En la 'Ética a Nicómaco', Aristóteles define los hábitos como "aquello en vistas de lo cual nos comportamos bien o mal respecto de las pasiones". Quizás no sea, o quizás sí, una definición muy escalable para hablar de las costumbres adquiridas en el mundo digital, pero sí que resulta un buen punto de partida para hablar sobre la capacidad real de decisión que tenemos sobre cómo usamos la tecnología en nuestro día a día.

Podríamos pensar que tenemos una amplia libertad de elección entre fabricantes de dispositivos, sistemas operativos, software, plataformas de distribución de contenidos y un largo etcétera. La propia Unión Europea o la CNMC en España son estandartes de esa promoción de la competencia en favor de que el ciudadano pueda tener diferentes opciones a su alcance. Sin embargo, esta premisa impoluta se queda un poco al traspiés cuando introducimos un nuevo factor en la ecuación: nuestros hábitos... pero entendidos como la comodidad de no preocuparnos más allá de lo establecido.

Por poner un ejemplo, tan sólo hemos de fijarnos en el mercado de los navegadores móviles. Un campo donde, según MarketsandMarkets, domina Chrome con un 62,71% de las instalaciones. Casualmente, es la opción por defecto en Android, sistema operativo que concentra el 70% de los usuarios de smartphones. ¿Y qué ocurre con los clientes de iPhone? De nuevo, casualmente, el 95% de los propietarios de un terminal de Apple usa Safari, su herramienta propia, sin preocuparse por mirar otras alternativas en el abierto y libre campo.

De hecho, las grandes alternativas son, todavía, demasiado pequeñas para plantar cara. UC Browser y Opera apenas presentan el 2,2% de cuota de mercado cada una de ellas, mientras que Firefox apenas representa el 1% de las instalaciones. Una lucha desigual, con la conveniencia y la apatía del consumidor como principal escollo, que se está tratando de romper por medio de la innovación. Es el caso de Opera Touch, que ha lanzado una nueva app para iOS diseñada para pantallas grandes y sin botones físicos, los cuales son sustituidos por un botón virtual que controla todo el navegador. Veremos si es suficiente para romper el duopolio de lo común y logra nadar contra la masa.

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