Los científicos españoles María Barreira, Rocío Gaudioso, Javier Burgos, Alejandro Sánchez, Javier Escudero, Diego Alonso y Alba López residen en Reino Unido y trabajan en distintos sectores del mundo ciencia; desde la empresa privada a fundaciones financiadoras de ciencia. Con INNOVADORES como testigo, hablan sobre financiación, burocracia y cultura científica y escriben una receta a seguir para la próxima persona que ocupe el máximo cargo del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, "que debe empezar por escuchar a los investigadores".

¿Qué le falta al sistema español de I+D+i?
RG. En Reino Unido están muy comprometidos con la ciencia y la investigación porque se entiende que no es un gasto, sino una inversión. Hay varias instituciones que se dedican a identificar y diseñar actividades estratégicas para ayudar a los investigadores para que hagan su trabajo lo mejor posible.
DA. Aquí el sistema científico es más independiente de los vaivenes políticos porque esas instituciones que gestionan la ciencia sirven para amortiguar los cambios y que uno u otro partido no pueda adaptar las políticas a su antojo. Aunque cambian los políticos, aquí se pueden hacer planes a largo plazo.
MB. En España no ocurre, pero aquí ningún ciudadano se plantea por qué la ciencia es importante. La sociedad no se cuestiona por qué hay que poner dinero en investigación porque sabe que ese dinero dará dinero.
JE. Aquí es normal que las organizaciones benéficas financien ciencia; tanto proyectos de temas generales como investigaciones concretas. 
AL. Todos los años varios grupos de mi universidad reciben dinero de gente privada, es lo normal. Mi beca, por ejemplo, está financiada por una organización benéfica.
¿Qué cambiarías primero?
JB. Hace falta seriedad en la administración. Muchos científicos sufren retrasos en la asignación de becas sin que se prolongue luego el plazo para gastar el dinero... es un sabotaje desde dentro al sistema de ciencia. Hay que encontrar la manera de financiar sin poner trabas ridículas. 
MB. En España se ve a las personas como números. Si se retrasa la resolución de una beca, los estudiantes de doctorado se quedarán en casa esperando, se tendrán que buscar otra cosa o, en ocasiones, seguirán trabajando sin cobrar.
JB. Debería haber un castigo para las administraciones cuando incumplen sus propios plazos; un castigo. Si hubiera multas o se pagase una compensación a los perjudicados, tal vez las cosas cambiarían. 
¿Qué le diriáis a la próxima persona que ocupe el Ministerio?
MB. Reino Unido recibe muchos ingresos de la industria biomédica; de terapias personalizadas, farmacéuticas... de ciencia que se hace aquí. Con ver cuánto se ingresa en comparación a lo que se invierte es fácil justificar por qué la financiación de la ciencia es una inversión. La sociedad tiene que saberlo.
AS. La ciencia es un método, está en todas partes. El presupuesto para ciencia no debería venir sólo de ese Ministerio, porque los beneficios van para todos. Por ejemplo, la ciencia te dirá cómo hacer mejores carreteras, las políticas deberían basarse en la evidencia. La ciencia está en todo... tienes expertos en tu país, úsalos. También hay que permitir que se pueda emprender, que se pueda montar una empresa, porque en España les crujen a impuestos.
RG. El diagnóstico y los problemas están claros. Debe escuchar a la comunidad científica, que lleva años dándole una hoja de ruta, un protocolo de qué cosas hacer. Hay que oír a la gente más joven y a los que están fuera.. porque tenemos experiencias de países en los que sí funcionan las cosas. Muchos cambios no necesitan ni dinero ni destrozar Hacienda. 

"Las normas de la ciencia en España están hechas por gente que no sabe lo que hacemos"

¿Cómo veis la posibilidad de volver a España?
MB. Quiero volver a España, pero no está en mis planes porque no voy a encontrar condiciones similares a las de aquí. No es por el salario, sino porque allí no me siento valorada como trabajadora y no se respeta mi criterio. La manera de gestionar los grupos de trabajo y el liderazgo es muy diferente; en Reino Unido se hace más de tú a tú, pero en España la industria y la academia son más paternalistas.
JE. Yo tampoco me planteo volver a España y tampoco me preocupa tanto el salario como las condiciones de trabajo. No es sólo el acceso a la financiación, sino también las horas de docencia, la carga burocrática... se hace trabajo redundante y absurdo.
DA. Exacto, se debe apoyar más a los investigadores y eliminar carga burocrática para que se centren en su trabajo. Aquí, por ejemplo, se contrata a gente para que haga ciertas tareas y que los investigadores se centren en su trabajo, que además es lo que saben hacer bien. 
JB. La carrera es precaria por definición, necesitas tener movilidad para formarte y no es fácil para la familia, además de que te crea mucha inseguridad laboral. La movilidad podría ser realmente una ayuda si la gente pudiese salir fuera para formarse y volver sin problemas.
Habláis de rigidez en la contratación, en la ejecución de proyectos, de burocracia, distribución de fondos, para transferir tecnología....
JE. En España la ciencia está fiscalizada y auditada como si fuese exclusivamente un tema contable. No está customizado el sistema para la ciencia, las normas están hechas por gente que no sabe lo que hacemos, realmente no nos sirve.
AS. En España al investigador se le trata como un presunto delincuente. Nunca sabemos cuándo salen las ayudas ni cuando se van a resolver. Nos pasamos todo el día almacenando certificados para justificar las cosas, la auditoría es brutal. Quiero volver a España por temas familiares, pero va a ser muy negativo para mi carrera científica.
RG. Aquí, si te pillan haciendo algo que no debes, te crujen, en España no. Los organismos de financiación tienen, digamos, listas negras, y si haces algo malo y apareces, no puedes volver a pedir dinero.
JE. Aquí, si cometes un fraude, se te echa y se cierra tu laboratorio. Aquí hay menos presión, pero si te pillan, se acaba tu carrera para siempre. En España no pasa lo mismo, les dejan en tareas administrativas... porque son funcionarios. Si realmente comenten el delito, no hay castigo real.

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