciones locales de cada país y sector".

Innovar sin ceder soberanía

En la encarnizada carrera tecnológica que vivimos, Europa se encuentra en tierra de nadie. Líder indiscutible en regulación, el Viejo Continente carece de gigantes digitales equiparables a los hiperescaladores estadounidenses o a los titanes chinos, con la excepción de SAP. Esta dependencia hace que cualquier proyecto de digitalización avanzada termine dependiendo en buena medida de plataformas ajenas, especialmente en los entornos de nube o en proyectos de inteligencia artificial.

En este terreno, el movimiento de SAP va alineado con las preocupaciones añadidas en los últimos meses ante los bandazos de Trump y las tensiones geopolíticas que se han magnificado entre Estados Unidos, la propia Europa y China. No en vano, la soberanía digital figura desde hace tiempo en la agenda política comunitaria y, también, en la estrategia nacional de digitalización. Aunque de las palabras a la realidad suele haber un trecho.

Aun con todo, la firma alemana no está sola en esta apuesta por la autonomía estratégica. Los principales proveedores estadounidenses (Microsoft, AWS, Oracle...) ya vienen apostando con fuerza por 'camelarse' al mercado europeo con propuestas que reivindican la seguridad e inviolabilidad de los datos producidos en la región. E, incluso, se han producido alianzas como Bleu -en Francia, entre Capgemini, Orange y Microsoft- para dotar de ese tamiz europeo a estos anuncios. Pero SAP juega con un elemento a favor: su origen, sede y control están aquí, en Alemania, sin potenciales objeciones externas.

Además, atesora otro punto que el mercado valora: décadas de relación con gobiernos y grandes empresas del continente, acostumbrados a confiarle operaciones críticas. Empero, no podemos obviar que SAP deberá convencer de que puede competir en escalabilidad y capacidades con los gigantes globales, al mismo tiempo que se ajusta a los requisitos legales más estrictos.