Sólo puede haber una cosa peor que ser un banco con 200.000 empleados que ha perdido prácticamente la mitad de su capitalización bursátil en apenas tres meses: ser además un banco que anuncia una inversión de 20.000 millones de euros en innovación y transformación digital y tiene que leer en un demoledor y elocuente informe de Oliver Wyman sobre la situación de la industria financiera en 2020 (titulado When Vision and Value Collide), afirmaciones como esta: "Muchas empresas de servicios financieros han anunciado ambiciosos programas de transformación de gran presupuesto. En la práctica, si bien los números absolutos citados para los programas de transformación pueden ser de miles de millones o incluso decenas de miles de millones, los niveles de inversión no siempre son lo que parecen". 

Lo preocupante, continúa, es que "solo una cuarta parte (¡un 25%!) de los inversores confía en que las estrategias de transformación digital serán efectivas, y casi ninguno cree que los planes estén bien articulados. Los inversores no entienden en qué invierten las empresas o por qué, ya sea para la eficiencia, el crecimiento o la capacidad de recuperación operativa. A menudo no saben qué abarca la transformación o dónde se sitúa el final del juego, no ven ninguna métrica útil sobre el progreso, y desconfían en gran medida del caso coste-beneficio de importantes inversiones en tecnología". El Zeitgeist del sector se resume esta frase lapidaria del CFO de un banco global: "Sé que el 50% de mi gasto en transformación digital se desperdició. Pero no sé qué 50%".

Durante muchos años analicé trimestre a trimestre ratios, márgenes, comisiones de los bancos... Me quedo con un doble indicador que probablemente chirríe a los ortodoxos, pero que entiende cualquier persona sin dificultad: cada empleado del JP Morgan, el mayor banco de la economía de libre mercado, genera a la entidad 500.000 dólares de ingresos y 440.000 en el caso del Bank of America; si nos vamos a Japón, los empleados del Mitsubishi Bank generan 390.000 euros; pero en Europa los datos bajan: los de la banca española no superan los 250.000, los de BNP Paribas en 230.000 y los de Crédit Agricole en 220.000. Si nos ponemos más duros y nos fijamos en la cotización bursátil, en la que algo tiene que ver la percepción de los inversores, la relación es de 1,44 en JP Morgan frente a 0,33 en el Santander, por ejemplo... antes del coronavirus.

La diferencia es tecnología, innovación. Desde 2010, el valor de las 20 principales entidades financieras se ha incrementado en 800.000 millones de dólares, el de las 20 principales compañías tecnológicas en 3,8 billones. La clave está, según el informe de Oliver Wyman, en saber combinar el mindset de la visión, necesario para reinventar el negocio a largo plazo, con el mindset del valor, que exige disciplina y rentabilidad a corto plazo. 

Ahí es donde entra en juego la naturaleza de la actual revolución tecnológica que, combinada con el coronavirus, va a desencadenar una imparable selección natural. Puro Darwin. El presidente del World Economic Forum, Klaus Schwab, acaba de publicar el artículo Now is the time for a ‘great reset’, que da inicio a la campaña #TheGreatReset. Resetear costumbres decadentes que están en la raíz del problema que tienen las grandes entidades de nuestro país, ese Ibex35 incapaz de liderar la innovación, para encontrar el equilibrio entre el mindset de la visión y el del valor.

El reseteo de empresas, directivos y economía es inevitable. Se han acabado los modelos de partitocracia tutelada por el poder económico que han imperado en España durante 40 años. Esas puertas giratorias basadas en la influencia y no en el valor. 40 años en los que el Top10 del Ibex apenas ha cambiado, a diferencia de lo sucedido en otras economías avanzadas.

En esta competencia van a ganar los mejores, desde la perspectiva de la tecnología y la innovación, sin méritos de apellido. "Los perdedores se tambalearán hasta el extremo en cualquier dirección y no podrán sobrevivir hoy ni prosperar mañana", sentencia Oliver Wyman.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES