Bilbao
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El estado del arte actual de la computación cuántica se mueve entre los grandes avances en el terreno de la investigación y los brindis al sol sobre cuándo y cómo vamos a poder experimentar en nuestras carnes las bondades de una ciencia que promete revolucionar las sociedades en ámbitos tan importantes como la sanidad.

Los más aventurados pueden llegar a vaticinar una vacuna contra el cáncer en unos pocos años. Otros, más precavidos, evitan dar pronósticos y afirman que, por el momento, esta carrera todavía no está cerca de redundar en la economía tangible.

Con gran tarea por hacer, sí que hay documentos oficiales que aportan datos. Como el prestigioso Informe Draghi, que en su última redacción animaba a Europa a avanzar de manera soberana para capturar un mercado que se estima en 850.000 millones de euros en las próximas dos décadas en el territorio. Si no se generan ahora los cimientos, viene a decir, el continente corre el riesgo de quedarse atrás respecto a Estados Unidos y China, que ya han dominado de manera muy aventajada otras tecnologías clave como la inteligencia artificial.

Bajo este contexto, esta semana se ha celebrado la segunda edición del Metafuturo Quantum en Vizcaya de la mano de Biqain, su marca cuántica, que congrega a toda la comunidad respecto a esta ciencia; desde jugadores privados a entidades gubernamentales, pasando por la comunidad científica, académica y emprendedora.

Y es que, el País Vasco se ha destacado como uno de los principales hubs nacionales más allá de Madrid y Barcelona. De hecho, en las próximas fechas IBM instalará su IBM Quantum System Two, el que ya está considerado como el ordenador cuántico más potente del Viejo Continente hasta la fecha.

Retos y oportunidades

Durante las dos jornadas del encuentro se ha subrayado la necesidad de hacer ecosistema y de invertir bajo el mantra de que el futuro de la tecnología no será posible sin lo cuántico, y de que estamos ante una adopción no lineal; el trabajo de los últimos años y el actual será imprescindible en el momento en el que estalle el boom del mercado. Los que no den pasos ahora se quedarán a la zaga.

Además, este ejercicio se celebra una declaración no baladí: la Unesco ha nombrado el 2025 como Año Internacional de la Ciencia y Tecnologías Cuánticas en conmemoración de que hace exactamente un siglo se puso la semilla de lo que hoy se conoce como mecánica cuántica.

El organismo de Naciones Unidas pretende, con la alusión, incentivar a la colaboración mundial en esta materia.

Y, precisamente, esta palabra, colaboración, ha sido de las más pronunciadas durante las ponencias y debates del evento. Sin ella, España y Europa no podrán aventajarse en la carrera ni ganar soberanía tecnológica ante los dos gigantes bloques geopolíticos rivales.

Para ello, hay que enfrentar distintos retos y ordenar el cuadro de mitos y realidades. Porque lo cierto, tal y como puso de relieve Juan José García Ripoll, investigador del Instituto de Física Fundamental del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), es que la capacidad de cómputo todavía no está apoyada por el hardware actual.

Otro frente es el de la inversión, que es necesaria diversificar entre las distintas comunidades para crear un sector potente, tal y como declararon varios de los analistas.

Cautela como doctrina

En el marco de la celebración, DISRUPTORES-EL ESPAÑOL ha conversado con Enrique Sánchez, director del Quantum Flagship, la oficina de la Unión Europea (UE) que desde 2017 trabaja en la investigación de cinco pilares cuánticos como computación, ciencia básica, sensórica, metrología y comunicaciones.

El experto es de los que se muestran prudentes a la hora de lanzar vaticinios. “Todavía estamos a unos cuantos años de poder conseguir que los ordenadores cuánticos resuelvan problemas útiles para la economía real”, expresa. Todo depende, prosigue, de la velocidad con la que se vaya corrigiendo errores y reduciendo el ruido de las máquinas. Entonces, esa potencia de cálculo se podrá explotar para la sociedad. No obstante, sí que cita algunas aplicaciones ya testadas de la sensórica cuántica en el sector militar y de defensa.

Enrique Sánchez, durante la conversación con DISRUPTORES-EL ESPAÑOL. Foto: Lantik.

Es más, asegura que parte del éxito del organismo que dirige pasa por ser conservadores “como doctrina” en las expectativas planteadas. “No hemos anunciado nada demasiado llamativo en estos años, pero sí que hemos ido demostrando un progreso sólido”.

Dentro de su cauto discurso, Sánchez entiende que todavía no se puede hablar de vencedores ni vencidos. Que todavía estamos en proceso de democratización y no de hype y que aún la tecnología no depende de ‘lo cuántico’ como sí lo hace de la inteligencia artificial. De este modo, Europa y España se encuentran bien posicionadas, con gran talento, y liderando en varios de estos segmentos.

Crear ecosistema

Otra de las grandes labores del Quantum Flagship es la de cerrar la brecha entre los científicos y la Administración. Esta última, dice, los ve como “gente muy útil que hace cosas muy interesantes” que no llega a entender del todo y que “cuestan mucho dinero. […] La alta tecnología es muy cara, pero si generas patentes, startups y comunidad obtendrás una industria de altísimo valor añadido con productos muy importantes”.

En este sentido, “Biqain es un ejemplo de cómo conectar universidades con centros de investigación con el movimiento emprendedor y la administración”. Y, un polo de atracción para crear productos ‘Made in Europa’, retener el talento, y mirar cara a cara a las máquinas estadounidenses.