Los investigadores españoles se quejan más de la burocracia que de la falta de dinero para ciencia. O al menos así se expresa una nutrida representación de la Selección Española de la Ciencia, 13 investigadores que hoy han recibido su camiseta roja, una iniciativa del CSIC y la revista Quo para destacar a los que son primeras figuras internacionales en sus respectivos campos, seleccionados por un acreditado jurado.

"Si la burocracia se simplificara, nos iría mucho mejor. No es tanto un problema de dinero, sino que la ciencia tiene otros requerimientos diferentes para hacer acuerdos y contratos", dice Montserrat Calleja, jefa de grupo en el Laboratorio de Bionanomecánica del Instituto de Micro y Nanotecnología. Se dedica a crear máquinas que detectan mutaciones del ADN, células cancerosas, proteínas del párkinson o el Alzhéimer. "Otros países nos están robando científicos muy buenos", añade.

Y, además, "la burocracia no nos permite contratar extranjeros", apoya Daniel López Serrano, bioquímico, investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), especialista en superbacterias hospitalarias. "Mi laboratorio no es atractivo para un chico francés o alemán, que se arriesga a tener que convalidar estudios o que le rechacen el título".

"A la Universidad si vienen del extranjero", apunta Alicia Sintes, astrofísica, líder del Grupo de Relatividad y Gravitación (GRG) de la Universidad de les Illes Balears (UIB), que pertenece al grupo LIGO-Virgo y es, por tanto, copartícipe del premio Nobel de Física 2017 por la primera detección de ondas gravitatorias.

Lo suyo no es, sin embargo, una enmienda a la totalidad: "El problema de la financiación es que no se puede estabilizar a un buen investigador. Vienen, aprenden y cuando el investigador ya está formado te lo compran desde cualquier empresa", analiza Sintes, que no obstante se declara encantada del trabajo de todo su equipo "durante los últimos nueve años".

López Serrano explica que no ve grandes diferencias entre España y Alemania, donde estuvo hasta 2015, en el ámbito de la ciencia. "Aquí incluso tengo mejor material. Para los proyectos nacionales hay muy poquito dinero. Para algo más grande hay que acudir a Europa. Haría falta una institución, un core founding, para gestionar el dinero para proyectos de nivel básico". La carencia de esa financiación básica, opina, "daña a la ciencia paciente".

Otra cuestión es que la ciencia se globaliza, con la facilidad de la comunicación actual. El neurólogo Juan Fueyo sugiere que "todos los investigadores deberían estar expuestos a la ciencia internacional. Aunque si te vas fuera y luego prefieres quedarte o regresar depende de cómo eres". Fueyo y su esposa, Candelaria Gómez-Manzano, optaron por seguir en Estados Unidos su investigación en neurología en el Centro de Cáncer MD Anderson de Houston. Son los descubridores de un virus que combate el tumor cerebral más letal. En la selección española hay una camiseta para cada uno de ellos.

José María Ordovás, pionero de la nutrigenómica que vive a caballo entre Estados Unidos y España como director del laboratorio de Nutrición y Genética de la Universidad de Tufts, en Boston, subraya la importancia del intercambio de conocimientos entre científicos. "En Estados Unidos existe una sociedad de investigadores españoles, en la que se establece una relación multidisciplinar".

Y una vez que la ciencia se globaliza y se difunde sin barreras, y el dinero para investigaciones relevantes, al final, se va a buscar a Europa, la pregunta es qué sentido tiene mantener sistemas nacionales pequeñitos por separado. "Para atender los problemas desde un punto de vista local, no con los datos de otras poblaciones de Estados Unidos o de China", responde Ordovás a INNOVADORES. "En nutrición y genética hay particularidades. La nutrición en España es particular y la genética también puede marcar diferencias respecto a otros lugares. Además, es para barrer un poco para casa y crear riqueza de país".

Fueyo ofrece otro punto de vista: "Para lo que sí sería oportuno una globalización de la ciencia es para la ética. Ahora las tecnologías están al alcance de cualquier gobierno. Si nos ponemos a editar el genoma en embriones humanos, sería bueno que todos los países, o el mayor número, estén de acuerdo [en lo que se puede hacer]. O si la inteligencia artificial va a cambiar las condiciones de trabajo del ser humano. O el caso del cambio climático. Las decisiones que tome un solo país no sirven para controlar nada".

Los restantes integrantes de esa selección española distinguidos en la quinta Gala de la Ciencia son:

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  • Carmen Iglesias Cano, directora de la Real Academia de la Historia y sillón “E” de la Real Academia de la Lengua (RAE).
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  • Maia García Vergniory, investigadora Ikerbasque en el Donostia International Physics Center, busca materiales topológicos para crear dispositivos electrónicos más reducidos y eficientes.
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  • José Antonio Font Roda director del Departamento de Astronomía y Astrofísica de la Universitat de Valencia, perteneciente al grupo LIGO-Virgo.
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  • Francisco Santos Leal, matemático, catedrático de Geometría y Topología en la Universidad de Cantabria. Premio Fulkerson que ha refutado la conjetura de Hirsch.
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  • Enrique Peñalver, paleontólogo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), descubridor de la garrapata más antigua, de 105 millones de años, atrapada en ámbar.
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  • Iván Márquez-Rodas, oncólogo del Hospital Gregorio Marañón y codirector ensayo de la primera inmunoterapia contra el cáncer desarrollada íntegramente en España.
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  • Purificación Muñoz Cánoves, del CNIC y la Universitat Pompeu Fabra (UPF), especialista en regeneración muscular que investiga la proteína p16 en las células madre.
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Los premios buscan dar visibilidad a los científicos, para acercarlos al público usando el símil deportivo. Y además, hay también una distinción especial para un futbolista de verdad, Esteban Granero, alias 'el pirata', jugador en la actualidad del Español, premio Promoción de la Investigación y la Ciencia, por su trabajo y aportación en Olocip, empresa que aplica la IA al análisis del fútbol profesional.