Cada año, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y Policías Autonómicas reciben alrededor de 25.000 denuncias por desaparición de un familiar o allegado. Logran esclarecer y localizar el 95% de los casos, según el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES), dependiente del Ministerio del Interior.

En cuanto se detecta un caso, se ponen en marcha diferentes mecanismos para su investigación, entre ellos el uso de las herramientas tecnológicas de localización. Gracias a ellas, es posible resolver muchos de los casos con celeridad y evitar males mayores. Así ocurrió con la desaparición el pasado mes de diciembre de un hombre de 90 años en Galdakao (Vizcaya).

Después de que los familiares denunciaran el caso ante la Ertzaintza, se inició un operativo de rastreo. El desaparecido llevaba una pulsera con GPS, por lo que confiaban en que su localización sería rápida, pero las horas pasaban y no conseguían dar con la señal GPS ni con él.

Afortunadamente, otra red de comunicaciones sí era capaz de seguir transmitiendo: la red de radio. “Mediante la triangulación de la señal del dispositivo y varias antenas de comunicación, se pudo ofrecer una ubicación muy aproximada del paradero de la persona”, describe David Cristóbal, solutions consultant de Sigfox España, empresa especializada en ofrecer soluciones para comunicaciones IoT (internet de las cosas, por sus siglas en inglés). 

“Y, sobre todo, la dirección en la que se estaba desplazando el desaparecido, que sirvió para dar una localización de búsqueda a los equipos de rescate”, añade. Finalmente, se dio con la persona, que se encontraba en una vaguada con mucha vegetación y muy cerrada con síntomas de hipotermia, pero, afortunadamente, con las constantes vitales estables.

Comunicaciones para IoT

Esta red ‘0G’ (como la denominan en Sigfox por su bajo consumo) ofrece una alternativa de comunicación entre dispositivos sin la necesidad de que estos estén ligados a la cobertura y disponibilidad de la red móvil convencional, enviando y recibiendo datos sin necesidad de tarjetas SIM, conexión a internet o wifi.

“Las estaciones base simplemente transmiten mensajes de radio con protocolo sigfox. De esta manera, se logra una red de largo alcance, incluso en zonas rurales remotas o aquellas donde otras alternativas de conectividad tradicional no llegan”, explica Cristóbal a las preguntas de D+I.

Cuando Sigfox nace en el año 2010, lo hizo con el objetivo de desplegar una red de comunicación específicamente dedicada al internet de las cosas. “Para la mayoría de casos de uso del IoT industrial y profesional no es necesario una comunicación constante de grandes cantidades de datos, sino señales que perfectamente pueden apoyarse en una tecnología con un ancho de banda ultra estrecha”, asegura el técnico.

“De esta forma, se elimina la necesidad de establecer y mantener una conexión permanente entre dispositivos y redes. Es posible prescindir de tarjetas SIM, cables y, en general, de grandes infraestructuras con necesidades muy complejas”.

Su propuesta es una solución de comunicación de radio definida por software, que permite trasladar toda la complejidad computacional a la red y simplifica el diseño de los dispositivos. Se trata de un protocolo diseñado específicamente para comunicaciones IoT.

“Nuestra red de cobertura opera en bandas sin licencia en todo el mundo con frecuencias de radio que van desde los 868 MHz hasta los 928 MHz. Actualmente, nuestra red 0G conecta a más de 19 millones de objetos y por ella circulan más de 75 millones de mensajes a diario”, enumera Cristóbal.

Logística, sanidad y construcción

El reducido coste de la conexión y de los dispositivos son dos de las ventajas que aporta esta tecnología de comunicaciones por encima de otras técnicamente más avanzadas. Esto permite, entre otras cosas, poner en marcha proyectos que necesitan de escalabilidad, por ejemplo, “monitorizar una flota de transporte en la que hay localizar con exactitud un alto número de activos”.

En la experiencia de Sigfox, los usos son cada vez más diversos. Sectores como el logístico o la agricultura de precisión ya apuestan por su aplicación. “Incluso durante la pandemia hemos empleado el IoT y nuestra red para registrar la calidad del aire en interiores y la concentración de CO2, o la temperatura de las neveras que transportan las vacunas junto al Institut Català de la Salut”. 

Cristóbal también menciona su aplicación en el sector de la construcción durante la edificación de las Cactus Towers en Copenhague (Dinamarca), “donde es posible monitorizar el estado exacto del cemento durante el encofrado para optimizar su uso y ahorrar materiales”. 

También en la rehabilitación energética de vivienda pública ubicada en ámbitos vulnerables de cuatro municipios y barrios del País Vasco. “A través de tecnología y conectividad IoT, se lleva a cabo un control de la temperatura ambiental, humedad relativa y concentración de CO2 del aire, así como el consumo de calefacción, con el fin de lograr una mayor eficiencia energética que contribuya a la reducción de gastos de consumo entre la población con menos recursos”, detalla. 

Desde Sigfox nos adelantan que ya están investigando lo que se conoce como energy harvesting o recuperación energética de fuentes como radiación solar o la vibración para alimentar la energía que necesitan los dispositivos conectados a nuestra red. “Ya de por sí, es muy poca cantidad de energía la que requieren; de hecho, la mayoría tienen una autonomía de años de duración; pero mediante este sistema, sería posible ahorrar incluso más energía y realizar proyectos más sostenibles”, concluye Cristóbal.

 

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