No será la frase “tuvo en su wallet más bitcoins que nadie’. No. Tampoco lo será “fue el inversor con más exits de España”. No. Ni siquiera eso de que “fue uno de los precursores de la innovación y la tecnología de nuestro país en los años 80’”. No. Ninguna de estas frases sirve. “En mi epitafio quiero que ponga: ayudó a todos”, eso desea. Es Rodolfo Carpintier, la sabiduría de la paciencia, ya saben, el jugador número 001.

Emprendedor que se ha convertido en inversor y empresario porque ya eres algo mayor, de setenta y algo, con todos mis respetos y con una carrera profesional envidiable, digna de no ser juzgada, y sí posiblemente enmarcada. Porque aprendiste en la gran empresa y te arremangaste con la pequeña, porque creaste, apoyaste e impulsaste nuevos negocios durante 30 años.

Con notables éxitos, muchos por venir, y con fracasos (no tan) sonados; pero ojo, eso sí, con grandes premisas, y lecciones de vida: “Lo más importante es crear un equipo que te permita ser el líder, necesitas un equipo que te arrope”. Capital semilla para comenzar esta startup de entrevista, este cohete con viaje imparable a Marte. “Porque viviremos en Marte”, afirma. Promete la entrevista. Perjura Carpintier.

Asume su condición de pionero hasta el infinito en el juego de la innovación que te atrapa hasta la saciedad, como los tentáculos de un calamar, como una droga que te hace adicto al juego del éxito efímero, de la luz roja y la luz verde. ”No hay patrones, es peligroso porque no te puedes comparar con nadie y te llevas muchos disgustos”, avisa. “Cometí muchos errores que hoy todavía estoy pagando”, se resigna, “hicimos inversiones hace 15 años que, aunque hoy ya son rentables, por aquel entonces la gente no sabía ni de que iban”.

Aprendió de Manuel, quien fuera su jefe en Meliá y hoy ya jubilado: “Fue la personas de la que más aprendí”, reincide durante segundos en el deshielo de un silencio. “Fue un gran gestor y una buena persona”, le reseña, “me ayudó a saber decidir cómo tengo que encarrilar las situaciones difíciles en el mundo de los negocios”.

Luego, inició sus andanzas digitales, que ya existía lo digital, en los años 80 en Dubai, que ya existía Dubái, para más tarde lanzar su proyección tecnológica en Telefónica Sistemas a través de la dirección de marketing.

Su gran logro en la big corporate fue conseguir que su división facturara más de 2.500 millones de pesetas a la empresa matriz tras mediar y pacificar entre sus dos directores generales. Para nuestro inversor protagonista en esta columna, hoy Jose María Álvarez-Pallete “está haciendo un gran trabajo” a pesar de la dura competencia de grandes empresas tecnológicas, “como Facebook o Google, con miles de millones para invertir y sin ningún tipo de deuda”.

Y si en la vida trabajaste en la Empresa por excelencia ¿qué te queda? Emprender para luego invertir.

“Me adelanté a mi tiempo un par de décadas”, porque se dedicaba a “invitar a los clientes por telex a aprender sobre negocios digitales durante nueve horas al día a su lado''. Luego Microsoft lo hizo por internet y “dejaron de venir a verme a mi”.

Para ser el primero de la clase con smartphone, “tienes que ser un evangelista, un gestor, y un visionario”, aspectos que, según Rodolfo Carpintier. “no se combinan fácilmente”. Siempre en primera persona del plural, encabezando la caballería de la más importante de sus 12 creaciones empresariales, Digital Assets Deployment (Dad), su vehículo inversor cocreador de empresas digitales cohetes, osease, startups, ha sido la entidad “con la que he tenido mi mayor fracaso”, reconoce como buen amante del tan maltratado concepto de la resiliencia.

Invirtieron en China a través de 14 de empresas semilla “que se fueron a la mierda” y cuyos CEO´s eran “demasiado jóvenes”, perdiendo en la apuesta “algo más de dos millones de dólares que habíamos invertido”. Pero oigan, “a lo hecho, pecho” ¿y la culpa? “Únicamente mía, yo era el presidente y consejero”. Pero su mayor dolor fue por su equipo, “tuvieron una experiencia muy dura de vivir en China y fracasar, aunque como en el caso de Oscar Rubio, ahora son grandes maestros allí”.

El inversor Rodolfo Carpintier.

