En la actualidad hay más tecnología en un simple smartphone de la que había hace 20 años en muchos ordenadores. Sin embargo, esta tecnología es realmente útil cuando la población tiene acceso a ella, sabe usarla y sirve un propósito. Pongamos como ejemplo estos últimos días. La situación derivada de la pandemia del coronavirus (COVID-19) nos lleva a pasar mucho más tiempo en nuestros hogares. Y son precisamente la tecnología y la conectividad las que nos permiten estar informados en tiempo real y relacionarnos con nuestros familiares y amigos durante el tiempo que tengamos que estar distanciados.

De hecho, España se sitúa entre los países europeos con mejor conectividad gracias a su infraestructura de redes de telecomunicaciones. En concreto, nuestro país está en el puesto noveno en conectividad según el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI) publicado en 2019 por la Comisión Europea. Estas cifras están en línea con los datos de acceso a la red de los hogares españoles, que se sitúa en el 91,4%, como indica la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares del Instituto Nacional de Estadística

No obstante, la transformación digital se ha centrado principalmente en la conectividad, asegurando que personas de todos los ámbitos puedan tener acceso a las herramientas del mundo digital. Pero la verdadera inclusión, además de la conectividad (que es primordial), tiene en su núcleo también el apoyo al desarrollo de habilidades.

Necesitamos que la tecnología se adapte para satisfacer las necesidades únicas de los diferentes grupos de personas, comunidades e industrias que pueblan el planeta. Así, además de desarrollar las aplicaciones correctas, debemos asegurarnos de que todas las personas y empresas puedan y sepan usarlas. Porque, según la encuesta de la Comisión Europea sobre la brecha de habilidades digitales realizada en 2019, en toda la Unión Europea hay un 43% de personas que no saben realizar “tareas digitales” básicas como puede ser la búsqueda de información online.

Colaboración para reducir la brecha digital

Desde Huawei estamos concienciados con nuestra misión de llevar la tecnología a todos los rincones de la sociedad. Precisamente con este objetivo en mente, se anunció hace escasas semanas el lanzamiento de la versión 2.0 de nuestra ICT Academy a través de la cual se formará a dos millones de profesionales en los próximos cinco años. Para conseguirlo, este proyecto contará con una inversión de, al menos, 50 millones de dólares y se enmarca dentro de nuestra iniciativa de inclusión digital Tech4All, cuyo objetivo es popularizar las habilidades digitales en todo el mundo.

Este programa global se centra en la conectividad, pero también en la educación de la población para convertir el mundo digital en un espacio más inclusivo. A través de esta plataforma colaboramos con diferentes organizaciones para promover el desarrollo de habilidades digitales específicas. Un claro ejemplo es el trabajo que se está llevando a cabo en Kenia junto a la UNESCO, Safaricom y la ONG belga Close the Gap para convertir contenedores de carga de acero en laboratorios móviles de ordenadores.

Estos camiones digitales funcionan al 100% con energía solar y están equipados con escritorios, dispositivos digitales y banda ancha inalámbrica. En ellos, formadores de una ONG local, visitan todo el país, deteniéndose en cada aldea para enseñar habilidades digitales prácticas a mujeres, maestros y la próxima generación de emprendedores. A través de este proyecto esperamos capacitar a, al menos, 6.000 jóvenes estudiantes y 1.000 maestros en el próximo año.

La formación de los más jóvenes

Tampoco nos olvidamos de nuestro compromiso con el desarrollo de un ecosistema digital seguro. Especialmente en caso de los más vulnerables, los niños. Es por ello que en 2019 lanzamos en España la segunda edición de nuestro Smartbus, nuestro proyecto educativo dirigido a escolares que promueve un uso seguro y responsable de las nuevas tecnologías entre los niños de nueve a 13 años de edad.

Este Smartbus (un autobús convertido en aula móvil) ha recorrido durante seis meses la península formando a más de 25.000 personas. ¿La motivación detrás de este proyecto? Según cifras del 2019 del Instituto Nacional de Estadística (INE) el 92,9% de los niños de 10 años o menos tiene acceso a internet, mientras que el 66% de entre 10 y 15 años dispone de su propio smartphone. Tenemos, por tanto, un enorme reto por delante. Y el objetivo no es solo detectar los riesgos, sino que padres y niños aprendan conjuntamente a sacar el mayor provecho de las herramientas digitales, desde una aproximación positiva y protegiéndose ante los peligros derivados del uso de Internet.

Tecnología con propósito

Pero no nos detenemos en la conectividad o en la formación, también trabajamos para aplicar las nuevas tecnologías a usos concretos que supongan una mejora en la calidad de vida de las personas. Bajo este compromiso hemos desarrollado nuestro proyecto Track.Ai, una aplicación móvil creada en colaboración con investigadores de la Universidad de Zaragoza, a través de la startup DIVE-Medical, para el diagnóstico temprano de problemas de visión en niños en edad infantil.

Según datos de 2018 de la Organización Mundial de la Salud, el 80% de los casos de visión deficiente a nivel mundial se consideran evitables. Es por tanto obvio que la detección temprana es de vital importancia. Pero, ¿cómo comprobar que un niño tiene problemas de visión si aún no sabe hablar? Es aquí donde entra en escena la inteligencia artificial. Track.Ai utiliza un dispositivo que rastrea la forma en la que responden los ojos de los niños a unos dibujos animados específicos. Gracias a los chips de IA, Track.Ai puede ayudar a diagnosticar la discapacidad visual en bebés de hasta seis meses de edad.

Todos estos proyectos responden a un objetivo común. Durante el Foro Económico Mundial se habló mucho sobre la Cuarta Revolución Industrial, una era de transformación donde convergerán todo tipo de tecnologías diferentes, la velocidad de la innovación se disparará y casi todas las industrias cambiarán su funcionamiento.

Con este futuro por delante es fácil entusiasmarse con las cosas increíbles que podemos hacer con los nuevos avances tecnológicos. Pero también es fácil perder de vista el hecho de que una tecnología más compleja, probablemente, dejará atrás a grandes sectores de la población y es precisamente aquí donde debemos colaborar para afrontar conjuntamente este desafío.

María Luisa Melo, directora general de Relaciones Institucionales y Comunicación de Huawei Iberia