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El tiempo puede que sea el hecho más subjetivo de todos los hechos objetivos. ¿Por qué, si ambos tienen 24 horas, un día se nos pasa lento como el goteo de un grifo recién apagado y el siguiente se nos escapa a la velocidad de la luz?

Esta pregunta sin respuesta científica aplica también a los años. Años que no acaban nunca, frente a años que se escabullen demasiado rápido. Y la sensación es la de que estos últimos cinco, los que cumple DISRUPTORES y los que cumple su Foro Autonómico, han pasado en un suspiro. Una velocidad comparable a la que ha experimentado la voluntad de cambio de todos y cada uno de los gobiernos regionales.

Esta quinta edición del evento, que este año ha vuelto a celebrarse en el madrileño Palacio de Neptuno, ha servido para reflexionar sobre eso. No tanto durante las diferentes mesas redondas, sino más bien en las conversaciones informales, que son las que añaden la sal y la pimienta a lo que sucede sobre el escenario y frente a las cámaras.

El cambio se podría resumir en estos tres ejemplos. Regiones cuyos representantes vinieron a regañadientes a la primera edición del foro -allá por el año 2021- bajo el argumento de que "para qué" debían promocionar sus políticas de innovación a nivel nacional cuando sus votantes estaban en su territorio, saben ahora, ya en 2025 que ese posicionamiento a una escala nacional es clave.

Regiones que consideraban por aquel entonces que la innovación y la transformación digital eran un mero atrezzo de la época postpandémica, son hoy firmes defensoras de que la tecnología debe estar presente en los procesos administrativos para ganar en eficiencia y no dudan en animar y en impulsar a las empresas -a través de cuantiosas ayudas públicas- para que opten por elegir el por otra parte irrenunciable camino de la digitalización.

Regiones que no tenían ni una mísera dirección general dedicada a lo digital en sus organigramas, hoy presumen de tener una consejería exclusiva para ello e incluso recomiendan, vaticinan más bien, que en 2027, cuando vuelva a haber elecciones, los gobiernos autonómicos resultantes -todos- apostarán por ese modelo.

Y ese cambio, insistimos, se ha producido a la velocidad de la luz, en un suspiro de cinco años en los que todo ha cambiado.

Pero vayamos a la jornada. Como cada año, allí han estado altos cargos de hasta once regiones. Ha quedado claro en esta edición del foro que, si bien hay territorios que destacan en cuántica o supercomputación (ahí están Galicia, Castilla y León y la Diputación de Vizcaya), o en economía azul (Baleares), o tienen un interés especial en convertirse en un imán para los centros de datos (Extremadura, Cantabria o Aragón), o quieren generar oportunidades de emprendimiento (La Rioja) o tienen una especial sensibilidad ejecutiva con la ciberseguridad y el sector de la defensa (Comunidad Valenciana, Murcia o la Comunidad de Madrid), es decir, a pesar de que ese posicionamiento existe, no es menos cierto que hay espacios comunes, entre ellos, la necesidad de diversificar.

La preocupación por el talento es otro de los lugares comunes. Es otro de los asistentes fijos al evento. Y, sinceramente, los políticos presentes en la jornada no esconden el miedo de que, como se comentó fuera de micro, en la vigésima edición del foro, allá por el año 2041, este problema no se haya resuelto todavía.

Ciertamente, todas las regiones exponen sus programas de atracción de talento tecnológico e innovador, pero todas reconocen que esto es algo que va más allá de los datos, es algo estructural; una situación cuya posible mejoría es muy difícil de medir.

Un corrillo formado por Juan Carlos Preciado (secretario general de Transformación Digital y Ciberseguridad de la Junta de Extremadura), Luis Enrique Ortega (viceconsejero de Movilidad y Transformación Digital de la Junta de Castilla y León), Javier Puente (director general de Innovación del Gobierno de Cantabria) y Juan José Cortés (director general de Innovación de la Generalitat Valenciana), revela que este, el del talento, es uno de los temas que siempre emerge en los debates interterritoriales oficiales... y extraoficiales.

Representantes de Baleares, Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Salamanca, durante el foro. Sara Fernández

Porque sí. Hay debates extraoficiales en un grupo de WhatsApp del que forman parte los altos cargos con rango de directores generales. Otro cambio importante con respecto a hace cinco años. Hace un lustro todo el mundo hacía la guerra por su cuenta; hoy, es tal el colegueo que existe entre ellos que incluso comparten chat. Y ese colegueo, traducido al lenguaje formal, significa que la colaboración es total en estos tiempos.

