El jueves, el Parlamento alemán -Bundestag- aprobó la reforma de su normativa de Competencia, de modo que el regulador -Bundeskartellamt- pueda empezar a actuar ‘de oficio’, sin requerir una denuncia previa. Con este movimiento, según informó Politico, el Gobierno alemán espera prevenir o frenar a tiempo situaciones de abuso de posición de dominio por parte de las plataformas digitales.

El Gobierno alemán cree que esto le permitirá actuar sobre mercados donde una empresa no sea todavía dominante, y no solo ‘ex post’ cuando el daño a la competencia ya se ha hecho. Su objetivo es acelerar los procedimientos antimonopolio para que los procesos no se prolonguen durante años.

Asimismo, según Politico, el Bundeskartellamt tiene previsto elaborar para marzo una lista de compañías con “impacto significativo” sobre la libre competencia. El regulador deberá concretar, asimismo, bajo qué criterios determinará si se produce ese “impacto significativo”. 

Previsiblemente, estas empresas dominantes tendrán prohibido rechazar la interoperabilidad de sus productos o dificultar artificialmente a los usuarios la transferencia de sus datos de un servicio a otro. Según Euractiv, también se podría prohibir la comercialización prioritaria de productos propios -en el caso de un marketplace- o la preinstalación exclusiva de sus propias aplicaciones en los dispositivos finales de una big tech

Esta enmienda a la "Ley contra las restricciones a la Competencia" (GWB, por sus siglas en alemán) salió adelante con el apoyo de los tres partidos de la gran coalición de Gobierno. Aún debe ser aprobada por la cámara alta -Bundesrat- antes de entrar en vigor.

Dos años para la regulación europea

Alemania se adelanta así a la Comisión Europea, que el pasado diciembre publicó los borradores de las futuras Directivas sobre los servicios digitales y sobre la libre competencia en estos mercados. Sendas directivas tardarán alrededor de dos años en entrar en vigor.

La norma europea no identifica por su nombre de qué empresas se trata, sino que señala tres criterios acumulativos. El primero es tener un volumen de negocios anual en Europa de más de 6.500 millones de euros o un valor de mercado de al menos 65.000 millones y prestar un servicio básico de plataforma en al menos 3 estados miembros. El segundo es tener más de 45 millones de usuarios activos en la UE y más de 10.000 usuarios empresariales. Finalmente, los dos primeros criterios deben haberse registrado en los tres últimos años. 

Quedan todavía muchas incógnitas por esclarecer sobre cómo convivirán la nueva normativa alemana de Competencia y la futura regulación europea de las plataformas digitales.

 

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