Santiago Ramón y Cajal decía que "lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia". En el ámbito de la innovación, por desgracia, la ignorancia se replica en demasiadas capas del sector productivo, de la economía y de la sociedad en su conjunto.

Especialmente grave es el desconocimiento y la ligereza con que el común de los españoles entiende la innovación. Hasta tal punto que hasta las encuestas que buscan reflejar la opinión de los ciudadanos sobre este tema se acaban contagiando de esta ignorancia generalizada. Es el caso, por ejemplo, de la última encuesta sobre percepción de la innovación publicada por la Fundación COTEC. 

Partiendo de premisas fáciles de consumir y populistas de partida (como que el 80,1% de los españoles considera la innovación positiva, nueve puntos menos que el año pasado), la encuesta empieza a mostrar símbolos de debilidad al analizar los ámbitos que nuestros conciudadanos consideran prioritarios en estas lides: salud o educación figuran en primer plano, pero se obvia por ejemplo la industria digital, precisamente el segmento donde -tanto a nivel mundial como en España- se concentra la inmensa mayoría de la inversión en innovación.

Desde COTEC admiten a INNOVADORES este importante fallo de la encuesta, poniendo como excusa que se han seguido los patrones de otro estudio similar en Reino Unido. Mal de muchos, consuelo de tontos, que suele decirse. Quizás el fallo también radique en que la encuesta entremezcla -con la base de que los españoles no conocen las diferencias- términos como innovación, I+D, I+D+i, cambio tecnológico o innovación tecnológica. Recordemos, sin contemplar el sector TI en ningún momento.

Tampoco resulta muy convincente que se apele a los riesgos de este "cambio tecnológico", pero solo se mencione el impacto de "robots y ordenadores". Mismas suspicacias que provoca el hecho de que los autores del estudio (SIGMA DOS) confundan "la desconexión digital" con el teletrabajo. O que se cuestione a los ciudadanos sobre sus temores en el uso de sus datos personales, sin tener en cuenta el impacto del GDPR recién aprobado este año.

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