Los proyectos Retech del Gobierno central pusieron la primera piedra para reforzar una colaboración que se ha extendido más allá de esos programas. Y al final, el principal beneficiado de esa construcción de puentes es el tejido empresarial y el ciudadano.

Y es que la colaboración "público-privada" ha sido otro de los invitados al foro durante cinco años, pero la evolución de la que hablamos en la mentalidad de las administraciones autonómicas ha hecho que haya ganado peso -y así ha quedado demostrado este año- el concepto de colaboración "público-pública".

Mientras intentamos convencer al administrador del grupo de WhatsApp de que incluya disimuladamente a DISRUPTORES en el chat -sin éxito, por supuesto- charlan Valentín García (director de Innovación de Lantik, la empresa pública de la Diputación de Vizcaya) y Carmen Cotelo (directora de la Agencia Gallega de Innovación) sobre cuántica, sobre la importancia de explicar bien de qué estamos hablando para que a nadie le suene a chino -o a marketing, que sería muchísimo peor-.

El 'colegueo' entre altos cargos autonómicos de innovación se ha traducido en una colaboración 'público-pública' entre territorios que ya no es algo extraño.

Ambos han acudido por primera vez al Foro Autonómico, como también ha hecho el gerente de la Agencia de Desarrollo Económico de La Rioja (ADER), Luis Pérez, que valora la idea de dar voz en asuntos digitales a todos los territorios por pequeños que sean -por cierto, algo que nadie hacía hace cinco años y que nadie, salvo DISRUPTORES, hace ahora-.

O como Francisco Las Heras, consejero delegado de la Agencia de Ciberseguridad de la Comunidad de Madrid, que incide en la peligrosidad de que las garantías necesarias en un mundo de tecnificación tan veloz, son bastante más lentas que lo que tardan los malos en buscar grietas.

El tono político de estos debates, hace cinco años y ahora, es lo más alejado de la política que uno puede encontrar. Porque una frase que también se ha pasado siempre por este evento ha sido la siguiente: "La innovación no entiende de colores ni de partidos". Ahí estado siempre esa idea, fiel a su cita, sentada en la primera fila.

Por otra parte, Javier Martínez y Sebastián González, representando a Murcia y a Baleares, respectivamente, ponen sobre la mesa el tema geopolítico. El murciano al hablar de tecnología militar y el balear al hablar de la particularidad insular, de cómo estar rodeado de agua obliga a pensar de otra manera.

El concejal de Innovación de Madrid, Ángel Niño, departe con el editor de DISRUPTORES, Rafa Navarro, y el subdirector del medio, Alberto Iglesias Fraga.

No tiene necesidad de pensar de otra manera Aragón. Su directora general Mar Paños viene con sus 58.000 millones de euros en inversión atraída a esta comunidad autónoma. Lleva esa cifra a todas sus comparecencias. Y no es para menos. Lo dicho, para qué cambiar nada si funciona tan bien la hoja de ruta diseñada.

Y, como sucedió el pasado año, este foro no olvida a los ayuntamientos, a las administraciones más cercanas al ciudadano. Interesante diálogo entre concejales, entre un debutante, Pedro Martínez (Salamanca) -tan discreto que insiste que a él lo que le gusta mucho es trabajar y no demasiado salir en las fotos-, y alguien que no ha faltado nunca, Ángel Niño (Madrid).

Y se siente tan como en casa Niño que este año se atreve incluso a llevarnos al Everest, un lugar al que volverá Francisco Hortigüela (presidente de la patronal Ametic) en el discurso de clausura. Sí, han leído bien. ¿Qué posibilidades había de que en una jornada dedicada a la digitalización autonómica se citara dos veces el techo del planeta? Lo explicamos.

El concejal de Innovación madrileño presenta un proyecto tecnológico encaminado a reducir la carga administrativa en el urbanismo de la ciudad. "Aquí se van a construir 80.000 viviendas en los próximos años, y eso supone tanto papel como lo que mide el Everest".

El presidente de la patronal se centra más en lo que cuesta subirlo, metáfora de lo complicado que es para una pyme regional subirse al tren de la digitalización.

Y este tren no para. Bueno, sí que para. Lo hace todos los años en Madrid, en el Foro Autonómico de DISRUPTORES. Una parada en la que se reflexiona sobre problemas que, seamos sinceros, no mejoran en exceso y, por suerte, se estrechan lazos para seguir creciendo, más allá de la superficie de cada territorio, de su PIB o de su color político.