¿Por qué hasta ahora ningún poder del mundo físico ha conseguido controlar totalmente Internet, a pesar de los  numerosos intentos? "Por su diversidad", me contesta el científico de la computación chileno Ricardo Baeza-Yates en Is the Universe a Hologram?: Scientists Answer the Most Provocative Questions, publicado por MIT Press.

El tema viene al caso por un nuevo intento de control de la web. La novedad es que no se trata de una intervención de un gobierno, sino de un intento por la vía legislativa. Es un parlamento el que legisla para ocupar y tratar de dominar la parte de internet que ha caído dentro de sus fronteras. Veamos. El parlamento en cuestión es la Asamblea Federal Rusa, o Duma, articulada por la constitución rusa de 1993 que se compone de 450 diputados y son elegidos cada cuatro años. Sus diputados aprobaron el martes por abrumadora mayoría (307 votaron a favor y sólo 68 en contra) un proyecto de ley que permitirá a Rusia crear su propio 'Internet autónomo'. Dicha ley creará una infraestructura independiente para la 'Internet rusa' o "Rusnet", que permitirá a desconectarse del resto del Internet mundial.

Según las explicaciones posteriores, el Gobierno ruso daría esta orden en caso, por ejemplo, de un ciberataque a Rusia, como si la contingencia fuera equivalente a la de que un ejército invasor entrara 'a la fuerza' en su territorio. Evidentemente, las metáforas del mundo físico no suelen ser muy felices para intentar una explicación razonable sobre algo del mundo virtual o digital, y algunas resultan delirantes, como es el caso, ya que en un supuesto ciberataque, no penetraría ningún cuerpo de ejército y tampoco cuerpo de soldado alguno.

El ciberespacio es independiente del mundo físico

La Declaración de Independencia del Ciberespacio, redactada por John Perry Barlow, cofundador de la Electronic Frontier Foundation (EFF), señala: "Gobiernos del mundo industrial, vosotros, cansados gigantes de carne y acero, vengo del ciberespacio [...] Estamos creando un mundo donde cualquiera, en cualquier sitio, puede expresar sus creencias, sin importar lo singulares que sean, sin miedo a ser coaccionado al silencio o al conformismo [...] Nuestras identidades no tienen cuerpo, así que, a diferencia de vosotros, no podemos obtener orden por coacción física".

La ley aprobada por la Duma, que pretende separar el internet que funciona dentro de la geografía rusa del resto del mundo, no tiene sentido en un ciberespacio abierto como el que describe la Declaración de Barlow.  Sin embargo, ajena a esa idea, y de forma unilateral en relación al resto del mundo, la maquinaria legislativa rusa sigue adelante. En pocos días, probablemente, lo legislado en la Duma será aprobado también por la Cámara Alta rusa del Parlamento -el Consejo de la Federación- y firmado como ley por el presidente ruso, Vladimir Putin. Y ya hay fecha de entrada en vigor. Será el 1 de noviembre de 2019. Obviamente, los argumentos para promover la ley que ha aprobado la Duma son razones de seguridad nacional, y de prevención de ciberataques enemigos, entre otros temas. La solución que insinúan pasa por 'nacionalizar' el internet de la geografía rusa.

Conseguir el control total de Internet en la geografía soviética               

Aunque la ley aprobada por la Duma no tenga sentido para el citado ciberespacio abierto, sí lo tiene para ciertas cabezas rusas. Como publica el medio público alemán Deutsche Welle, el diputado de la Duma Andrei Klishas afirma que "la nueva ley no pretende aislar a Rusia de ninguna manera ni aislarla de fuentes externas.” Sostiene que “internet necesita ser protegido de influencias externas porque es cada vez más importante como espacio público de la Rusia moderna. Muchas instalaciones de infraestructura, en Rusia, están conectadas a internet".

Las medidas concretas pasan por leyes complementarias, algunas ya aprobadas y otras en curso, como la que ordena que los datos de los usuarios rusos están en servidores ubicados en territorio ruso y se resume en la frase "hay que mantener los datos rusos en Rusia". Este criterio legal ya le ha costado el bloqueo a LinkedIn, la red social de profesionales propiedad de Microsoft, por supuestamente infringir las leyes rusas de almacenamiento de datos; lo mismo en relación a la encriptación, lo que ha hecho que la sede de la exitosa startup Telegram, fundada por dos emprendedores e informáticos rusos, haya sido sacada del país y llevada a Dubái.

Y también se anuncia que desde el gobierno ruso se pretende arrebatar a ICANN, la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números, una organización sin fines de lucro que funciona para todo internet desde 1998, su potestad para otorgar dominios, IPs y nombres de internet en la geografía rusa y crear un "ICANN ruso". En resumen, se pretende desde entornos del gobierno ruso, conseguir una verdadera "rusificación" de internet. Incluso se ha aventurado un nombre para el 'internet rusificado': "Runet". Y todos los gigantes de internet que quieran interactuar con usuarios rusos deberán atender, en relación a sus datos, cualquier petición del gobierno ruso como ya hizo Facebook.

Desde luego, va a ser un interesante experimento a gran escala desde Rusia de una 'Enmienda a la Totalidad de Internet'. Es muy probable que la comunidad global de internet abierto responda. En la comunidad de usuarios de Internet en territorio ruso, se multiplican las manifestaciones y protestas. Este es un reto de gran altura y riesgo para la comunidad de internet que conocemos. El desenlace de este gran asunto está por ver. Y solucionarlo, sencillo no va a ser. Veremos.