El pasado ya está escrito, pero de él poco parece que hemos aprendido. Entre las fake news, las pseudociencias y el consumismo, se empiezan a acumular problemas difíciles de resolver porque, por si no os habíais dado cuenta, la Tierra empieza a parecer una película de terror. La ciencia no engaña y los resultados de nuestro, digamos, poco ejemplar comportamiento respecto al medio ambiente, llegan en forma de contaminación, residuos y animales esquilmadas.

Parecemos invasores, pequeños seres llegados de otra parte y encaminados a agotar los recursos de la nueva zona ¿Tenemos una opción B? Nosotros, esos seres superiores, vamos a tener que esperar bastante antes de poder plantar patatas en Marte. Así que sí, la Tierra sigue siendo para nosotros el único planeta habitable.

Son ya habituales las noticias en las que ballenas, tiburones, pájaros o peces mueren sin razón aparente y cuyas autopsias revelan estómagos llenos de plástico. La contaminación ambiental llena nuestras ciudades y mata a millones de personas al año y en países de los que nadie quiere hablar, convertidos en vertederos, se amontonan toneladas de residuos electrónicos tirados, seguramente, antes de tiempo. Es la consecuencia de vivir rápido y comprar lo último de lo último sin darnos cuenta que la maquinaria de nuevas creaciones no para nunca.

Una forma de cortar esa carrera incesante es convertir residuos en materia prima para dejar de generar basura. Uno de los nuevos planteamientos lo ha diseñado la empresa Aqualia junto a la Universidad Rey Juan Carlos y consiste en el tratamiento de aguas residuales para llegar a conseguir algún día la emisión cero.

Está basado en microorganismos capaces de asimilar los nutrientes del agua residual. Advansist es la nueva tecnología e incorpora bacterias anaerobias que, al contrario que los sistemas conocidos, no genera emisiones de dióxido de carbono ni de óxido de nitrógeno. El siguiente paso ya se ha dado, y están en la cuenta atrás para crear la planta experimental más grande de este tipo. 

El mundo será distinto o no será. Que hayamos sido la especie que sobreviva a otras, no significa que vivamos para siempre. Nos creemos dueños de todo y actuamos a nuestro antojo, siempre caprichosos. Tal vez ha llegado la hora de ver las consecuencias, porque los castigos siempre llegan, aunque tarden.

Puede que nos enteremos demasiado tarde de que ya hemos pulsado el botón del no retorno. Cada uno recibe lo que da….