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Aunque son muchos los estudios e iniciativas que reflejan cómo América Latina avanza con paso firme hacia la transformación digital, lo cierto es que no todos los países lo hacen al mismo ritmo ni con la misma actitud.

Y así, según el Termómetro Digital de América Latina 2025, elaborado por Mobile Time Latinoamérica y Blend New Research, del grupo HSR, revela cómo si hablamos de innovación tecnológica en la región se mezclan dos sentimientos: el interés por las nuevas soluciones y herramientas tecnológicas es evidente pero se mueve entre la curiosidad y la prudencia.

Si tuviéramos que hablar de early adopters, sin duda estos serían los brasileños y es que el país sobresale en casi todos los indicadores de apertura tecnológica.

Mientras que el promedio regional de consumidores que “adoran probar todo lo nuevo” se sitúa en el 24%, esta cifra asciende en Brasil al 31%, consolidando al país como el más proclive a experimentar con tecnologías emergentes.

En contraste, Chile aparece como el mercado más conservador, con solo un 20% de ciudadanos dispuestos a probar una tecnología según aparece en el mercado y un 9% que admite utilizar nuevas herramientas solo cuando ya se han convertido en estándar. México y Argentina se ubican en posiciones intermedias, con un 23% de consumidores dispuestos a probar novedades sin demora.

Brasil lidera la adopción de nuevas tecnologías en América Latina. Mobile Time Latinoamérica.

“Brasil muestra una relación más entusiasta con la tecnología, impulsada por un ecosistema digital dinámico, una fuerte cultura de innovación y un mercado que abraza la disrupción”, afirman Fernando Paiva, director de Mobile Time, y Lucas Pestalozzi, socio-director de Blend New Research.

Llama además la atención que en Brasil, la clase de mayores ingresos es la más dispuesta a probar novedades: 45%. En los demás países, en promedio, el 20% de la clase alta dice lo mismo, mientras que el 60% declara que “tiene cuidado, pero está abierta” a experimentar.

El equilibrio regional: curiosidad con cautela

Más allá del entusiasmo brasileño, el rasgo dominante en la región es la cautela optimista. Entre el 50% y el 60% de los encuestados afirma que “tiene cuidado, pero está abierto a las novedades”. Colombia lidera este perfil (59%), mientras México se sitúa en el extremo más prudente (52%).

En términos de comportamiento, el consumidor latinoamericano prefiere informarse antes de adoptar una nueva tecnología. En promedio, el 48% consulta noticias y reportajes antes de decidir, con picos en Colombia (57%) y mínimos en Brasil (43%), donde la proporción de quienes prueban lanzamientos inmediatamente es la más alta de la región (37%). Argentina, por su parte, se muestra más reflexiva: solo 23% afirma probar una innovación de inmediato. En el otro extremo, un 10% de los chilenos declara que solo adopta tecnologías “cuando no hay otra alternativa”, reflejando un patrón de adopción tardía.

La información digital

El informe también explora dónde y cómo los latinoamericanos se informan sobre nuevas tecnologías. Las redes sociales dominan el panorama regional como principal fuente de información en Argentina, Chile, Colombia y México, con este último destacando con un 47% de usuarios que recurren a plataformas sociales para enterarse de las novedades.

Brasil rompe la tendencia: allí, las noticias en Internet superan a las redes sociales (42% frente a 40%), lo que sugiere una preferencia por fuentes más estructuradas y especializadas. Este patrón refuerza la idea de un público digitalmente maduro, acostumbrado a informarse a través de medios tecnológicos o económicos.

Otros hallazgos llaman la atención. En Argentina, la publicidad y las promociones tienen una relevancia superior (15%) como vía de descubrimiento. En Chile, amigos y familiares son una fuente importante (13%), mientras que en Colombia predomina la búsqueda individual y proactiva (12%).

Las diferencias por género y nivel socioeconómico también marcan la pauta de la comunicación tecnológica. Los hombres tienden a informarse más por medios digitales y las mujeres por redes sociales, mientras que las clases más bajas dependen con mayor frecuencia de la recomendación interpersonal, lo que refuerza el valor de la confianza en la adopción digital.