Fracaso que marca su vida profesional pero que no empaña sus múltiples alegrías. Buyvip, por ejemplo, donde “fuimos inversores desde el primer momento”. “Le di la idea a su CEO Gustavo García, un gran trabajador y ejecutor, y lo desarrolló fenomenalmente bien, logrando ser el puente que hizo llegar a Amazon a España”. El exit de startup bendecida que multiplicó su inversión “x14”.

En Tuenti también participaron desde los inicios, y de igual forma, lograron “multiplicar x14 o x15” su inversión. Pero de lo que está más orgulloso es de “haber ayudado a hacerse millonarios a cinco chavales jóvenes de 30 años vendiendo la compañía a Telefónica”. “Ha sido mi mayor alegría profesional”, exclama orgulloso.

Destaca la figura de Félix Ruiz, uno de los referentes del ecosistema cofundador de Tuenti, Chairman en JobandTalent o, ahora, CEO de la exitosa Playtomic. “Es un Martin Varsavsky en jovencito”, le augura, “uno de nuestros grandes inversores, una persona muy inteligente con un don de gentes capaz de entusiasmar a cualquiera”.

Pero “el exit más rápido” logrado a través de DaD ha sido con Xplane, otra de sus compañías de fabricación propia. “Ha sido el mejor, hemos multiplicado x300” con la venta a una empresa norteamericana, y todo en tan solo 18 meses. Otra de las salidas de las que más orgulloso se muestra, ha sido con la venta de la filial de su compañía en Chile, Estrategias de Inversión, “se la vendimos al socio”, puntualiza.



Todavía “lejos de alcanzar la rentabilidad” a causa de las pérdidas en China DaD, de 50 inversores realizadas, son ocho empresas las que a día de hoy, todavía, “nos pueden dar grandes alegrías”. En total, han invertido entre 6 y 7 millones con tickets comprendidos entre los 50.000 y los 150.000 euros. “El ratio de éxito en capital semilla es del 3%, y el nuestro es del 10%”, presume, “pero nos falta nuestro gran exit todavía”, avisa. No obstante, Carpintier se posiciona ante navegantes “solo entramos en empresas que tienen el potencial para ser unicornios”, y ahora mismo, “estamos en posición de desinvertir”.

Destaca y llama la atención como una de sus grandes apuestas, Cyberhut, del cántabro Mario Ceballos, “un crack que soñó con 12 años que iba a ir a Marte, y que con 40 ya ha creado una astroland agency en una cueva de Cantabria, se están preparando para vivir en este planeta”. Rodolfo Carpienter es un fiel creyente de que el futuro es espacial, “viviremos en Marte, habrá colonias allí en las próximas décadas…aunque yo no llegaré”, vive resignado.

No es raro ver la cara de Rodolfo Carpintier asociada o prescribiendo, la compañía española del mundo crypto que mayor despliegue en marketing está realizando y de la que es venture partner. Se trata de Bit2me, “que cuenta con tres fundadores, Leif Ferreira, Andrei Manuel y Pablo Casadio, que se complementan a la perfección cada uno en su ámbito, realizando su trabajo de manera fenomenal”.

Por último, destaca su motivación estartapera de hoy en día. La compañía que le da esa vitamina del 30-40% de su vida que dedica al mundo profesional, “nunca te puedes jubilar”, reivindica. Hoy, nuestro inversor se desvive por Brainlang, “empresa de la que soy Presidente”, exhibe orgulloso, y cuyo fundador, Leopoldo Cano, “es todo un crack con el que tengo trato diario”.

Rodolfo Carpintier, que también ejerce como Business Angel con tickets “inferiores a 100.000 euros”, en compañías en las que “puedo aportar bastante” y a las que dedica el tiempo de su vida profesional. Porque el personal lo tiene claro, “aunque soy un mal jugador porque empecé muy tarde, me encanta el golf, fui muy fan del gran Severiano Ballesteros”.

El deporte y su mujer, María Jesús, su gran contrapeso, “la que me ha dado la tranquilidad en la vida y se ha ocupado de la educación de mis hijas”, son ahora el 60-70% de mi vida, una vida en la que le congratula el haber logrado que sus progenitoras “estudiaran carreras con estudios”.

Esta columna es para ti, Don Rodolfo Carpintier, mi jugador número 001 del juego del calamar en el que se ha convertido nuestro ecosistema hoy en día. Ojalá tu sueño “ser alguien que pretende pasar por la vida ayudando a otros a triunfar” se haya cumplido, y en tu epitafio, el día que haya que escribirlo, rece esa frase que ha marcado esta entrevista, “AYUDÓ A TODOS”.