Siguiendo el imparable mainstream de la inteligencia artificial, el pasado 28 de febrero Sage anunció el lanzamiento de su propio Copilot, pensado para "impulsar la eficiencia y el crecimiento de pymes y contables con IA generativa", según el comunicado de la multinacional especialista en software para la gestión de empresa.

DISRUPTORES – EL ESPAÑOL conversó con Aaron Harris, CTO de Sage global, para empezar preguntándole, pura curiosidad, por qué todas las tecnológicas dan en llamar 'copiloto' a su aplicación de IA generativa.

"Es una gran pregunta", responde riendo. "Copilot es un gran nombre porque simplifica. Creo que en la relación entre el ser humano y la IA -en la que la IA no asume la responsabilidad o la rendición de cuentas- esta actúa como un socio que puede hacer algo del trabajo que ahora roba tiempo al ser humano, cuando podría estar haciendo cosas mejores".

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"Somos muy cuidadosos en la forma de construir nuestra inteligencia artificial para asegurarnos de que nuestros clientes sepan que el ser humano siempre tiene el control y la IA siempre está destinada a ser un asistente", concreta.

Claro que tal vez no siempre esos humanos a los que la IA les quita tarea rutinaria tendrán algo mejor que hacer. O sea, que al final, alguien debería atreverse a cuantificar cuántos de ellos en realidad van a perder su trabajo.

"Acabo de dar una conferencia sobre esto, hablando mucho sobre el impacto de la inteligencia artificial en la industria de la contabilidad", replica Harris. "Y le recordé a la audiencia que cuando se introdujo la hoja de cálculo en 1980, el impacto en el trabajo de los contables fue muy, muy espectacular. Pasaban horas sumando saldos en los libros de contabilidad y la hoja de cálculo convirtió lo que eran horas de trabajo, reduciéndolo a segundos. Literalmente, de horas a segundos".

"Y la industria, ¿sabe lo que hizo? Los puso a producir servicios más valiosos. Los pusieron a trabajar en asuntos más singularmente humanos. Creemos que esto también será cierto con la IA", prosigue.

 Escasez de contables

 "Hay dos grandes oportunidades. La primera, es que hay escasez de contables capacitados y experimentados; es un fenómeno global, en parte porque cada vez hay menos estudiantes y muchas jubilaciones. Hacer que sean más productivos y liberar su tiempo para tareas más valiosas será una excelente manera de abordar la escasez".

"La otra cuestión que descubrimos al encuestar a nuestros clientes es que no quieren trabajar en las cosas que puede hacer la IA. No quieren ocuparse de la entrada repetitiva de datos, la conciliación de cuentas y rellenar declaraciones tributarias, sino en relaciones humanas y actividades más estratégicas".

En cuanto a la posible necesidad de capacitación para los empleados de pequeñas empresas, que no suelen tener mucha gente dedicada a ese trabajo, Harris estima que no hará mucha falta.

"La magia de Copilot, y cualquier tecnología basada en grandes modelos de lenguaje, es la tecnología subyacente. Cambia la forma en que los usuarios humanos interactúan con ella. La capacidad de tener una conversación natural con la IA es un cambio muy radical. Ese es uno de nuestros dos grandes objetivos".

"Tenemos dos grandes objetivos con el copiloto y, en general, con los grandes modelos lingüísticos", aclara Harris. "Uno es permitir formas mucho más ricas y fáciles de interactuar con la tecnología".

"Las pequeñas empresas no tienen más remedio que ocuparse de la contabilidad, crear informes y estados financieros para obtener un préstamo. Pueden tener inversionistas y a menudo carecen de la capacitación o la experiencia para comprender la información que están proporcionando a un banco o a un acreedor. Copilot permite una interacción mucho más fácil y les ayuda a entender mejor su contabilidad", describe Harris.

Experiencia mágica

"El otro gran objetivo es, simplemente, una mayor automatización, como seguramente ya sabe", añade.

 ¿De qué manera funcionará esta automatización?, le preguntamos.

"Es mágico…", replica. La idea de que la IA generativa hace magia está presente durante toda la conversación con Aaron Harris.

"He estado en la industria durante mucho tiempo, soy desarrollador de software y, tradicionalmente, tienes que construirlo minuciosamente. Escribir código para cada caso de uso eventual y predeterminar todos los resultados correctos... La IA generativa y los grandes modelos de lenguaje pueden escribir el código por sí mismos. Cuando diseñas una capacidad para el copiloto, le das lo que llamamos habilidades, que podrían ser la capacidad de interactuar con los datos contables para encontrar respuestas".

"Una habilidad podría ser la capacidad de acceder a pequeñas tareas, como codificar o clasificar una transacción. O encontrar valores atípicos", detalla el CTO de Sage. "Otra habilidad podría ser buscar información de cumplimiento para orientar al usuario sobre la forma correcta de tratar una transacción".

