"El conocimiento es poder", Francis Bacon.

La economía del conocimiento es un sistema de consumo y producción que se basa en el capital intelectual. Esta economía del conocimiento representa una gran parte de la actividad en la mayoría de las economías altamente desarrolladas y que coinciden con las más innovadoras porque que lo utilizan para llevar a mercado nuevos productos o servicios con impacto en la economía o la sociedad.

En una economía del conocimiento, un componente significativo del valor corresponde a sus activos intangibles, como el valor de sus trabajadores, de sus datos, de su reputación, de su capacidad relacional o su propiedad intelectual. Los activos intangibles valoran el talento, que apreciemos una marca, que creamos en la reputación de alguien, que concedamos valor económico a unos datos o que compremos un determinado producto por los valores que representa y por tanto que le otorguemos un valor monetario.

El Índice Global del Conocimiento (GKI) de Knowledge4All surgió para valorar los diferentes aspectos vinculados con la economía o sociedad del conocimiento y reducir las brechas que impulsan el desarrollo y el crecimiento económico.  El índice mide varios componentes como educación preuniversitaria, educación y formación técnica y vocacional, educación superior, investigación, desarrollo e innovación, tecnologías de la información y comunicación, y la economía.

A su vez, el término "Producto Interior Bruto" (PIB) es ampliamente conocido como un indicador clave del crecimiento económico de un país. Sin embargo, en el mundo actual, donde el conocimiento, la tecnología y la innovación desempeñan un papel fundamental, surge la necesidad de considerar un nuevo concepto: el "Conocimiento Interior Bruto" (CIB), que combina ambos y que permite medir la capacidad de progreso en base al conocimiento, en este caso de un país o región pero que se puede aplicar a una empresa o persona.

Mientras que el PIB mide el valor monetario de todos los bienes y servicios producidos en una nación durante un período determinado, el CIB buscaría evaluar el valor del conocimiento generado y utilizado en ese mismo período, así como el stock de conocimiento futuro y por tanto poder hacer proyecciones en base a datos de valoración de factores intangibles, sobre la investigación, el desarrollo, la educación, la creatividad y la adaptabilidad haciendo una radiografía presente (y sobre todo una estimación futura) de hasta donde podría llegar y por tanto cuales son las economías o empresas más prometedoras.

Por poner un ejemplo, si en nuestro país estamos generando patentes, invirtiendo en innovación sobre como producir, transportar y almacenar hidrógeno, tenemos talento y estudios preuniversitarios y másteres, infraestructuras y compañías trabajando en este ámbito, sería fácil calcular cual sería el valor de esta economía en tres o cinco años cuando estas tecnologías sean maduras e igualmente con la inteligencia artificial, la cuántica, la neurotecnología o tantos otros temas que se están desarrollando aquí.

Ya existen metodologías de valoración de intangibles solidas que permiten hacerlo, aunque aún no existe un estándar internacional que permita a regiones, fondos de inversión o empresas valorar sus activos intangibles del mismo modo.

Recientemente la comunidad Industria +Innovación (IND+I) junto con el Foro de Empresas Innovadoras (FEI) hemos presentado un documento con más de cien propuestas de políticas de innovación en España. Una de ellas, es la valoración, protección y defensa de nuestro capital intelectual bajo una marca de país, Creado en España (Created in Spain).

El CIB reconocería que el conocimiento junto con la innovación como motores principales de competitividad y desarrollo sostenible. Impulsa la innovación, mejora la productividad y promueve la competitividad global. Un país con un alto CIB tiene una ventaja en la economía del conocimiento, ya que puede atraer inversiones y talento altamente capacitado y por tanto como un activo clave para el desarrollo y la prosperidad. Valorar y fomentar el conocimiento interior bruto de una nación es fundamental para asegurar un futuro próspero y sostenible en un mundo cada vez más impulsado por la innovación y el conocimiento.

PD: En la era del humanismo tecnológico, cuidado con los tóxicos, troyanos y 'trolls' y rodearos de sinergentes que siempre suman aptitudes, conocimiento, equipo y valores.

*** Áurea Rodríguez es autora del libro 'Antes muerta que analógica' y experta en innovación y tecnología.