La inversión en Investigación y Desarrollo (I+D) entre los países miembros de la Organización para la Cooperación y del Desarrollo (OCDE) continuó creciendo en 2020, un año marcado por la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19. Sin embargo, lo hizo a un ritmo "significativamente menor" al de 2019 y con "diferencias notables" entre industrias, según las estimaciones iniciales de la institución. 

En concreto, la mayoría de los grandes inversores en I+D en los sectores de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y ciencias de la vida mostraron un "robusto crecimiento", mientras que otras industrias, especialmente la relacionada con el equipamiento de transportes, vieron caer el gasto en inversión y desarrollo. 

La organización subraya que, si los datos oficiales de 2020 que se conocerán este próximo verano confirman estas primeras estimaciones elaboradas a partir de los datos publicados por los grandes inversores, estaríamos ante la primera crisis económica en la historia de la OCDE "en la que el gasto de las empresas en I+D no desciende en términos agregados"

En comparación con sus ingresos, el gasto en I+D de los grandes inversores empresariales creció más rápido (o cayo menos) en 2020. "Incluso entre las empresas de sectores que vieron un descenso en su I+D, la bajada de la inversión en la misma fue menor de la que hubiera implicado la evolución registrada por sus ingresos", incide. 

Por otro, la OCDE señala que los presupuestos publicados por los distintos gobiernos reflejan que la inversión en I+D creció un 6,2% en 2020, lo que representa un "marcado incremento" respecto a la subida del 3,2% registrada en 2019. Sin embargo, la organización advierte de que esta estimación está "muy incompleta", ya que el importe presupuestado no siempre se corresponde finalmente con el ejecutado. 

En este sentido, considera que esta aceleración del gasto podría reflejar una combinación de una financiación en I+D mejorada antes de la pandemia y del apoyo adicional prestado con carácter de urgencia a lo largo del resto del año, especialmente en la I+D en el sector sanitario para desarrollar vacunas y tratamientos para hacer frente a la covid-19.  

"Desafortunadamente, demasiados países todavía carecen de información detallada sobre el apoyo presupuestario de sus gobiernos a la I+D y, en consecuencia, carecen de los medios para informar los procesos presupuestarios y de priorización de recursos para 2021 en una encrucijada tan crítica", advierte. 

Más inversión antes de la pandemia

El informe de la OCDE sí ofrece datos más completos sobre la inversión en I+D durante el año 2019, en el que aumentó un 4% entre los países miembros de la organización. Esto hizo que el porcentaje del Producto Interior Bruto (PIB) destinado a inversión en I+D se elevara desde el 2,4% registrado en 2018 a casi el 2,5% en 2019.

Este incremento confirma que, tras el estancamiento registrado entre 2013-2016, el porcentaje de gasto en I+D respecto al PIB ha aumentado de forma constante, ya que, al igual que ocurrió en 2017 y 2018, el aumento del gasto real de I+D (+4%) superó al incremento registrado por el Producto Interior Bruto.

De hecho, los últimos datos estadísticos publicados por la organización reflejan que en el conjunto de los países miembros de la OCDE no se ha registrado para un periodo de tres años un crecimiento comparable al obtenido entre 2017 y 2019 desde mediados de los años 80

Por países, Estados Unidos, Alemania y Corea del Sur fueron los países que más contribuyeron a este aumento del gasto en I+D respecto al PIB, aunque Israel y Corea siguieron registrando los niveles más elevados de todos los países de la OCDE, con un 4,9% y un 4,6%, respectivamente.  

En concreto, los datos reflejan que la inversión en I+D en Estados Unidos superó en 2019 por primera vez la barrera del 3% del PIB, tras aumentar del 2,9% al 3,1%, mientras que en el caso de China se elevó del 2,1% al 2,2%. Por su parte, en la Unión Europea la media se mantuvo en el 2,1% tras registrar un "modesto incremento". 

En el caso de España, la OCDE confirma que el país sigue lejos de la media europea tras destinar al gasto en I+D el equivalente al 1,25% del PIB, frente al 1,24% de 2018. Esta ligera subida se produce después de que el gasto real en I+D se incrementara un 2,76%, dejando atrás la fuerte subida del 5,03% registrada en 2018.

Por otro lado, el informe publicado por la OCDE remarca que el crecimiento de gasto real en I+D se ha visto impulsado por el incremento registrado en el sector empresarial, que representa ya el 71% de la inversión total tras elevarse un 4,6% en 2019. 

Por su parte, el gasto en I+D aumentó un 2,4% en el ámbito de la educación superior, mientras que la inversión realizada desde los gobiernos se incrementó un 3,4%, lo que está ayudando a revertir la tendencia registrada en años anteriores, que apuntaba a una menor importancia de las instituciones gubernamentales en el campo del I+D.

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