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En mitad del debate sobre si la inteligencia artificial se terminará convirtiendo en una burbuja dentro del ecosistema tecnológico o se consolidará como una tendencia transformadora, siguen siendo evidentes los cambios que esta herramienta ha introducido en el contexto digital actual. Uno de ellos es el de la figura del Chief Artificial Intelligence Officer (CAIO). 

Esta posición, desconocida hace meses, se está situando ahora entre las que generan un mayor interés para las compañías. De hecho, un informe del IBM Institute for Business Value (IBV) en colaboración con Oxford Economics señala que cada vez el mayor el número de organizaciones que crean este rol con el objetivo de crear un liderazgo respecto a la IA, acelerar su implementación y crear valor para la firma. 

El estudio revela que, de las más de 2.300 entidades contactadas, el 26% afirmó disponer actualmente de un responsable de inteligencia artificial dentro de su operativa, lo que supone 15 puntos porcentuales más que en 2023, cuando el porcentaje apenas se situaba en el 11%. Estos confían en que su posición siga creciendo en el resto de empresas y, así, el 66% cree que la mayoría contará con un CAIO en los próximos dos años. 

Y es que, los datos recogidos por IBM apuntan a que, si una organización utiliza de media 11 modelos generativos de IA, las previsiones apuntan a que esta empleará, al menos, 16 para finales de 2026. Por ello, los expertos marcan la importancia de tener a una persona que dirija el cambio impulsado por esta tecnología y convierta los proyectos pilotos en iniciativas reales. 

En este sentido, la utilidad de este rol se manifiesta en los beneficios que obtienen las firmas a raíz de esta posición. De acuerdo con el informe, aquellas entidades que cuentan con un Chief Artificial Intelligence Officer obtienen un retorno de la inversión un 10% mayor del gasto en IA y, además, tienen un 24% más de probabilidades de decir que superan a sus homólogas en innovación. 

No obstante, los autores precisan que el éxito en la posición del CAIO dependerá de su relación con la junta directiva de una empresa y su implicación en la estrategia de la misma. Así, apuntan la importancia de que este rol se relacione con otros como el responsable de innovación (CIO) o el responsable de tecnología (CTO) (además de otros como los relacionados con los datos, la seguridad o los recursos humanos) para mantener alineadas las prioridades de la compañía a nivel empresarial y tecnológico. 

El estudio revela que un 76% de los CAIO consultados afirma que los directivos de otras áreas dentro de la estructura de la organización les consultan decisiones relacionadas con la inteligencia artificial. 

El caso español 

En este contexto, el caso de España es particular. El porcentaje de empresas españolas que cuenta con un responsable de inteligencia artificial es de un 22%, similar a la media global (26%), pero por detrás de regiones como Alemania (25%) y Suecia (24%). 

Eso sí, el país destaca entre los que reflejan una mayor integración de los CAIO en la toma de decisiones de la compañía: un 72% de los responsables de IA españoles reporta directamente al CEO o COO, por encima de la media a nivel global, que se sitúa en el 56%. A pesar de ello, solo la mitad (50%) tiene control sobre el presupuesto de IA, en comparación con el 61% a nivel mundial.

Por otro lado, el estudio revela que en España el 72% de los Chief Artificial Intelligence Officer tienen una sólida formación en datos, en línea con la media mundial (73%), y el 50% se ha centrado en las operaciones a lo largo de su carrera, frente al 38% a nivel mundial. Sin embargo, solo el 39% ha sido promovido dentro de su organización (frente al 57% a nivel global), lo que, según los autores, indica que muchas organizaciones aún están en proceso de profesionalizar el rol.

Los expertos precisan que en España el rol del CAIO está empezando a posicionarse como figura clave para alinear la inteligencia artificial con la estrategia del negocio, pero advierten que “aún queda mucho camino por recorrer” para que la IA “deje de ser un proyecto aislado” y pase a formar parte del núcleo operativo de la compañía, “generando resultados tangibles”.