Hay días que son muy especiales. La semana pasada tuve la suerte de tener uno de esos días que nunca se olvidan. Por la mañana estuve en la presentación de la iniciativa europea AccesibleEU, cuyo objetivo es eliminar las barreras a las que se enfrentan en su día a día las personas con discapacidad.

Esta iniciativa, liderada a nivel europeo por la Fundación ONCE, nos afecta a todos, y especialmente a los 90 millones de ciudadanos europeos con discapacidad.

AccesibleEU propone dos acciones de gran calado, la mejora de la legislación en materia de accesibilidad en los 27 países de la UE y la creación de un centro de conocimiento y desarrollo de habilidades y competencias donde todos, empresas, administraciones, ONGs, Universidades y todo tipo de organizaciones puedan acceder para aprender, colaborar, compartir experiencias y desarrollar soluciones de accesibilidad.

En este encuentro participaron representantes del gobierno de España, de la Unión Europea y de la industria y de la sociedad civil para debatir sobre todos los aspectos de la accesibilidad y el valor de la innovación y las alianzas para conseguir una Europa sin barreras.

Me gustó especialmente el comentario del presidente de la Fundación ONCE, Alberto Durán, que resaltó el enorme potencial económico que tiene el desarrollo de tecnologías para la accesibilidad. Y más, teniendo en cuenta el envejecimiento de la población, que hará que todos, tarde o temprano, tengamos algún tipo de discapacidad.

Por la tarde, casualidades de la vida, me invitaron a la presentación de la Guía de Marketing y Comunicación Inclusiva. Una iniciativa de Ilunion para concienciar a la industria del Marketing y la Comunicación de los errores que comentemos las empresas y las administraciones a la hora de comunicarnos con las personas con discapacidad.

Y lo hicieron con algo tan simple, pero efectivo, como experimentar un anuncio sin sonido, o simular como vería ese anuncio una persona con visión reducida. Todos los que estábamos allí, y éramos muchos, nos quedamos impactados. Primero porque no éramos conscientes del problema y segundo porque la solución no es compleja, consiste principalmente en empatizar con la persona con discapacidad y utilizar las soluciones que la tecnológica pone a nuestra disposición.

Por último, Javier García Pajares, embajador de Ilunion, nos demostró como una persona sordociega, es capaz de estudiar dos carreras y de comunicarse mucho mejor que muchos de nosotros. Simplemente impresionante, y demuestra que las diferencias nos enriquecen.

Ahora que todas las empresas estamos buscando como mejorar nuestra reputación apoyándonos en buenas prácticas sociales, medioambientales y de gobernanza (la famosa ESG), la inversión en soluciones que derriben las barreras existentes y hacer que la palabra inclusión desaparezca es una grandísima oportunidad, primero por el bien social que supone eliminar las barreras que nos separan y segundo porque entre todos podemos crear una potente industria de la accesibilidad, aprovechando el conocimiento de la Fundación ONCE e  iniciativas Europeas como Accesible EU. Sin duda una jugada maestra.