Justo Hidalgo, director de Inteligencia Artificial en Adigital.

Justo Hidalgo, director de Inteligencia Artificial en Adigital.

España

La "ambigua" implementación de la AI Act: el sector pide voz para evitar impactos negativos en las empresas

Tras conocerse el texto final de la AI Act, la asociación Adigital manifiesta algunos recelos respecto a cómo se implementará la norma en los próximos dos años que la Unión Europea ha dado para su adopción completa.

24 enero, 2024 02:50
Madrid

Esta semana, en la que se ha conocido el detalle del borrador de ley europea de la inteligencia artificial, esta tecnología vuelve a situarse en primera línea de actualidad global. Y es que, aunque se trate de una tecnología que data de muchos décadas atrás, la irrupción de la capa generativa obligó en 2023 a acelerar muchos de los planes y estrategias en torno a su adopción responsable y en búsqueda de un impacto positivo.

"2023 ha sido el año de la elucubración de lo que podría ser la IA. A pesar de todos los avances, la mayor parte del tiempo hemos estado pensando en lo que se podría hacer con esta tecnología. Hay mucho trabajo en proyectos de las empresas, pero queda mucho por hacer. También desde el ámbito de la regulación, se ha hecho mucho, pero por ahora sólo tenemos un papel. Y desde el punto de vista ético queda por saber cómo implementar los principios de transparencia, sostenibilidad o de respetar los derechos humanos", explica Justo Hidalgo, director de Inteligencia Artificial de Adigital.

De ese papel, la famosa AI Act, Hidalgo se muestra satisfecho con las prioridades establecidas por la Unión Europea, aunque alerta del principal talón de Aquiles de la norma: cómo pasarla de las musas al teatro.

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"No queremos cometer los errores de GDPR, de dejarlo todo para el último momento. Una vez que la regulación exista, la implementación va a ser crucial y esa ejecución debe tener en cuenta lo que tenemos ahora pero, también, lo que va a pasar en el futuro. No sabemos lo que podremos estar haciendo en 2026, cuando se acabe el período de adaptación", indica en rueda de prensa.

Las novedades de la AI Act

Tal y como ya adelantó D+I - EL ESPAÑOL en julio, el punto más crítico de las negociaciones de la AI Act estaba relacionado con el tratamiento del reconocimiento facial y biométrico en tiempo real por parte de los gobiernos en los espacios públicos, algo que el Parlamento quería desestimar por completo, introduciendo una prohibición absoluta, mientras que el Consejo quería definir algunos casos de excepcionalidad vinculados con la seguridad nacional. Fue esta última aproximación la que salió vencedora.

"La rebaja de prohibiciones puede tener sentido, dentro del esquema de categorización de riesgos que es muy bueno de esta norma", afirma al respecto Justo Hidalgo.

Como ejemplo de estas definiciones limitadas al presente, Justo Hidalgo admite su preocupación por aspectos como la definición de la IA de propósito general o de riesgo sistémico. "Se medía por el número de operaciones flotantes, pero conforme los sistemas vayan evolucionando, las cifras que se manejaban pueden quedarse cortas. O a la inversa, si triunfa la IA frugal, un sistema puede causar el mismo impacto con mucha menos capacidad de cómputo, con lo que también se saldría de la norma". Detalla el experto que este planteamiento limitado ("que se tomó por la necesidad de cerrar el acuerdo antes de final de año") puede provocar que tengamos que "actualizar el texto cada poco tiempo".

Además, el directivo de la asociación española encuentra lagunas en la definición de la cadena de valor: "Debe tenerse en cuenta cada caso de uso de forma individual, porque no es lo mismo aquellas empresas que usan directamente la API de un gran modelo fundacional que aquellas que entrenan o integran esos modelos con otros sistemas de la propia empresa. La degradación de la responsabilidad es diferente y, por ende, nos podemos quedar cortos si no tenemos en cuenta todas las opciones disponibles".

Justo Hidalgo también plantea recelos respecto al posible impacto de esta nueva norma en la competitividad y la capacidad de innovación en Europa. "Un informe de la propia Comisión Europea cifró en 2021 en 300.000 euros el coste anual de esta ley en una pyme de 50 personas. Para una startup, este coste puede ser contraproducente", explica el experto. "Aunque hay algunas buenas iniciativas que estamos conociendo, como el empuje de la UE para que estas empresas puedan usar los supercomputadores europeos para entrenar sus modelos".

Una implementación en torno a la que hay "mucha ambigüedad" y que requiere, en opinión de Adigital, un enfoque basado en la colaboración público-privada. Hidalgo destaca la "innovación regulatoria" de algunas de las medidas que vienen a facilitar esta implementación, como el 'sandbox' de IA anunciado por el Ejecutivo español. Aunque, mientras llega este espacio, el papel privado resultará esencial. En ese sentido, la asociación acaba de lanzar un certificado de transparencia sustentado en esta norma, para que facilitar a las empresas la adopción de sus principios y partir de la "responsabilidad por diseño" al utilizar la inteligencia artificial.

El momento de la inteligencia artificial

La AI Act llega en un momento trascendental para la consolidación de la inteligencia artificial en el mercado y la sociedad. "Hace unos años, eran unos frikis los que hablaban de la inteligencia artificial. Ahora se habla de la IA en el Congreso. Según la OCDE, se está invirtiendo alrededor de 120.000 millones de dólares en esta tecnología, una cifra muy similar a la de 2022, cuando el resto de industrias han caído a casi la mitad", destaca Hidalgo.

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De esa inversión, 70.000 millones siguen procediendo de Estados Unidos, por los 10.000 que tienen origen en Europa. "Estamos en clara desventaja respecto a nuestros colegas estadounidenses", reconoce el directivo de Adigital. Pone más cifras para ejemplificar la necesidad de que el Viejo Continente tome acciones: según PwC, la inteligencia artificial podría aumentar el PIB mundial en un 14% para 2030, pero la cifra es desigual por regiones. Mientras que en China el impacto se estima en más de un 26%, para el sur de Europa se queda en apenas un 11,5%.

La nueva norma puede suponer un acicate o un freno para Europa en esta acelerada carrera. De nuevo, Adigital recalca que el ingrediente mágico no está tanto en el texto en sí, sino en cómo se ejecute e implemente de forma práctica en el tejido productivo.