Los beneficios de la tecnología digital actual en un mundo pospandemia son numerosos y de gran alcance. Desde redes de energía y transporte más inteligentes que ayudan a reducir la congestión y a mejorar la eficiencia en los entornos urbanos, hasta controles de calidad en tiempo real en la agricultura o la fabricación, la tecnología digital ha emergido como una potente fuerza, capaz de permitir un crecimiento significativo, una mayor diversidad y nuevas oportunidades en múltiples sectores.

En todo el mundo, muchas personas han pasado a depender totalmente de la tecnología digital para la conexión personal, los servicios esenciales y, por supuesto, la generación de ingresos, y a su vez, la conectividad que brinda la tecnología digital ha desempeñado un papel importante, aunque breve, en la búsqueda de la descarbonización. Solo en el Reino Unido, el rápido aumento del teletrabajo y la disminución de los desplazamientos diarios redujeron las emisiones de gases de efecto invernadero de los hogares en 15 millones de toneladas de CO2 en 2020; durante un tiempo, el planeta tuvo tiempo para respirar de nuevo gracias a la reducción de las emisiones industriales que hizo posible la infraestructura digital.

Durante la pandemia fuimos testigos de un cambio fundamental en la mano de obra mundial: la conectividad digital, que actúa como sustituto de las formas tradicionales de transporte y de trabajo. Hasta principios de 2020, trabajar desde casa era un lujo al alcance de una minoría. Varios años después, el 84% de los trabajadores que se vieron obligados a trabajar desde casa a causa del covid-19 declaró su intención de trabajar de forma híbrida en el futuro, con unos modelos de trabajo más proclives a pasar la mayor parte del horario laboral en casa.

Ha sido un cambio significativo e histórico. La conexión y las oportunidades de trabajo flexible que ofrece la tecnología digital han reducido drásticamente la necesidad de que muchas personas se desplacen al trabajo, liberando tiempo, aumentando la productividad con menos distracciones, creando más oportunidades para la diversidad y la inclusión dentro de la plantilla, y mejorando la conciliación entre la vida laboral y familiar. Probablemente, sea este último punto el que ha hecho que la inversión en infraestructuras tecnológicas digitales pase a un primer plano en la mente de muchas personas; se ha entendido lo sumamente enriquecedora que puede ser la vida cuando la digitalización se utiliza para reforzar los estilos de vida actuales.

Simplemente, no había forma de escapar de nuestra dependencia de la tecnología durante el covid-19. Ahora, a medida que las sociedades se alejan gradualmente de ese período histórico, reconocemos que la inversión es esencial para continuar cosechando los muchos beneficios de lo digital. Tener un internet más rápido o más fiable se ha convertido en la prioridad número uno para muchas empresas y consumidores, y casi la mitad (47 %) de los europeos apoyan ahora la construcción de un centro de datos por parte de un proveedor de nube internacional en su área.

Impulsar el crecimiento económico

La digitalización se ha convertido rápidamente en uno de los motores más importantes del crecimiento económico; una infraestructura tecnológica digital desarrollada intencionadamente tiene el potencial de estimular y acelerar el crecimiento en numerosos sectores. Europa se encuentra actualmente en una posición única para liderar la economía digital mundial, garantizar un crecimiento económico ecológico y beneficiar a todos los ciudadanos.

Mientras que la tecnología digital fue responsable de alrededor de una cuarta parte del crecimiento de las economías desarrolladas desde la década de 1980, ha sido la explosión de la nube en los últimos años la que ha revolucionado drásticamente el terreno de juego. El mercado mundial de la nube pública supera los 310.000 millones de dólares en valor y se estima que cada día se crean 5.000 nuevas empresas dependientes de la nube y que más de una quinta parte del gasto mundial en TI se destina a servicios de informática en la nube.

Sin embargo, a pesar de la rápida adopción de la nube por parte de muchos negocios, menos de un tercio de las empresas europeas aprovecha actualmente el poder de las herramientas digitales. Para impulsar realmente el crecimiento sectorial, los Gobiernos y el sector deben trabajar juntos para ofrecer formación y apoyo sobre la mejor manera de aprovechar los últimos avances tecnológicos.

Desde abordar el impacto de la inflación mundial hasta ayudar a la contratación y retención de talento o apoyar la transición energética y la descarbonización de la sociedad, el cloud está demostrando que puede servir de panacea para muchos de los retos reales a los que se enfrentan numerosos sectores. La incomparable capacidad de la nube para facilitar la toma de decisiones basada en datos permite cada vez más tomar decisiones de forma rápida y estratégica en un momento en el que la agilidad nunca ha estado tan estrechamente vinculada a la supervivencia operativa.

El crecimiento continuado de muchos sectores solo será posible con un sólido compromiso de inversión en infraestructura tecnológica digital. Para alcanzar realmente los objetivos de la década digital europea y acelerar el progreso al nivel necesario para ello, es necesario un enfoque colectivo y sostenido tanto en el sector público como en el privado en lo que respecta a la infraestructura digital, la adopción y la transformación organizativa.

En un momento en el que la infraestructura digital se considera igual de importante que muchas otras formas de inversión más tradicionales, debemos trabajar juntos para ampliar la infraestructura europea en la nube, crear competencias, oportunidades y puestos de trabajo orientados al futuro en nuestras comunidades, y ayudar a nuestros clientes a aprovechar todas las ventajas que la tecnología digital ofrece.

Las empresas, tanto grandes como pequeñas, deben dar prioridad absoluta a la adquisición y el mantenimiento de competencias digitales. Resulta crucial que los esfuerzos de digitalización lleguen más allá de las empresas que ya han avanzado mucho en sus trayectorias digitales; que las empresas reciban el apoyo necesario para pasar de las competencias digitales básicas a las avanzadas es la clave de un verdadero crecimiento y de un futuro más sostenible para todos.

*** Tanuja Randery es directora general de AWS Europa, Oriente Medio y África (EMEA).