"En última instancia, lo que estamos haciendo cuando construimos Copilot es desarrollar habilidades para que las use, dándole mucha libertad para decidir cuáles utilizar para resolver diferentes problemas".

"Hasta ahora, construimos IA para resolver un problema muy específico, y hemos estado haciéndolo durante muchos años: podría ser leer datos de un PDF o una factura, hacer una transacción bancaria... Ahora podemos decir que el copiloto tiene la responsabilidad de un flujo de trabajo que incluye todo el procesamiento de extremo a extremo de una factura, y tiene las habilidades para hacerlo", asevera.

"Cuando digo que es mágico, para alguien como yo que ha estado haciendo esto durante tanto tiempo, es que tu primera experiencia construyendo este tipo de tecnología, realmente es una experiencia mágica", insiste con evidente fascinación.

Gestión digital

 Lo que resulta ineludible es que toda la gestión sea plenamente digital. Incluida la obligatoriedad de la factura electrónica.

"Es una de las cosas de las que hablo con frecuencia. Cuando usas la IA para muchas cosas, es mejor que todo sea completamente digital. Y la facturación electrónica es un gran ejemplo".

"La IA puede abrir un correo electrónico de un proveedor, extraer la factura y averiguar los datos de la misma manera que lo haría un humano. Pero eso no es tan bueno como la propia factura electrónica, digital de extremo a extremo".

"Lo que están haciendo los gobiernos, en España y en otras partes de Europa, para crear estas redes de facturación y que las empresas interactúen entre sí digitalmente, es mejor aún. Va un paso más allá de la IA. Cuando se trata de realizar transacciones entre empresas no necesitas IA si tienes flujos de trabajo digitales".

En cuanto al entrenamiento de esa inteligencia artificial, ¿será una formación general, personalizada luego para cada empresa? "Sí, es una combinación", responde Harris.

"En Sage, tenemos algunos modelos grandes, que se entrenan a partir de datos de nuestra base de clientes que optan por usar un servicio. Podemos entrenar los modelos en función de su uso. Pero también tenemos una interfaz de usuario que se entrena específicamente para cada cliente".

Volviendo al procesamiento de una factura, explica, "la capacidad de leer datos es igual, independientemente de la empresa que sea".

"Una factura del mismo proveedor siempre va a tener el mismo formato y la misma estructura. Pero, en el siguiente paso, que es cómo contabilizarla, ¿cuál es el plan de cuentas, las dimensiones del negocio, quién lo aprueba? Para cada negocio, en Sage tenemos la capacidad de hacer ambas cosas y es muy importante elegir la combinación correcta y el modelo adecuado para cada caso de uso diferente".

Alucinaciones

 Eso debe implicar compartimentar, separar la información de cada uno de los clientes. "Sí, sí. Tenemos lo que yo llamo la fábrica de IA. Y los clientes obtienen la suya propia con toda la seguridad y toda la privacidad de los datos. Y tiene toda la automatización para hacer el entrenamiento de los modelos y la retroalimentación cuando los usuarios revisan las predicciones y hacen cambios".

"Incluimos en esta 'fábrica' nuestro control de calidad automatizado", prosigue. "Desarrollamos nuestra propia investigación para prevenir las alucinaciones de la IA [análisis erráticos que producen resultados absurdos]".

"Monitorizamos las predicciones en busca de alucinaciones y esta es una innovación muy importante para nosotros en Sage, con la capacidad de construir IA cliente por cliente, con todas las salvaguardas y la capacidad de que la inteligencia se adapte, crezca y evolucione a medida que el cliente se adapta, crece y evoluciona independientemente del resto del mundo".

Todo ello, por supuesto, se desarrolla en la nube. "Sí, en su mayoría. No hay ninguna razón por la que no podamos tener algunas capacidades en un PC de escritorio o en un servidor del cliente, pero fundamentalmente seguirá interactuando con las capacidades de la nube. Los propios modelos de IA operarán en la nube".

En cuanto a los aprendizajes específicos de la inteligencia artificial, Harris vuelve al ejemplo de la factura para subrayar que "cuando usamos IA para leer datos de una factura, hay algunos valores que son más difíciles de encontrar. Un humano completa los valores correctos, porque los conoce. Entonces, se da un paso atrás y eso se reintroduce en el entrenamiento. La IA se vuelve cada vez más inteligente a medida que se usa y los humanos corrigen cosas o completan los valores que faltan".

Y ya que hablamos de facturas, ¿quién las firmará, con todo el proceso automatizado? ¿Lo hará la IA? "No importa lo que automaticemos. Un humano siempre será responsable de cualquier cosa que requiera responsabilidad humana. Tenemos una IA que puede generar correos electrónicos para enviar una factura, pero un humano siempre lo revisará antes de que salga y decidirá".

