Dublín (Irlanda)

Dos círculos que se sobreponen parcialmente uno sobre otro. El de la izquierda, rojo. El de la derecha, amarillo. Un logotipo que hace inconfundible a la marca que representa a una de las compañías de servicios financieros más extendida en todo el mundo con presencia en más de 200 países.

Sus orígenes se sitúan la década de los 40, cuando varios bancos de Estados Unidos dieron a sus clientes un documento especial que podían utilizar como dinero en efectivo en tiendas locales. Desde entonces el comercio y el modo en el que las personas manejamos nuestras finanzas y pagos ha evolucionado a la par que lo hacían la sociedad y los desarrollos tecnológicos.

Por eso, ahora desde Mastercard prefieren denominarse como “empresa tecnológica” y es probable que sea la razón por la que la ubicación de su European Tech Hub –el centro de innovación de la compañía en Europa–, en Dublín (Irlanda), linde con las sedes en este país de grandes compañías como Microsoft o Vodafone.



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Sus puertas se abrieron hace un año “para atraer a talento tecnológico de todo el mundo y que den forma al comercio digital del mañana”, explica Ken Moore, director de innovación de Mastercard, a D+I, en una entrevista que tiene lugar durante la visita a este hub.

Unas instalaciones que se construyeron para “contratar a los mejores y ayudarles a hacer mejor su trabajo, tanto en modo remoto, como híbrido o presencial, y desde el que trabajar con personas de nuestros centros tecnológicos repartidos por todo el mundo”, añade.



Espacio para innovar

El diseño es de líneas limpias, con espacios abiertos y en su cuarta planta tiene una gran terraza “para los empleados, no para los directivos” –aclara Moore– desde donde se atisba el logo, también muy reconocible, de la mencionada Microsoft en uno de los edificios cercanos.

Cuando Mastercard inauguró este centro en abril de 2022 rozaban los 1.000 trabajadores, ahora superan los 1.300 y su objetivo es acercarse a los 2.200 para 2025. Aquí trabajan en el desarrollo de soluciones con tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, en sistemas de seguridad de los pagos y APIs (acrónimo en inglés de “interfaz de programación de aplicaciones”).

Tech Hub de Mastercard en Dublín (Irlanda). Noelia Hernández

En este año, de sus laboratorios han salido innovaciones como Tap on Phone, una solución ya operativa que permite a las empresas aceptar pagos desde cualquier tarjeta sin contacto o wallet utilizando sólo su dispositivo móvil, activando la opción NFC y sin necesidad de ningún otro hardware.



Ya está disponible en Europa, incluido España, donde se han firmado varios acuerdos, entre ellos uno con Correos; mientras que en Estados Unidos, como confirmó durante la visita Mark Barnett, presidente de la compañía en Europa, de momento sólo tienen acceso los usuarios de iOS.



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También en esta sede se ha gestado una plataforma que utiliza la inteligencia artificial para conocer el comportamiento de las transacciones que se realizan con Mastercard en todo el mundo –si son aprobadas, denegadas, por qué…– y en función de los datos que sustraen mejorar los servicios o desarrollar nuevas propuestas para unos pagos más eficaces.

La casi una veintena de periodistas europeos que acudimos al encuentro internacional pudimos asistir una demostración de este proyecto, aunque todavía no está disponible.

Pagos más sostenibles y equilibrados

Tampoco lo está –aunque esperan poder implantarla pronto– una de las propuestas más interesantes desarrolladas en este hub de Dublín: una aplicación que genera un gemelo digital con el que los consumidores pueden “probarse” la ropa en tiendas online antes de realizar el pago, para asegurarse de que les va a sentar bien; y que, además, mide la huella de carbono de esa compra

Ken Moore, CIO de Mastercard, durante el encuentro celebrado en el Tech Hub de Dublín. Noelia Hernández

“El nuevo consumidor se preocupa por el efecto que producen sus acciones en el clima porque lo están viviendo. Ahora somos más conscientes, pero lo son todavía más los menores de 30, quienes tienen una creencia muy arraigada: tenemos que ser capaces de vivir nuestras vidas al mismo tiempo que respetamos el planeta”, apunta Moore.

“Estamos viendo que los consumidores están cambiando sus comportamientos de compra hacia marcas y empresas que coinciden con sus valores, y eso a pesar de la actual situación de incertidumbre económica”, asevera el directivo, quien también apunta a la necesidad de que los gobiernos busquen el equilibrio para facilitar la vida de los ciudadanos en todo lo referido a los sistemas de pago.

Tecnologías emergentes

Entre las paredes de este hub no pierden de vista esos comportamientos del consumidor final. Tampoco en qué están trabajando las fintechs u otras compañías para saber qué tecnologías están impulsando los cambios en el contexto de los servicios financieros. “No será una sola, sino un conjunto de ellas”, asegura Moore a D+I.

En su papel de visionario conocedor de las tendencias y movimientos en el sector de los medios de pago, habla de un “mundo tokenizado, de inteligencia artificial para “construir grandes conjuntos de datos y crear modelos para detectar anomalías en las transacciones” o de “biometría activa y pasiva” para garantizar la seguridad de los procesos en el futuro.



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En la lista también figura la computación cuántica: “en ocho o diez años un solo ordenador cuántico será más potente que todos los demás dispositivos informáticos del planeta juntos. Sólo pienso en la cantidad de potencia de cálculo que eso tiene y cómo nos permitirá añadir seguridad adicional”.

Moore y su equipo ya tienen la vista puesta en el futuro. Observan el mundo de hoy desde Dublín para anticiparse a lo que pueda ocurrir mañana.