Para preparar esta columna semanal, los sábados leo los titulares de los temas publicados en las 5 secciones de Disruptores e Innovadores (D+I) desde el último domingo. Selecciono los más relevantes y trato de hilvanarles la actualidad para que podamos ver la evolución de la digitalización con cierto sentido y perspectiva, semana a semana. 

En esta ocasión veo 14 temas importantes que debemos destacarles. Y al leerlos del tirón para buscar un titular que los represente, me asaltan los cinco pecados digitales que estamos cometiendo y a los que debemos poner solución: ineficacia, problema de retención del talento, necesidad de especialización, exceso de burocracia y necesidad de ambición.

1. Ineficacia

En España tenemos un problema serio con la transferencia del conocimiento. Somos muy buenos en publicaciones científicas, tenemos un gran tejido de centros tecnológicos, parques científicos, fundaciones,... pero en la mayoría de los casos con escasas tasas de transferencia del conocimiento a la empresa real. Muchas de las investigaciones no acaban en mejora de la economía. En parte, porque la meta no es esa, sino la propia carrera interna de quienes los impulsan. Y también porque sus tiempos son mucho más lentos que los que precisa la vertiginosa era digital. Y eso, desde el punto de vista económico, es una ineficacia.

Todas las semanas tenemos ejemplos. Esta también. Y en positivo. La Universidad de Valencia hacía pública esta semana la creación de una spinoff con personal investigador, Porous Material in Action, para fabricar materiales MOF. A este ámbito de la nanotecnología se le conoce como el Lego de la química, son materiales que pueden ser muy disruptivos en sectores como el almacenamiento de gases útiles para combustibles verdes, la catálisis, la captura de contaminantes, el suministro y potabilización de agua o la purificación ambiental, entre otros.

Es la segunda spinoff que activa esta universidad en este año. La creación de estas empresas, con personal investigador implicado es una de las mejores vías para la transferencia del conocimiento. En el fondo es intraemprendimiento y colaboración público-privada. El Gobierno y las autonomías deberían incentivar este tipo de iniciativas claramente. 

Si una de las deficiencias de España es la escasez de multinacionales tecnológicas y el poco músculo inversor... sí tenemos ese amplio mapa de centros con inversión pública donde apoyarnos.

Porque miren por dónde van los tiros. Tan lejos como el lunes D+I publicaba una interesante entrevista con Len Noe, investigador en la empresa estadounidense de seguridad CyberArk y 'transhumano'. Le definen así porque en su cuerpo tiene instalados seis microchips. Los usa para abrir la puerta del garaje, identificarse cuando llega a la oficina o pagar con su cartera de criptomonedas.

“También tengo un imán biosensor con el que puedo sentir las corrientes eléctricas y los campos magnéticos, además de usarlo como un truco genial en las fiestas”, dice sonriendo mientras muestra cómo un objeto de metal permanece colgado de uno de sus dedos.

Más allá de sus excentricidades, Noe prevé que evolucionemos a un mundo con algunos implantes en los cuerpos, que será tan común como tener ahora un marcapasos. ¿Quiénes pueden hacer esas apuestas en España? Los centros y parques tecnológicos con visión empresarial.

Desde ese ámbito muchos han visto con recelo a las scaleups por su velocidad de entrada. El jueves se conocían los últimos datos de estas startups maduras en España. Se prevé que acaben el año facturando 3.100 millones y generando 671.000 empleos. En cojunto representan a casi 7 veces empleo generado por ACS o Mercadona. Pero muy lejos obviamente de su facturación por empleado. Su clave no es la dimensión actual, sino que están duplicando cifras de año en año. Entre esas scaleups podrían situarse con cierta facilidad las spinoff que tomen a las universidades como rampa de lanzamiento.

2. Retención de talento

El segundo gran problema, y no sólo de España, es la retención del talento en el ámbito de la digitalización. Desde la salida del confinamiento todas las compañías medianas y grandes han empezado a buscar perfiles con formación o experiencia en digitalización. Unos empleos hasta hace un par de años eran muy de nicho, pero que de la noche a la mañana se han convertido en generalistas, imprescindibles para todos.

El mercado está loco. El mercado se ha roto. Aceleradoras, departamentos de innovación de empresas, fundaciones,... andan "robándose" perfiles unos a otros en una vorágine de escalada de precios laborales.

Miren la alternativa que les contaba D+I el lunes: "Contratar becarios como si fueran 'freelance': la última propuesta de Miami contra la falta de talento digital". 

La iniciativa la impulsa Matthew Mottola, un experto en trabajo en remoto, coautor de The Human Cloud. ¿En qué consiste? Pues ante la escasez de mano de obra tecnológica de Miami ha creado con la Universidad de Florida los Micro-Internships, algo así como microbecas, con una estructura parecida a la que tienen los trabajadores por cuenta propia (freelancers) para que puedan probar diferentes posiciones en diferentes empresas, pero con un proyecto concreto. 