En España, a final de año

Sage lanzará su aplicación de inteligencia primero en el Reino Unido, y basándose en lo que aprenda del uso de los primeros clientes se irá extendiendo al resto de sus mercados. "Nuestra expectativa para España, nuestro objetivo, es ponerlo a disposición a finales de año".

En cuanto al cumplimiento de las regulaciones, Harris admite que es una materia a la que dedican "mucho tiempo. Las mayores implicaciones son los requisitos de privacidad de datos que ya están vigentes con GDPR. Seguimos lo que propone la UE. Lo bueno, es que nuestra IA no es controvertida. No hacemos reconocimiento facial, ni evaluaciones crediticias, no leemos currículos para filtrar candidatos…".

"Incluso antes de que cualquier regulación se convierta en ley, hemos publicado nuestros propios principios éticos de IA", afirma Harris. "Por lo tanto, cualquiera puede acudir a nuestro centro de confianza y seguridad. Somos muy públicos con los principios que guían el camino".

Entre tanto el CEO de Sage, Steve Hare, declara que están reflexionando sobre cómo será el futuro, cuál será el siguiente paso.

"Creo que en el futuro cada vez usaremos más la tecnología a través de asistentes digitales como Sage Copilot", explica.

"Los viejos modelos de tecnología, mirando a cinco o diez años atrás, en los que tienes que iniciar sesión en una aplicación y navegar por menús, formularios y listas y ejecutar informes es algo un poco anticuado", aporta el jefe de tecnología.

"Sí, estoy seguro de que será diferente y mejor. No creo que nadie pueda predecir cómo se desarrollará el futuro, porque esta tecnología es muy nueva, muy disruptiva. Estamos empezando a aprovechar realmente su potencia. Lo que puedo decir es que creo firmemente que vamos a trabajar en cosas más valiosas como seres humanos. Espero que haya un acceso más equitativo a la tecnología y a los servicios detrás de la tecnología…".

"Pero parte de lo que hace que este período de tiempo sea tan emocionante para mí, como jefe de tecnología, es observar lo rápido que se está desarrollando esto y tratar de mirar hacia adelante unos pasos. Pero no creo que nadie pueda decir con confianza cómo van a ser las cosas en cinco años".

Diversos modelos de lenguaje

Por el momento, aclara, están utilizando "varios modelos de lenguaje grandes para diferentes tareas. Copilot se basa en GPT-4, la API abierta a la que accedemos a través de Microsoft Azure. Estamos evaluando GPT Turbo, que es la última versión".

"Pero Copilot hace cosas en las que diferentes modelos de lenguaje grandes pueden funcionar mejor", puntualiza. "Por ejemplo, Anthropic tiene un modelo llamado Claude, bastante bueno para analizar la información financiera. A veces no necesitas toda la potencia de GPT-4 para algo como redactar un correo electrónico. Podríamos usar GPT 3.5, o incluso un modelo de código abierto".

"Lo que hacemos es construir y entrenar nuestras propias capas, por encima de estos modelos, con una comprensión más específica sobre nuestros productos, nuestros clientes, datos y configuración".

Prescindiendo de adivinanzas, lo que sí forma parte de su trabajo como jefe de tecnología es tratar de elaborar una hoja de ruta. ¿Cuáles podrían ser sus objetivos, pensando a dos, tres o cinco años?

"Nuestra visión es eliminar todos los ciclos contables. No queremos que una empresa tenga que lidiar con una cláusula de informes mensuales. No queremos que tengan que lidiar con auditorías anuales o las declaraciones de impuestos trimestrales. No queremos que nuestros clientes tengan que lidiar con ningún trabajo repetitivo que le quita tiempo al equipo de contabilidad y provoca retrasos en la disponibilidad de los datos y su fiabilidad".

Entrando en materia, Harris especifica: "Tenemos tres áreas de inversión. La primera es lo que llamamos contabilidad continua. Captura y contabilización en tiempo real de la actividad empresarial. Todos los datos a partir de los cuales se toman las decisiones son en tiempo real".

"La segunda gran área, que llamamos aseguramiento continuo, es esencialmente la confianza, las auditorías, el cumplimiento y los controles. Es clave decir si podemos hacer que los datos estén disponibles en tiempo real. Que sean fiables para tomar decisiones", añade.

"Y nuestra tercera área de inversión es la información continua. Donde la IA escanea continuamente lo que está sucediendo en su negocio. Es decir, está continuamente pronosticando y haciendo predicciones sobre hacia dónde se dirige el negocio. Y es capaz de comunicarse en tiempo real con quien ha de tomar decisiones, cuando ha cambiado algo que podría precipitar la toma de una decisión", concluye Harris.

"Para una pequeña empresa, esencialmente se trata de liberarla de todas las cargas de la administración y las ansiedades del cumplimiento, para permitirles gastar el 100% del esfuerzo en centrarse en construir su negocio".