El ser humano está lleno de sesgos y prejuicios. Los hay mucho más acusados que otros, por supuesto, pero en cierto modo forman parte de nuestra naturaleza. Estamos hechos para reaccionar de un modo protector ante ‘lo nuestro’. Así, por ejemplo, en un proceso de selección o en un pitch de startups tendemos a confiar en nuestras impresiones más que en la trayectoria del candidato.

También tendemos a sentir una mayor conexión hacia aquellas personas con las que nos sentimos identificados, e inevitablemente prestamos más atención a aquellos con quienes existe mayor afinidad. El simple hecho de creerse libre de sesgos es un sesgo en sí mismo. Que me perdonen los psicólogos por este ejercicio de simplificación. 

En definitiva, nos creemos seres únicos e impredecibles, pero el juego, la lotería, el neuromárketing y hasta la gestión de personas ponen en evidencia la ¿inevitable? debilidad humana. 

El problema de los sesgos se perpetúa y magnifica cuando los proyectamos en algoritmos con un poder multiplicador exponencial. Sobre la ética de la tecnología hablamos este jueves en D+I, en esta entrevista con Cyril Le Mat, director de Datos de Cornerstone OnDemand, y nuevamente el sábado en esta entrevista con el ex Secretario de Estado José María Lassalle. Pero volvamos al tema que nos ocupa...

Valga esta columna para remover conciencias. ¿Discriminan los inversores a las startups fundadas o lideradas por mujeres? Esta pregunta lleva un juicio de valor implícito y genera dos reacciones enfrentadas: entre aquellos que se sienten interpelados, insultados o aludidos, y entre quienes ya tienen una opinión firme e inamovible al respecto. Y el debate nunca pasa de ahí: ni los primeros ceden lo más mínimo -llamarse a sí mismos ‘machistas’ generaría en ellos una disonancia inaceptable-, ni los segundos tampoco -ante una pregunta así solo cabe responder ‘sí’ o ‘no’, y los datos están ahí…-.

Quizás estemos enfocando mal la pregunta y ésta debiera ser: ¿por qué la inversión en startups fundadas o lideradas por mujeres es proporcionalmente tan inferior? Aquí ya caben la reflexión, los matices y, finalmente, la persuasión. El lunes pasado publicamos cifras que, una vez más, evidencian que existe una brecha por razón de sexo: el 30% de los emprendedores son mujeres, pero solamente reciben el 2% de la financiación [no bancaria] disponible. Con la pandemia, esta cifra ha bajado incluso al 1%.

¿Se produce esta brecha de forma consciente y premeditada? ¡Esperamos que no! En la mayor parte de ocasiones, es el resultado de una combinación destructiva de factores

Por lo general -no olvidemos que esto es un ejercicio de generalización-, las mujeres tienden a ser más prudentes en la gestión empresarial. Pedir demasiado dinero es la mejor manera de que los fundadores de una startup, incluso una de éxito, diluyan su participación hasta perder el control de la compañía. 

Pero por otro lado, es imposible negar que muchas startups perfectamente invertibles no encuentran la financiación que merecerían. Y ésta es una realidad con la que luchan, en términos relativos, más mujeres que hombres. He aquí el gran problema. Los testimonios de muchas de esas mujeres constatan que incluso en sus conversaciones con inversores [hombres] aparentemente sensatos, respetuosos y de mentalidad abierta, se ven impulsadas a impostar ciertas actitudes y formas de expresarse masculinizadas. Cuestiones como la maternidad, en lugar de resultar un valor añadido -capacidad de liderazgo, gestión del tiempo, madurez, compromiso…- se pasan deliberadamente por alto.

Es una pena que alrededor del 90% del dinero gestionado por VCs esté aún en manos de hombres invirtiendo en ‘los que se parecen a ellos’ que se están perdiendo grandes oportunidades de inversión por no saber apreciar el valor añadido de una mujer emprendedora”, comentaba recientemente Azahara García Espejo, Directora de Desarrollo de Negocio para España en Crowdcube, en la newsletter 'Suma Positiva' de Samuel Gil, partner en JME Ventures. 

Me permito extraerles otras ideas reveladoras de su artículo: “¿Os habéis preguntado alguna vez por qué las inversoras tienden a invertir en emprendedoras? Entre otras muchas cosas, porque reconocen las dificultades adicionales a las que se han tenido que enfrentar para llegar ahí y porque valoran que esas dificultades pueden ser la razón por las que podrían ser la mejor de las inversiones”. O esto otro: “El compromiso es una característica común en el perfil de las emprendedoras y está directamente relacionado con los resultados que desvelan que las empresas lideradas por mujeres son oportunidades de inversión significativamente mejores”.

Existen cada vez más iniciativa orientadas a alcanzar una inversión en startups más diversa y, por tanto, más rica. La española Jara Pascual, a través de The Wominvest Observatory, ultima la publicación de un informe con recomendaciones concretas dirigidas a actores relevantes como el EIF, el EIB, el EIC o la Comisión Europea. Otra organización destacada es la británica Diversity VC, que ha desarrollado un sello de igualdad para fondos de venture capital y que está ahora aterrizando en España y LATAM, con el apoyo de la patronal ASCRI.

En definitiva, la confrontación entre hombres y mujeres no es ni justa, ni inteligente como estrategia. Reconocer que todos tenemos sesgos, de género u otros, es el primer paso para superarlos. Eso nos convertirá en mejores líderes, nos facilitará hacer mejores inversiones y contribuirá a crear una sociedad más justa para nuestras hijas. Qué mejor propósito para 2021.