En la arena digital, hay una máxima que se impone dentro de los despachos contables: hay que crecer, comer o ser comido, aumentar de volumen sea como sea. Si hay que comprar, se compra a un competidor. Si hay que tirar los precios para captar usuarios a pérdidas, se hace. Si hay que subir salarios para robar talento a los rivales, adelante con los talonarios. Un desenfreno que, controlado, explica el extraordinario rendimiento de esta industria frente a otros sectores más conservadores en sus políticas. Pero, cuando se lleva al extremo, resulta en un caos de dinero quemado y desconocimiento de los fundamentos más básicos de cómo dirigir una compañía.

Ha tenido que ser el COVID-19 el que haya puesto las cartas sobre la mesa y esté comenzando a desvelar las malas, agresivas e inconscientes prácticas financieras de muchas empresas tecnológicas. Es cierto que la cantinela sobre el excesivo gasto injustificable de muchas startups venía sonando con fuerza en los mentideros desde hace algún tiempo, pero sin afecciones (con salvedades como WeWork, por ejemplo) que rompieran con el círculo vicioso y poco virtuoso en que nos habíamos instalado. Ha sido el coronavirus, como decía, el que ha arrojado el último fogonazo de luz a esta realidad oculta.

A datos puros y duros me remito. Según Gartner, el 55% de los CEO de empresas tecnológicas no había ni tan siquiera comenzado a prepararse para una recesión económica en marzo, con el COVID ya en escena. Pero lo más relevante es lo que sigue en el informe de estos analistas: "La mayoría de los CEO de tecnología siguen el crecimiento de los ingresos y la rentabilidad, pero solo una pequeña parte se preocupa por la tasa de quema de efectivo. Esta falta de interés ha llevado a graves problemas de flujo de efectivo para las empresas durante la pandemia de COVID-19 y la recesión económica resultante".

De hecho, el documento presentado por esta firma rompe con el optimismo imperante en la mayoría de sus informes -a veces criticados por su excesiva dulzura con los actores de la industria- para avisar de realidades muy duras. No en vano, los expertos exigen "medidas inmediatas de reducción de costes, valorar la captación de más capital o incluso la venta del negocio" en aquellas firmas que no dispongan de un flujo de efectivo que las haga sobrevivir sin ingresos los próximos 18 meses. Y eso para las grandes compañías, porque para los emprendedores directamente solo queda encomendarse a la divina providencia en palabras de estos analistas: "La realidad es que las startups con problemas de liquidez necesitarán administrar el negocio de manera muy eficiente para sobrevivir". Que nos pillen avisados...