Lo han llamado el «traje de pedir perdón». Mark Zuckerberg se ha puesto corbata esta semana. El 'emperador de los nerds', el alquimista de los social media, el hombre que recibía en camiseta gris al expresidente Barack Obama. Un sencillo algoritmo, utilizado por Cambridge Analytica, que según los especialistas podría elaborar cualquier estudiante de primeros cursos de programación, le ha costado 100.000 millones en Bolsa a Facebook y ha obligado a su fundador a someterse a una humillación pública. Se acabaron las frivolidades. Los programas informáticos son los tanques del siglo XXI, y en el actual pulso geopolítico global una compañía capaz de recabar datos privados de cientos de millones de personas debe actuar con máxima cautela, si no quiere representar un problema de seguridad nacional. Ese es el tema.

Los programas informáticos son los tanques del siglo XXI

Apropósito de los avances en computación cuántica, por ejemplo, la National Review lanza una advertencia: «No nos engañemos, la competición por el ordenador cuántico es la nueva carrera armamentística. El país que desarrolle uno antes tendrá la capacidad de mutilar ejércitos y derribar la economía global». ¿Visión distópica? Esta arma tecnológica será capaz de romper cualquier algoritmo RSA, sobre el que se apoya la moderna criptografía.

Inevitablemente, el duro correctivo que ha sufrido Facebook se inserta también en el debate abierto en EEUU sobre el futuro modelo de gobernanza política. Se habla, no os escandalicéis, de que el sufragio universal surgió para legitimar un sistema de gestión de las decisiones colectivas evolucionado de la Ilustración, que ponía fin a un Antiguo Régimen alejado y ajeno a los ciudadanos. Pero las circunstancias actuales ya no son esas, la sociedad heterárquica y reticular tiene que encontrar un nuevo modelo, porque el heredado consolida las estrategias de competencia frente a las de colaboración.  

El influyente cofundador de Coinbase, Fred Ehrsam, escribe que «pasamos un promedio de 11 horas al día ante la pantalla en EEUU. Con más de la mitad en dispositivos conectados a Internet, creciendo 11% cada año. Sin embargo, estas redes están altamente centralizadas (Facebook, Google, Apple, Twitter) y continúan consolidándose». Ehrsam apuesta por el blockchain para «crear estructuras de poder enormemente diferentes y programar el futuro que queremos para nosotros mismos».

En EEUU no existe una legislación de protección de datos como la que se aplica en Europa, pero compañías como Google o Apple han sabido cerrar el acceso a la información de sus usuarios de forma eficaz, eficiente y rentable. Zuckerberg ha entendido el mensaje. Esto no es un juego.

Eugenio Mallol es director de INNOVADORES by Inndux.