Ya hace muchos años que la tecnología llegó para quedarse al mundo de la atención a las personas mayores. El primer gran avance, toda una revolución en aquel momento y que todavía perdura por su efectividad, fueron esos collares con un botón de emergencia con el que, de manera automática, el usuario comunicaba una incidencia que los servicios de atención tramitaban de forma ágil.
Lo dicho, estos sistemas de comunicación se siguen utilizando con éxito, pero la evolución tecnológica ya permite otras soluciones más disruptivas y, lo que quizá es más importante, que libran a los usuarios de cualquier responsabilidad. Ya no es necesario ni que pulsen un botón.
Asturias es, tal vez, la región más puntera en este sentido gracias al acuerdo de colaboración entre la empresa pública Vipasa y Cruz Roja.
La compañía de titularidad pública ha promovido el desarrollo de viviendas inteligentes que gracias a la sensórica, al big data y al internet de las cosas, permite monitorizar cada estancia del domicilio del usuario para actuar ante cualquier problema e incluso para prevenirlos.
Vipasa prevé cuadruplicar este año el número de viviendas públicas con teleasistencia domiciliaria inteligente. Actualmente, disfrutan de este servicio 21 inquilinos repartidos por los concejos de Gijón, Oviedo, Mieres, Llanes, Avilés y Langreo, que afirman sentirse más seguros y acompañados.
La previsión de la compañía pública es finalizar el año con 80 hogares atendidos y alcanzar los 150 en un bienio.
Este mes, Vipasa y Cruz Roja han llevado la teleasistencia domiciliaria al concejo de Langreo. Una docena de inquilinos de las viviendas públicas del barrio de San Jose de Lada, en su mayoría mujeres mayores de 70 años, han participado en el taller impartido para presentar el funcionamiento y las ventajas de este servicio, que la compañía pública ofrece de forma gratuita.
Prever accidentes
Gracias a una serie de sensores que se colocan en distintas estancias de los hogares es posible detectar situaciones anómalas o prever accidentes.
Si el sistema percibe algo irregular, sin necesidad de pulsar ningún botón, lanza un aviso automático al centro de atención de Cruz Roja para verificar qué ocurre y movilizar, en caso necesario, a los servicios de emergencia y familiares o personas de contacto.
Además, se incluye un pulsador para que la persona pueda charlar, sentirse acompañada o avisar si necesita cualquier cosa.
El sistema evalúa las actividades básicas de la vida diaria. Así, de alguna manera, controla características del usuario como la movilidad, la ocupación de zonas, el tiempo que pasa en el baño, el tiempo que pasa fuera de casa…
El sistema realiza un estudio de comportamiento según los patrones habituales y recoge la información que captan los diferentes sensores.
La unidad central de cuidado, instalada en el domicilio, recibe, almacena y procesa la información que permite definir las alertas y poder identificar las diferentes situaciones de riesgo.
Vipasa y Cruz Roja han probado en los últimos años este servicio de forma experimental y, una vez comprobada su eficacia, se ha decidido implantarlo de forma generalizada para asistir a 150 inquilinos del parque público.
El período de prueba ha ofrecido resultados concluyentes, dado que el 93% de las personas que se han beneficiado de esta herramienta aseguran sentirse más seguras, tranquilas y menos solas, y el 100% considera "muy positiva" esta iniciativa.
Calidad de vida para los mayores
Este programa tiene por objeto mejorar la calidad de vida de las personas mayores que viven solas para proporcionarles tranquilidad, fomentar el autocuidado, detectar situaciones de riesgo y actuar ante casos de emergencia sanitaria o social
Cabe destacar que la mitad de las personas inquilinas del parque público de vivienda tienen un contrato de más de 15 años, un dato que refleja la estabilidad de los arrendamientos y, al mismo tiempo, el progresivo envejecimiento de sus titulares.
Las respuestas que ofrece Vipasa ante este hecho abarcan desde pequeñas obras de accesibilidad en el interior de las viviendas -como las sustituciones de bañeras por platos de ducha, en las que se invirtieron 72.250 euros el año pasado- hasta los cambios de vivienda por barreras en el exterior del edificio o en zonas comunes y la puesta en marcha de servicios de atención a mayores como la teleasistencia domiciliaria.
Esta iniciativa abre un universo con mucho potencial en materia asistencial. Precisamente Asturias, cuyo gobierno regional ha dado muestras en los últimos tiempos de estar implicado de forma notable en el desarrollo de políticas en favor de las zonas más despobladas- que son también las más envejecidas-, es un territorio perfecto para un banco de pruebas para este sistema de teleasistencia, no sólo en grandes núcleos de población sino en zonas más aisladas.
Para ello, no obstante, es necesario seguir implementando medidas de conectividad que permitan el flujo eficiente de datos en estas zonas más envejecidas.