La rápida expansión de los centros de datos impulsada por el crecimiento exponencial de la inteligencia artificial está generando un aumento en el consumo energético y planteando desafíos estructurales a largo plazo para las redes eléctricas.
Este fenómeno no solo presiona a los proveedores de energía, sino que también obliga a los gigantes tecnológicos a replantear de manera urgente cómo garantizar el suministro necesario para sostener sus servicios, plataformas y modelos de IA en constante evolución.
Las grandes tecnológicas, conscientes de la magnitud del problema, han comenzado a diversificar sus fuentes de energía.
Compañías como Amazon, Google y Microsoft han firmado acuerdos estratégicos con operadores nucleares, empresas de energías renovables y desarrolladores de infraestructura energética para asegurar la electricidad requerida por sus centros de datos.
Uno de los movimientos más controvertidos de este nuevo panorama energético ha sido el anuncio de la reactivación de la central nuclear de Three Mile Island, en el estado de Pensilvania, escenario del mayor accidente nuclear de la historia de Estados Unidos en 1979.
La iniciativa, respaldada por la administración de Donald Trump y con una inversión de Microsoft, ha reabierto el debate público sobre el papel de la energía nuclear como fuente estable.
En este escenario, Google cierra el año con una de sus operaciones más relevantes en materia energética. La compañía ha formalizado la adquisición de la startup Intersect, con la que ya había establecido una alianza estratégica en diciembre de 2024 para desarrollar centros de datos alimentados por energía limpia.
En esta ocasión, el gigante tecnológico ha decidido profundizar esa relación mediante la compra de la empresa con sede en Oregón por una suma que supera los 4,7 mil millones de dólares.
Intersect se especializa en el desarrollo de infraestructura energética de nueva generación para centros de datos. Su modelo consiste en la generación de energía que combina el gas natural junto con fuentes renovables.
En la actualidad, la startup gestiona más de 15 mil millones de dólares en activos energéticos que ya se encuentran en operación o están bajo construcción en varias regiones de EE.UU.
“Intersect nos ayudará a ampliar nuestra capacidad, operar con mayor agilidad en la construcción de nueva generación eléctrica en paralelo con el crecimiento de la carga de nuevos centros de datos y a crear soluciones energéticas para impulsar la innovación y el liderazgo de Estados Unidos”, confirmó Sundar Pichai, CEO de Google y Alphabet, en un comunicado, subrayando la relevancia estratégica de la adquisición.
La compra permitirá a Google acelerar de forma sustancial la expansión de sus centros de datos gracias al acceso directo al modelo energético desarrollado por Intersect. De esta manera, Google reduce su dependencia de terceros.
Como parte del acuerdo alcanzado, el equipo de Intersect se integrará estrechamente con las operaciones de Google, mientras que la infraestructura digital y energética que la startup ya tiene en desarrollo o en fase de construcción pasará a formar parte del ecosistema del gigante tecnológico.
Al mismo tiempo, Intersect continuará investigando y desarrollando nuevas tecnologías con el objetivo de reforzar y diversificar la oferta energética disponible.
Aunque sus operaciones se mantendrán formalmente separadas de Google y Alphabet bajo la marca Intersect, ambas compañías han confirmado que trabajarán en estrecha colaboración con el equipo de infraestructura técnica de Google, garantizando la continuidad de los proyectos en curso y la puesta en marcha de nuevas iniciativas conjuntas.
“Intersect siempre se ha enfocado en aportar innovación al sector y esperamos acelerar a gran escala como parte de Google”, afirmó Sheldon Kimber, fundador y CEO de Intersect. “La infraestructura moderna es el eje central de la competitividad de Estados Unidos en inteligencia artificial. Compartimos la convicción de Google de que la innovación energética y la inversión en las comunidades son los pilares de lo que debe venir a continuación”.
De este modo, y al igual que sus principales competidores inmersos de lleno en la carrera por la supremacía en inteligencia artificial, Google continúa acelerando alianzas estratégicas con proveedores energéticos mientras intenta equilibrar uno de los efectos colaterales más sensibles de esta transformación: el impacto económico que la expansión de la infraestructura digital puede tener sobre los consumidores, especialmente en las comunidades que se encuentran cercanas a los grandes centros de datos.
