El escritor irlandés Jonathan Swift decía que "nada es constante en este mundo salvo la inconstancia". Unos cuantos siglos antes, el griego Plutarco afirmaba a su vez que "la perseverancia es invencible y que el tiempo, en su acción, destruye y derriba toda potencia". Una oda al tesón y la tenacidad que no siempre se plasma en una industria, la tecnológica, acostumbrada a grandes golpes de timón y la disrupción como emblema del todo.

Sin embargo, hay compañías que, como las hormiguitas, van dando pasos sólidos en una dirección sostenida en el tiempo, con un rumbo prefijado en su radar y con una intención nada oculta. Esta reflexión viene a propósito de uno de estos ejemplos, el de la germana SAP, una compañía que hace menos de cinco años era monoproducto (vivía casi en exclusiva del éxito de su popular ERP) pero que ha sabido diversificarse, sin demasiado ruido pero con muchas nueces, hasta hacer que su antaño bandera 'solo' represente ahora entre el 33% y el 35% de sus ingresos en España.

Por comparar, su pata de data management (incluyendo HANA) supone ya el 30% de su negocio y la parte más innovadora de analítica e inteligencia de negocio (donde se engloba la gran apuesta de Leonardo) aglutina alrededor del 20-25% de la facturación.

Con este tramo del camino recorrido, y con un crecimiento que Joao Paulo Da Silva -cabeza visible de la empresa para la heterogénea región de Sur de Europa, África francófona o Turquía- cifra en cuatro veces la media del mercado, no es de extrañar que SAP no busque grandes aspavientos en el corto plazo, sino mantener esa constancia y perseverancia.

El nuevo director general de la firma en nuestro país, el uruguayo Rafael Brugnini, así lo admitía esta semana en un encuentro con los medios: "El crecimiento sostenido es nuestro principal reto, mantener el ritmo de crecimiento de los últimos años y hacer foco en extender nuestras soluciones, especialmente en banca y pymes".

Si a alguien este planteamiento le suena conservador, nada más lejos de la realidad: SAP creció el pasado año un 22% en España, muy por encima de las exigencias declaradas de la matriz de incrementar sus ingresos a doble dígito.  Con la creciente competencia en la arena cloud, no es una cifra fácil de mantener.

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