Después de cuatro años demasiado ocupados para abordar las medidas que necesita su país, su comunidad autónoma y su ayuntamiento para convertirse en un verdadero ecosistema innovador, los partidos políticos andan ahora inquietos captando ideas para redactar un programa electoral en el que aparezca el tema sexy de la innovación, que le encanta a la gente y atrae a los empresarios. De modo que es el momento de poner el asunto de los datos sobre la mesa. Datos en una doble vertiente: como espejo de la precaria realidad socioeconómica y como punto de partida para digitalizar nuestro país.

Empecemos por el poder representativo de los números. Hay algunos muy elocuentes. En el último informe 2018 Global Innovation 1000 de Pwc están todas las que son, pero no son todas las que están. Pero es una buena orientación. Lo encabeza Amazon, nacida hace apenas 25 años, con una inversión en I+D de 22.600 millones de dólares (el equivalente al ansiado 2% del PIB español), seguida de Alphabet, matriz de Google, (16.200 millones), y Volkswagen (15.800). La primera empresa española en el ranking es Telefónica, en el puesto 161, Amadeus es la 362 y Grifols la 375. Sólo siete empresas de nuestro país entre las 1.000 que más invierten en innovación.

¿Cómo pretendemos hacer frente al tsunami tecnológico con estas cifras?

Más. Patentes: Huawei, que invierte el 16% de su facturación en I+D, solicita el triple de patentes cada año (3.989) que toda España. Si nos quedamos en los datos de la Oficina Europea de Patentes, la lista de peticiones de nuestro país la encabeza el CSIC con 43 en 2017, seguido de la Fundación Tecnalia (27), Telefónica (¡sólo 26!), Laboratorios Esteve (26), Universidad Autónoma de Barcelona (26) y Repsol (24). ¿Cómo pretendemos hacer frente al tsunami tecnológico con estas cifras? Una última referencia para quienes aún duden de que España juega en tercera regional en la competición de la innovación: somos el país número 28 del Global Innovation Index.

Y ahora la cuestión de los datos como aspiración. Las empresas que quieren digitalizarse comienzan habitualmente por diseñar una estrategia para generar, homogeneizar, recolectar, analizar y aplicar inteligencia a sus datos. La corrección del errático rumbo de nuestro país en inversión en I+D y patentes, aunque sea cuestión de vida o muerte, sólo dará resultados a medio y largo plazo. Pero hay algo más urgente a corto plazo, porque sin eso todo lo demás es pura cosmética: hay que hacer una política seria en cada ayuntamiento y comunidad, y a nivel estatal, para acumular y compartir datos de calidad. Cuántas cosas mejorarán sólo poniendo el foco en este punto. Porque los políticos no son ajenos al tsunami: lo que no hagan ellos, se lo harán otros.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES

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