Es decir, trabajo de becarios, en remoto, que funciona por proyectos, como si fueran contratados externos. Y entre las empresas que van a apoyarse en esta iniciativa está Microsoft porque tiene un plan de expansión muy potente en la ciudad y no encuentra mano de obra cualificada.

En España, Canarias ha sido una de las grandes beneficiadas del teletrabajo. Muchos nómadas digitales han elegido las islas para fijar su residencia y su puesto de trabajo virtual. Pero para que ese talento no sea solo residente y revierta también en la economía productiva local, el gobierno regional ha puesto en marcha Canarias Star, una partida en los presupuestos del próximo año con este objetivo. 

La retención o atracción del talento es ya uno de los grandes problemas del momento en empresas y territorios. Y lo será así hasta que se ajuste la oferta y la demanda de perfiles tecnológicos. Teniendo en cuenta que en España sufrimos un recurrente desempleo estructural, el desacople va a ser mayor. De ahí que la mayoría de grandes empresas están creando sus universidades corporativas.

La próxima semana hablaremos de esto en profundidad, D+I ha convocado el miércoles y jueves unas jornadas con responsables de Recursos Humanos para analizar la situación.

3. Necesidad de especialización

Vamos a tener una lluvia de millones destinados a la digitalización. Millones públicos y privados de las grandes empresas. ¿Deberíamos analizar una estrategia de especialización por regiones para ser más eficientes o es mejor dejar al mercado que se regule? Es un viejo debate de teorías económicas.

De momento a D+I le parece que es un tema a abordar. Por eso les estamos anunciando estos días que vamos a convocar para el 2 de diciembre en Madrid la primera cumbre de consejeros autonómicos y concejales de innovación de España. Presentaremos el Mapa de la Digitalización para escuchar las mejores iniciativas, pintar el cuadro que nos sale y tejer una buena red de conexiones.

Probablemente el veredicto de los proyectos aceptados o rechazados en el reparto de los Next Generation ayude a definir la situación. De momento hay muchos muy parecidos que hacen competir a las regiones.

Esta semana conocíamos la apuesta de Cantabria por el hidrógeno verde. Green Hidrógeno Cantabria es una iniciativa de 26 empresas y el instituto tecnológico Soermar con apoyo público. 

Casi todos los gobiernos regionales tienen estrategias en el ámbito energético, varios con el hidrógeno como punto central. ¿Podrán desarrollarse todos si no tienen fondos europeos? Seguramente no.

Pero sí habrá desarrollos que no precisen de tanta inyección económica y se puedan o deban implantar en casi todos los territorios. Es el ejemplo de los coches autónomos en Santiago de Compostela para el reparto de última milla, dentro el plan Smartiago. 

El Ayuntamiento quiere preservar el centro histórico ante la gran cantidad de compra on line y por eso ha usado el recurso de la compra pública innovadora con Vodafone para probar un vehículo eléctrico y autónomo

4. Burocracia

El cuarto de nuestros pecados digitales (y no sólo digitales) es la insoportable burocracia de España. El freno de mano permanente de cualquier proyecto. Bien está que exista control, pero desde que se destaparon hace una década un buen puñado de casos de corrupción en las administraciones regionales y locales, lo de contratar o tan sólo tratar con autonomías y ayuntamientos es especialmente lento, complicado y farragoso.

Lo comentaba esta semana Fernando Valladares al recibir uno de los premios Rey Jaume I, el de Medio Ambiente, en un acto con el Rey Felipe VI y la Ministra de Ciencia Diana Morant. El científico pedía una "simplificación de los procedimientos" y la reducción del "exceso de regulación". Cree que soportamos un "peso descomunal de burocracia que hace muy difícil, si no imposible, sacar el trabajo adelante".

Llevamos años quejándonos de esta lacra y no sólo no mejora, sino que empeora. Y lo que es más grave, hay diferentes varas de medir hasta dentro de los mismos gobiernos, en función en muchas ocasiones del criterio de los interventores de turno. No sólo complejo, sino con reglas de juego imprevisibles.

Tener un país diverso en lo social o en lo político, conlleva también diferentes sistemas fiscales que generan situaciones complejas. Esta semana alzaba la voz en tono airado la Asociación para el Fomento de la Financiación de la I+D+i (Afidi). Cree que los presupuestos del Gobierno para el próximo año esconden una pequeña "trampa".

