Qué tienen en común Lanzadera, Wayra o Conector? Nombres originales, empresas innovadoras bajo su tutela, pero fundamentalmente, un modelo particular: estas tres aceleradoras de startups, impulsadas por grandes empresas, permiten mantener a éstas a la vanguardia de la innovación. Este tipo de iniciativa, cada vez más extendida, conduce a la colaboración de organizaciones que comparten beneficios y que podrían dar un nuevo impulso a la economía española.

Para las startups, un espacio para crecer con estabilidad

En el mundo de las startups, la aceleradora se ve a menudo como el paso posterior a la incubadora. Una vez que la empresa innovadora lanza su producto al mercado, ésta desarrolla una estructura a través de la cuál consigue ampliar la base de clientes de la startup. La puesta en marcha de ese proceso encuentra entonces un ecosistema favorable para su desarrollo. Y es que la presencia de otros jóvenes emprendedores permite el intercambio de buenas prácticas y experiencias y la creación de una red de intercambio, lo que también permite beneficiarse del apoyo de expertos internos o de la colaboración con la empresa matriz, que enseñan a las startups a administrar o diseñar mejor su producto, entre otras cosas más.

Por ejemplo, Wayra, iniciativa impulsada por Telefónica en 2011, es una aceleradora basada en espacios de “crowdworkings” que invierte en startups maduras, poniendo a su servicio una red global de 11 hubs en 10 países del mundo y conectándolas con los principales stakeholders del ecosistema emprendedor. Por su parte, Lanzadera, un proyecto personal de Juan Roig, propietario de Mercadona, es una aceleradora e incubadora que apoya la creación de empresas eficientes que aporten valor e implementen un modelo empresarial sólido basado en el trabajo productivo, el esfuerzo y el liderazgo. 

Más allá del soporte tradicional, las aceleradoras corporativas ofrecen dos ventajas significativas. En primer lugar, es una forma de que las empresas de nueva creación consigan apoyo para el desarrollo de su negocio. Los programas para empresas que han completado su fase de I+D permiten a las startups pasar de la categoría de pyme a la de ETI, centrándose al mismo tiempo en el rendimiento del servicio que se comercializa. La segunda ventaja es que las startups monitorizadas suelen evolucionar en ámbitos próximos a los de la empresa matriz, lo que crea complementariedad a dos niveles: entre ellas y luego con el grupo que las acoge.

Para la empresa matriz, una palanca para la innovación

Para las empresas matrices, el principal interés en lanzar un acelerador es permanecer a la vanguardia de la innovación. Es lo que busca, principalmente, Telefónica con Wayra: aportar innovación no solo a la empresa matriz, sino también a sus clientes y al sector en general, especialmente en sectores punteros como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, el big data o la ciberseguridad. La aceleradora se convierte en una palanca de innovación capaz de hacer frente a la competencia con más agilidad.

Este tipo de iniciativas son también una oportunidad única para que la empresa impulsora amplíe su negocio principal. Previamente centrados en la transformación digital de las empresas, por ejemplo, algunos grandes grupos se han centrado en ofrecer a sus clientes una variada gama de servicios basados en la experiencia del cliente, un enfoque cada vez más visible en el mercado B2C. La creación de las aceleradoras, cuyos productos y servicios se ponen a disposición de los clientes de las empresas matrices, les permite alcanzar su objetivo estratégico. Así funciona Lanzadera, donde se apoyan iniciativas que promueven la innovación dentro de otras corporaciones, facilitando la búsqueda de líderes, formación, espacios de trabajo y mentoring que ayude al proyecto empresarial determinado.

Por último, estas estructuras pueden potenciar la imagen de ciertas empresas que buscan palancas en torno a la reputación. Este tipo de proyecto puede ofrecer así a la casa matriz una imagen de empresa comprometida, orientada hacia el tejido económico español y en sintonía con la modernidad, que el público en general valora cada vez más.

Para la economía española, una nueva vida

Este principio de apoyo a las empresas jóvenes, a menudo de crecimiento muy rápido, también puede tener un impacto en la creación de empleo en España. Los diferentes estudios sobre el sector emprendedor español apuntan que a lo largo de este año las startups españolas han crecido en número de empleados y de ingresos. La estela de crecimiento de algunos de estos proyectos ha llevado a dos de ellas, Cabify y Letgo, a convertirse en 2018 en los dos unicornios españoles (empresas que facturan más de 1.000 millones de dólares).

Hoy en día, sólo el 40% de los startups se beneficiarían de un apoyo propicio para su desarrollo, a través de aceleradores o incubadoras. Si queremos tener más startups en fuerte crecimiento, con una alta capacidad de contratación, entonces el apoyo debe ser mucho más incisivo y capaz de abordar los problemas de las empresas afectadas.

Palanca para el crecimiento

Además de permitir el crecimiento de las startups, las aceleradoras e incubadoras sirven para que sus empresas o corporaciones impulsoras se sitúen a la vanguardia de la innovación, a la vez que pueden ampliar su oferta de servicios. A nivel nacional, su desarrollo podría dar un nuevo impulso a la economía, creando puestos de trabajo y nuevas oportunidades de negocio en otros sectores y mercados. Todos estos beneficios requieren de un despliegue mayor y mucho más acelerado en España que no puede esperar más.

Christos Yannicopoulos, director of Tessi Iberia