Las claves
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La transferencia de conocimiento del ámbito académico al mercado alberga historias en España que merecen ser contadas por ilustrativas del talento que existe en nuestro país y por cómo, en ocasiones, los investigadores acaban descubriendo algo muy valioso que no esperaban en un principio.
Molecular Gate es la prueba fehaciente de ello. La spinoff del Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) se ha embarcado en una apasionante aventura que revolucionará la detección de las falsificaciones de productos, una amenaza de nuestro tiempo para la viabilidad económica de miles de empresas en múltiples sectores.
Las cifras no dejan lugar a dudas sobre este desafío. Las falsificaciones mueven más dinero que nunca en Europa y alcanzan un 5,8% del comercio en esta región. Con un valor estimado de 3.800 millones de euros, en 2024 se han incautado más de 112 millones de productos falsificados. España, con un valor estimado de 557 millones de euros en productos incautados, es el segundo mercado europeo por detrás de Alemania, según señala el último Informe de la Oficina de Propiedad Intelectual de la UE.
El problema radica en que las soluciones actuales de envase y embalaje tienen dificultades para mantenerse al día y brindar al sector industrial una efectividad acorde con la rápida evolución de la tecnología y los desafíos que plantea.
¿Cómo puede entonces una spinoff catalana marcar un antes y un después en este campo? La respuesta obliga a retrotraerse al inicio de esta historia de éxito, cuando el equipo de investigación liderado por Mariano Campoy se dedicaba a la investigación de aplicaciones de materiales para el sector energético, con células solares y termoeléctricas.
Mientras buscaban cómo dopar selectivamente unas capas de materiales semiconductores orgánicos, "descubrieron una manera con la que no solo podían doparlo, sino también controlar su cristalización", precisan fuentes del equipo.
Con esta técnica, el equipo fundador diseñó una metodología que permitía controlar las propiedades ópticas de unas impresiones hechas de manera específica, "de forma que, una vez hecha la cristalización, el material de base se evapora y desaparece".
Así descubrieron que lo podían utilizar para hacer unos patrones impresos en forma de etiquetas, con unos efectos ópticos muy particulares e imposibles de copiar. "Y con este primer brote, los investigadores vieron claramente que su descubrimiento podía tener una aplicación efectiva para combatir las falsificaciones de todo tipo de productos", añaden desde el equipo.
Desde su génesis, Molecular Gate ha dado en el clavo de una necesidad del mercado que atraviesa una etapa crítica con el aumento continuado de las falsificaciones. Y es que las soluciones actuales de embalaje afrontan serias dificultades para mantenerse al día y estar actualizadas para evitarlas. Sin embargo, la solución de seguridad de nivel 1 de la spinoff es única, "ya que cumple con el 100% de los requerimientos del mercado".
De izquierda a derecha: Mariano Campoy, cofundador: Alex Perevedentsev, cofundador y CTO; Michela Prete, investigadora científica; Paul Lacharmoise, CEO y Miquel Casademont, investigador científico.
Así lo explica a DISRUPTORES - EL ESPAÑOL Paul Lacharmoise, CEO de Molecular Gate. "Esta nueva manera de autentificar productos se basa en tres pilares; no sólo es imposible de copiar, sino que, además, es asumible económicamente para las empresas y ofrece una doble validación, física y digital".
Su apuesta por la sostenibilidad medioambiental también les diferencia de otras soluciones del mercado. "No sólo nuestras tintas son compatibles con los equipos de impresión que ya existen en la industria que imprime el packaging, sino que los materiales de nuestras tintas son muy fuertes, de forma que con una ínfima cantidad ya se logra el efecto óptico que perseguimos y eso redunda, en el coste y en la sostenibilidad".
Sin hardware específico para la validación
Molecular Gate aspira a convertirse en la solución definitiva de las falsificaciones industriales al aportar otras ventajas a las empresas.
Su propuesta no requiere de hardware específico para la validación y dispone de autenticación Phygital (mix de física y digital), es decir, "un único elemento impreso en los envases de los productos y como opción adicional, QR para fácil escaneado con el teléfono móvil".
Además, permite que cada producto pueda tener un código único y está centrada en la experiencia del usuario final al ser intuitiva e instantánea. Además, es imposible de replicar al disponer de nanoestructuras patentadas y tintas protegidas, es escalable y económica, al ser compatible con impresión a gran escala.
Etiqueta y visión con el escaneo en en el móvil.
En la práctica, su innovación se materializa en etiquetas con hologramas polarizados para garantizar la autenticidad de todo tipo de productos. Se trata de su tecnología Polargram™, polímeros retroiluminados imposibles de replicar para combatir las falsificaciones de cualquier producto.
En la actualidad, Molecular Gate se encuentra en un punto de inflexión del proyecto. Fundada en 2022 por el Instituto de Ciencia de Materiales de Barcelona (ICMAB-CSIC) y el fondo de referencia en science equity especializado en tecnologías del deep science BeAble Capital, la compañía ha abierto ronda de inversión con este fondo para escalar industrialmente su tecnología.
A ello contribuirá enormemente la reciente alianza con el gigante estadounidense del packaging Avery Dennison, presente en más de 50 países y una facturación de 7.595 millones de euros en 2024. La colaboración es determinante para validar su tecnología única en el sector con marcas internacionales y dar respuesta a este reto de la industria.
"Tener a Avery Dennison confiando en nosotros, nos abre las puertas a su ecosistema de empresas, valida nuestra tesis y, por supuesto, acelera muchísimo la llegada al mercado"
"Tener una empresa como Avery Dennison confiando en nosotros y abriéndonos las puertas a todo su ecosistema de empresas es un espaldarazo y una validación de nuestra tesis y, por supuesto, acelera muchísimo nuestra llegada al mercado", añade en conversación con esta redacción el CEO de Molecular Gate.
La previsión de la compañía pasa por contar durante 2026 con una planta piloto que les permita poner en mercado series cortas de su producto, validar su tecnología y recoger el feedback del mercado. "De cara a mediados 2027 y 2028 el objetivo es ya poner en marcha una fabricación industrial con mucha mayor cantidad".
Más adelante, Lacharmoise anuncia que a posteriori estarían ya en disposición de "no ser nosotros mismos los que vendiéramos las etiquetas, sino también vender la tinta a otros fabricantes para que puedan vender nuestra tecnología".
El potencial de Molecular Gate emerge justo en un momento de crecimiento sostenido en la industria del envase y embalaje en España, alcanzando niveles récord en su volumen de negocio.
Según el último estudio de Hispack, la facturación del sector superó los 40.400 millones de euros, lo que supone un incremento del 22% en el último año, y un aumento del 8,3% en el número de empresas. Sin duda, el recorrido de Molecular Gate no ha hecho más que empezar.
