Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer, una fecha emblemática para reivindicar la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad. Una jornada para visibilizar las desigualdades y lacras sociales que enfrentan diariamente, incluyendo aquellas que persisten en el sector tecnológico.

En pleno 2023, las mujeres siguen siendo una aplastante minoría dentro de las profesiones STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), al igual que en el mundo del emprendimiento de base tecnológica. Y lo peor es que la carrera por la igualdad parece avanzar en algunos aspectos, pero en otros se mantiene sin cambios e incluso empeora. 

Por ello, el Día Internacional de la Mujer es un recordatorio importante de que aún queda mucho trabajo por hacer para lograr la igualdad de género en todos los ámbitos de la sociedad. Una llamada a la acción para seguir trabajando juntos hacia un futuro más justo y equitativo para todas las personas. Y para que las STEM se conviertan en un activo clave para romper esas desigualdades de una vez por todas, especialmente en las cinco dimensiones que analizamos a continuación.

Un sector eminentemente masculino

A pesar de los esfuerzos por alcanzar la igualdad de género en el ámbito laboral, el porcentaje de mujeres con formación STEM en España sigue muy por debajo de la paridad, según datos recientes. En concreto, solo el 17,8% de la población ocupada con formación STEM son mujeres, lo que representa un retroceso de 3,1 puntos porcentuales entre 2021 y 2020.

A pesar de este retroceso, España aún se sitúa 1,9 puntos por encima de la media europea en este indicador. Sin embargo, todavía hay un amplio margen de mejora para lograr la igualdad de género en este ámbito. Y es que, si miramos a los países de la UE con mayor porcentaje de mujeres dentro de la población ocupada con formación STEM, nos encontramos con Bulgaria, Grecia y Dinamarca, con un 36,6%, 29,4% y 28% respectivamente. En ningún caso cerca de la ansiada paridad.

Falta de capacidades digitales

Las diferencias de género en competencias digitales son una realidad, según un estudio reciente de Eurostat. En tres de cinco áreas de competencias digitales, los hombres superan a las mujeres en competencias por encima de las básicas, destacando la creación de contenido digital y resolución de problemas. Las diferencias son menores en las áreas donde las mujeres superan a los hombres, como en competencias de información y alfabetización digital, así como en comunicación y colaboración.

Para contextualizar estas competencias con respecto a otros países de la UE, la Comisión Europea ha creado el indicador Women in Digital. Aquí viene la buena noticia: España se sitúa en cuarta posición en la subdimensión de habilidades de usuaria de internet, superando en casi 13 puntos a la media europea. Además, España puntúa bien en personas con habilidades digitales por encima de las básicas, con un 37% de las mujeres en esta situación y en tercera posición europea. Sin embargo, aún existe una brecha de género en competencias digitales, ya que el nivel de competencias digitales de las mujeres sigue siendo algo más bajo que el de los hombres en los tres aspectos incluidos.

La falta de vocaciones en la educación

Según un informe del Ministerio de Educación y Formación Profesional publicado en 2022 con datos relativos al curso 2019-2020, a pesar de que las alumnas suponen el 53,7% del total de estudiantes matriculados en Bachillerato, su presencia difiere mucho en función del itinerario escogido, siendo el Bachillerato de Artes el más que tiene una mayor presencia femenina con un 72,1%, seguido de Humanidades y Ciencias Sociales, 58,2% y Ciencias con un 47,5%.

Este patrón se repite en el caso de la Formación Profesional, por ejemplo, en la FP Básica, donde, por un lado, Imagen Personal tiene un 80,9% de alumnas y Textil, Confección y Piel un 58,5% y, por otro, Informática y Comunicaciones apenas supera el 17% y Electricidad y Electrónica solo consigue un 3,5%. 

En la universidad las diferencias están más marcadas, sobre todo en las áreas de ingeniería, con tan solo un 29% de presencia femenina, y es más acusado en informática, un ámbito de estudio que ha ido perdiendo alumnas en los últimos años.

