Estamos abordando un cambio de perspectiva, reconociendo y preocupándonos del valor del “medio natural”, siendo vital cambiar nuestra relación con el mismo, “de conquistadores de la Tierra a ciudadanos de ella”, esto nos llevará a actuar no únicamente en pro de un beneficio particular, sino buscando el interés de todo el ecosistema.

Debemos descubrir cómo prosperar de forma equilibrada

Este cambio de enfoque requiere un “repensar” nuestro modelo de crecimiento y sus indicadores, incluyendo variables medioambientales y sociales en la ecuación. Como recoge Kate Raworth en su libro Economía Rosquilla, en lugar de perseguir un PIB cada vez mayor, debemos descubrir cómo prosperar de forma equilibrada, asegurando el fundamento social del bienestar humano y velar por no superar el techo ecológico. Este nuevo modelo económico requiere de un diseño regenerativo “crear para regenerar”. Este reto ya se contempla en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para el 2030, siendo una  las siete iniciativas emblemáticas que conforman la estrategia Europa 2020 y el actual proyecto de Estrategia Española de Economía Circular (2018 - 2020), de inminente aprobación.

El modelo de economía circular de la Fundación Ellen MacArthur describe la fusión de un nuevo modelo económico basado en la integración del ciclo de vida natural donde los recursos son limitados y los materiales tienen un uso que se reincorpora en los procesos productivos de forma circular. Está basada entre otros en los siguientes principios rectores: Diseñar para minimizar los residuos, reducir la obsolescencia, uso de energías renovables, los residuos son “comida”, pensar en sistemas relacionados entre si.

Debemos comenzar YA a superar la adicción al crecimiento por crecimiento

De aquí a 2030, tenemos como meta reconvertir las industrias para que sean sostenibles, utilizando los recursos con mayor eficiencia, promoviendo la adopción de tecnologías y procesos industriales limpios y ambientalmente racionales. Para ello considero clave la adopción del término “ecoficiente” en el marco de la política industrial e I+D+i. No existe un crecimiento económico sin límites, ni un desarrollo tecnológico que no sea consecuente con la sostenibilidad del Planeta, por ello los avances tecnológicos deben ponerse al servicio de este cambio de paradigma en la forma de producir y consumir, así como interiorizar el concepto de “ecoeficiencia” en nuestras actividades innovadoras, evaluando el impacto ambiental de estas actuaciones y persiguiendo  su minimización.

La transición hacia un modelo de economía circular es objeto de atención creciente entre los responsables políticos y empresariales. Esperemos que más allá de una moda, de palabras y objetivos teóricos, exista un compromiso real, debemos comenzar YA a superar la adicción al crecimiento por crecimiento, necesitamos economías que nos permitan prosperar de forma justa y sostenible. Como recogía Miguel de Unamuno en una cita: “Procuremos más ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado”.

Noelia Escobar Izquierdo es coordinadora de Relaciones Institucionales e Intangibles en INCOTEC Innovación Eficiciente