"El establecimiento de un tipo mínimo efectivo en el impuesto sobre sociedades del 15% perjudica claramente a las compañías que invierten en I+D+i en nuestro país", ya que este sector no está excluido de la medida. Afidi recuerda que territorios forales como Álava, Vizkaya, Gipuzcoa o Navarra -que tienen delegadas las competencias en este sentido- también plantean un tipo impositivo mínimo, pero siempre excluyendo de dicho límite las deducciones por actividades de I+D+i, "lo que representa una clara apuesta por estas actividades como herramientas de competitividad".

5. Falta de ambición

Y el quinto pecado digital es la falta de ambición. La necesidad de ver como mercado de las startups o las empresas no a un país, sino al mundo entero. De involucrar a las pequeñas y medianas empresas en los grandes desafíos en su gestión. Es una crítica que han trasladado en estas páginas muchos emprendedores españoles radicados en el exterior.

Mirémoslo de entrada por el lado lleno de la botella. Dos startups bilbaínas de juegos educativos han encandilado al gigante del sector Sandbox&Co.  Son dos firmas hermanas, que ya colaboran entre ellas: Tellmenow y Edujoy, que se han especializado en la neurodidáctica.

Van a seguir dirigidas por sus impulsores, Isabel Liébana y Urtzi Jaureguibeitia. Pero tienen un problema ¿adivinan cuál?. "Ellos preferían que sigamos como ahora. Estamos buscando perfiles profesionales especializados en programación de ilustración de juegos en el sistema Unity para el nuevo proyecto conjunto con Sandbox&Co", explica a D+I Isabel Liébana. Y es que, de nuevo, la falta de formación y el difícil acceso al talento sigue siendo un hándicap para las empresas tecnológicas.

Es una muestra de que el talento local puede estar al nivel de máxima exigencia internacional. Es común ver que las startups acaben en manos de grandes tecnológicas. Pero también empezamos a ver cómo unas compran a otras.

En la sección de América Tech, D+I les trasladaba esta semana un ejemplo: Homley, especializada en limpieza a domicilio con base digital ha adquirido a su rival Aliada. La primera se creó en 2016 en México y ha crecido a una tasa del 300%. Ahora compra a su competidora para cubrir todo América Latina. 

Ambas ofrecían una plataforma de limpieza a domicilio bajo demanda, pero la primera le superó al entrar en el nicho de las empresas y las plataformas de alojamiento on line. Pura estrategia de mercado clásica. Pero la conclusión clara para nosotros es que lo que antes costaba décadas expandir, ahora con la era digital se puede lograr en un puñado de años.

Para concluir con la necesidad de ambición vamos a picar alto. Con dos ejemplos que nos deben situar en la pequeñez de nuestra existencia digital.

El primero sin duda es el anuncio esta semana de IBM de su computador cuántico. Ya saben que lo cuántico será la revolución de la revolución digital. No me atrevo a explicarlo, les recomiendo la pieza del martes de Alberto Iglesias en la que detallaba su funcionamiento.

El proyecto en sí se llama Eagle y para nuestro hilado de temas de la semana nos interesa destacar dos cuestiones: Primera, que el superavance está liderado por el equipo del español Darío Gil (ambición). Es el primer equipo cuántico cuyo rendimiento es imposible de simular por un ordenador clásico.

Y segunda, para darnos cuenta de la dimensión: el número de bits clásicos necesarios para representar un estado en el procesador de 127 cúbits supera el número total de átomos de los más de 7.500 millones de personas que viven actualmente. (Y ahí es donde mi cabeza ya desconecta...).

El segundo ejemplo de la semana para situarnos en lo que viene y en la necesidad de pensar en grande en las empresas en general, nos lo trasladaba la geóloga Elena Morettini en una interesante entrevista el martes. Ha ostentado importantes cargos en Shell, Repsol YPF, Badley Ashton o Fugro GeoConsulting. Ahora trabaja para Globant en la adaptación a los ODS.

"Los riesgos climáticos obviamente suponen una amenaza para los negocios, pero la oportunidad de cambio trae consigo ventanas de innovación grandísimas", según Morettini. Y añadía: "La competencia se ha transformado o transferido a otro nivel. Ahora la rivalidad se mide en quién consigue la neutralidad de carbono antes, en quién consigue disminuir sus emisiones antes... Es un círculo virtuoso muy positivo, con un buen impacto a nivel de sociedad, ambiente y de estructura corporativa". Los ODS no son postureo, son necesidad y negocio.

En resumen, tenemos grandes cualidades, en unos casos caminos más claros que en otros para superar estos cinco pecados digitales. Las actuaciones deben ser tanto públicas como privadas. Pero, sobre todo, debemos ser conscientes de nuestras carencias y ponerles solución. Estamos en el inicio de una era, en las primeras curvas de la carrera, no podemos dormirnos, pero todavía hay tiempo para posicionarse bien. ¿Qué tal si lo intentamos?... ¿Y por qué no?

** Rafa Navarro es editor de D+I y CEO de Inndux Digital Group.

 

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