Los elementos para afrontar con éxito los desafíos que plantea la innovación disruptiva son múltiples: formación e igualdad de oportunidades, colaboración público-privada, infraestructuras, marco normativo global, internacionalización empresarial, nuevos derechos digitales, uso de datos para ofrecer mejores servicios … Todos conforman un ecosistema digital lleno de oportunidades a nivel social, cultural, económico; un ecosistema que marca las actuales estrategias de innovación con el horizonte puesto en 2030.

En la próxima década, la digitalización revolucionará la sociedad y la economía desde abajo. Según apuntan nuestras empresas, el big data permitirá a las empresas ser capaces de identificar nuevas oportunidades de mercado, la utilización de inteligencia artificial impactará en todos los negocios generando innovación y eficiencia a gran escala, mientras otras tecnologías como la realidad virtual o la realidad aumentada cambiará el modo de consumir contenidos.

El avance hacia un mundo más conectado será la clave para la digitalización de la sociedad y la economía. El desarrollo de la tecnología 5G global determinará el ritmo de esta revolución digital. También será decisivo el desarrollo de misiones científicas en el campo aeroespacial, en el que España está preparada para liderar proyectos de gran envergadura, como los satélites españoles de telecomunicaciones.

La industria 4.0 cambiará el funcionamiento del mundo tal y como lo conocemos: la fabricación inteligente y personalizada permitirá a las fábricas alternar de forma flexible entre las categorías de productos, y a las industrias adaptarse a los requisitos de fabricación. La digitalización de toda la cadena de valor mejorará su eficacia, ahorrará en costes de producción y obtendrá un 99,99% de calidad de producción.

Las ciudades evolucionarán hacia el modelo smart cities ofreciendo al ciudadano mayor seguridad, comodidad y altos estándares de calidad de vida. En este entorno aparecerán nuevos modelos de vivienda más seguros, inteligentes y saludables con un óptimo uso de los recursos a través de la iluminación eficiente, sistemas de ahorro de energía y de agua o autogeneración de energía por fuentes renovables.

La forma de movernos también experimentará grandes cambios. La intermodalidad servirá no solo a los viajeros, sino también a proveedores y operadores creando la base de un nuevo modelo de negocio y abriendo nuevas oportunidades. La conducción autónoma y el tren automático y autónomo serán una realidad en 2030. También asistiremos al desarrollo de vuelos y drones sin tripulación guiados a través de internet.

El conocimiento y el entretenimiento tampoco serán lo mismo: las empresas de comunicación se verán obligas a poner el foco de sus estrategias en crear contenidos de calidad y noticias de rigor. Por su parte, el sector del gran consumo deberá dar respuesta a nuevas necesidades de los ciudadanos, evolucionando hacia un modelo de negocio consumer-centric. Para ello, será necesario el desarrollo de redes comerciales digitales, “todo a un click” y logística ultraeficiente en tiempo real.

El sistema sanitario también se verá beneficiado. La revolución del conocimiento y modificación del ADN y el tratamiento y uso inteligente de grandes volúmenes de datos permitirá tomar las decisiones más y mejor informadas de la historia. Gracias a la medicina personalizada de precisión, cada paciente recibirá la terapia más adecuada y se aumentará la longevidad y la calidad de vida.

En el marco de las instituciones, la administración digital es un proceso que revolucionará todos los procedimientos y estructuras administrativas burocráticas que tenderán hacia la automatización y la proactividad, para una mejor eficiencia y atención al ciudadano.

El sector eléctrico deberá asumir el liderazgo hacia una transformación energética sostenible, a través de una firme apuesta por las energías limpias, el desarrollo del vehículo eléctrico como gran batería desplazable y de redes inteligentes.

En esa sociedad del futuro los robots van a realizar actividades que hasta ahora hacemos los humanos. El progreso tecnológico podría llegar a elevar simultáneamente la riqueza y el número de empleos de la economía, y en este nuevo marco la verdadera sinergia vendrá de la colaboración entre la máquina y el factor humano.

La confianza en la transformación digital también pasa por un escrupuloso tratamiento de la gran cantidad de datos que se generan. Es necesario seguir avanzando en nuevos sistemas y herramientas de protección de datos, como el cifrado de cualquier tipo de tecnología que estemos usando; los acuerdos de confianza para potenciar la ciberseguridad en las empresas; y una confianza justificada entre industrias, gobiernos y sociedad.

El nuevo entorno digital precisará de un marco normativo adecuado global. Las normas que se adopten deben orientarse al aprovechamiento del gran potencial de crecimiento que conlleva el desarrollo de la economía digital, superando instintos proteccionistas que solo retrasarían nuestra incorporación al progreso.

Como conclusión, tenemos por delante un gran reto en el que todos debemos estar unidos y comprometidos -ciudadanos, empresas, la academia e instituciones públicas-, con la labor de crear una economía competitiva y una sociedad moderna y eficiente.

María Luisa Melo, presidenta de la Comisión de Innovación de Multinacionales por marca España