Las Médulas

Las Médulas Noelia Hernández

Investigación

Reconstruyen 781 kilómetros de la red hidráulica de Las Médulas, una ambiciosa obra de la ingeniería romana

Imágenes LiDAR y fotografías aéreas han permitido a investigadores del CSIC reconocer sobre el terreno el 30% de la red.

16 diciembre, 2022 02:58

El paraje de Las Médulas, en la comarca de El Bierzo (León), recibe cada año cerca de 100.000 visitantes. Su paisaje único le valió que en 2002 la Unesco lo declarara Patrimonio de la Humanidad. Una singularidad fruto de la acción del hombre que construyó aquí una de las obras de ingeniería más ambiciosas de la Antigüedad. 

Las Médulas está considerada la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio Romano. Para su explotación, se creó un sistema de galerías, denominado ruinae montium, con las que se canalizaba y embalsaba el agua de los riachuelos que recorrían la montaña en la parte superior. Cuando se soltaba, la fuerza del agua arrastraba las tierras hacia lavaderos en la parte inferior. 

Para poner en marcha este sistema hidráulico, se llevaron a cabo 42 derrumbes de montañas en la última zona explotada de Las Médulas. Un hallazgo que se ha conocido tras la investigación realizada por un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), coordinado por Javier Sánchez-Palencia y Almudena Orejas, del Instituto de Historia.

781 kilómetros reconstruidos

Los autores de 'La zona arqueológica de Las Médulas y su red hidráulica' han analizado un total de 32 canales de la red, 39 depósitos de agua (los únicos que se conservan) y la totalidad del proceso minero. Gracias a este estudio pormenorizado se ha establecido por primera vez un desarrollo detallado de las fases por las que pasaron los tres sectores de la mina.

En el caso de Las Valiñas, el más grande, se han identificado hasta 28 fases. En las últimas se llevaron a cabo un total de 42 cortas de minado o ruinae montium. También se han diferenciado claramente los diversos canales de evacuación que condujeron el material estéril extraído y lavado hasta los seis grandes conos de deyección o colas de lavado, como el de Chaos de Maseiros, el más grande y que dio lugar a la formación del Lago de Carucedo.

[La startup gallega que usa la tecnología digital para conservar el patrimonio histórico de nuestros pueblos]

En total, se han reconstruido 781 kilómetros de recorrido. Los tramos que son actualmente visibles a través de cualquier medio –sobre todo con imágenes LiDAR (light detection and ranging) y fotografía aérea– suman 272 km. “Esto quiere decir que sólo un 30% de la red puede reconocerse sobre el terreno, el resto o está oculta o ha sido erosionada y se ha perdido”, según los investigadores,

Hasta el momento, se han hecho sondeos en nueve canales y en tres depósitos de agua. Los muestreos de los materiales depositados en ellos tienen por objeto, en primer lugar, obtener una secuencia cronológica fiable, mediante dataciones radiocarbónicas. Las fechas obtenidas hasta ahora, indican que la explotación tuvo lugar en los siglos I y II de nuestra era.

Se trata de las primeras dataciones directas de estructuras mineras, ya que hasta ahora la cronología se basaba en la de los asentamientos relacionados con la mina.

Además, está en curso un estudio secuencial del registro medioambiental, “de forma que podremos tener una idea bastante precisa de la evolución de la vegetación y condiciones ambientales de la zona en esos dos primeros siglos de nuestra era, así como valorar el impacto causado por la minería y la explotación global del territorio que llevó a cabo el Imperio Romano”, según indican los investigadores Sánchez-Palencia y Orejas.

El proyecto está siendo coordinado desde el Instituto de Historia del CSIC y en él participan más de una veintena de investigadores, del CSIC y de otras instituciones o empresas públicas o privadas.

El proyecto, subvencionado por la Junta de Castilla y León con 110.000 euros, ha sido concebido para servir de base a una redefinición del Bien de Interés Cultural (BIC) de Las Médulas, como paisaje cultural representativo de otras zonas del mundo romano.