Desde los comienzos del cloud computing se visualizó con meridiana claridad que habría determinados sectores que tendrían más difícil su salto a la nube. Las estrictas regulaciones que afectan a industrias como la Administración Pública o la sanidad servían de barrera natural contra esta evolución, por otro lado inevitable. Tan inevitable era este salto que este último vertical va a conformar una auténtica industria millonaria en los próximos cursos.

No lo digo yo, ni mucho menos. Partiendo de unos recientes datos de la firma de análisis MarketsandMarkets podemos deducir que el mercado de la nube asociado al mundo de la salud superará los 51.900 millones de dólares en facturación para el año 2024. En este 2019 que ya estamos a punto de clausurar, ese montante ya asciende a la friolera de 23.400 millones.

Cifras de escándalo para el segmento más delicado de migrar a los cielos de la tecnología, pero que poco a poco se va consolidando como una de las ventanas de negocio más interesantes para los gigantes del sector TIC. Además, con una aproximación extraordinariamente holística, que abarca desde soluciones de gestión del fraude hasta herramientas de telemedicina, pasando por aplicaciones específicas y de siglas tan fácilmente memorizables (nótese la ironía) como son EMR/EHR, PACS, VNA o PHM.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, que es la economía que esta suerte de "sanidad cloud" trae consigo, cabe bucear en busca de los actores que se están llenando los bolsillos en los pasillos de los hospitales. Nombres en los que se entremezclan clásicos del panorama empresarial digital con otros más de nicho (IBM, Carestream Health, CareCloud, Siemens, Philips, GE Healthcare o eClinicalWorks) y que se reparten, casi en exclusiva, entre Estados Unidos y Europa.

Sorprende la ausencia de cualquier empresa china o asiática entre los mejores posicionados en este sector, a juicio siempre de estos analistas, ya que es raro el mercado en que no estén bien posicionados los colosos de Oriente. La explicación de esta particular disonancia geográfica radica en que son precisamente EEUU y la Unión Europea las regiones donde más demanda hay de registros electrónicos de salud (que es el ya mencionado EHR) o la digitalización de los procesos de diagnóstico y de gestión del paciente.

También son las zonas en general que concentran una mayor inversión en sanidad, aunque ya sabemos el desastre del resultado en tierras norteamericanas y su sistema privado y el buen rendimiento de la sanidad pública del Viejo Continente.