En el curso 2020/21 tan solo el 14% del alumnado eran mujeres, mientras que hace casi 40 años, en el curso 1985/86 llegaban a algo más del 30%, manteniéndose en cifras similares hasta 2003/04. Desde entonces el porcentaje de mujeres en las aulas de estudios de Informática no ha superado el 20%, una cifra que en el último lustro apenas roza el 13%. 

Por el contrario, las carreras ligadas a la Educación concentran un 77,9% de mujeres.

Emprendedoras: pocas y poco queridas por los fondos

En 2021 según IDC European Women in VC, las startups fundadas por mujeres recaudaron solo el 1,8% de la inversión en Europa. El 9,3% se destinó a equipos fundadores mixtos, mientras que los equipos fundadores formados por hombres recaudaron el 89%. Y de acuerdo al último Mapa del Emprendimiento en España, el retrato robot del emprendedor patrio se mantiene como un hombre (80%), de 33 años, con alta cualificación.

En concreto, seis de cada diez startups están fundadas únicamente por hombres y solo un 6% fundadas por mujeres. Las startups con un equipo de fundadores de género mixto representan, a su vez, el 35%.

Lo peor no es sólo ese dramático diagnóstico, sino que la evolución del paciente -esa desigualdad de género en el emprendimiento- no termina de materializarse. Así lo recordaba el entonces Alto Comisionado para España Nación Emprendedora, Francisco Polo: "En 2014, el informe de South Summit recogía que el 19% de los emprendedores españoles eran mujeres. En 2022 hemos subido, sí, al 20%. Si seguimos progresando a este ritmo, acabaríamos con la brecha en 2262. Y yo al menos no pienso estar por aquí dentro de 240 años".

A nivel internacional, España se sitúa en el puesto 15, en esta ocasión de acuerdo al Índice de Mujeres Emprendedoras de Mastercard 2021. Este estudio, que analiza el progreso de las emprendedoras en 65 economías que representan alrededor del 82% de las mujeres trabajadoras del mundo, también arroja otro dato: la tasa de emprendimiento femenino (4,8%) es inferior a la de los hombres (5,6%).

Una historia desconocida

La falta de referentes en el sector suele mencionarse como uno de los elementos clave en esta desigualdad de género, pero en este caso solemos quedarnos con la visión más inmediata y cercana en el tiempo. Sin embargo, esta carencia de figuras femeninas de autoridad en la ciencia y la tecnología se remonta a los orígenes de nuestra sociedad y muestra la necesidad de un revisionismo histórico que saque a la luz los nombres y la valía de muchas mujeres pioneras en sus campos.

Como denunciamos el pasado año desde D+I, la mayoría de los premios en la ciencia española honran o hacen referencia a una gran mente de nuestro país... pero casi siempre se trata de hombres. Con la honrosa excepción de Margarita Salas, el resto de galardones de prestigio nacional llevan como epígrafe a personajes como Juan de la Cierva, Gregorio Marañón, Santiago Ramón y Cajal o Ramón Menéndez Pidal sirven para denominar los premios nacionales en las áreas de Transferencia de Tecnología, Medicina, Biología y Humanidades, respectivamente.

Fotografía de la científica Margarita Salas. EFE

La lista la completan Blas Cabrera (Ciencias Físicas), Enrique Moles (Ciencia y Tecnología Químicas), Alejandro Malaspina (Ciencias y Tecnologías de Recursos Naturales), Julio Rey Pastor (Matemáticas), Leonardo Torres Quevedo (Ingenierías) y Pascual Madoz (Derecho y Ciencias Económicas y Sociales).

El Ministerio de Ciencia e Innovación expresó hace ya meses su intención de renombrar estos galardones por áreas, una decisión que no contaba con el respaldo de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y que, por el momento, no ha terminado de cuajar en resultados concretos.