“Queremos ser una empresa de tecnología, que transcienda la seguridad”, afirma Manuel Rodríguez, director global de Tecnología en Prosegur Security, durante la visita que este medio realiza a su iSOC de Madrid. Un centro “inteligente” desde el que se gestionan todas las operaciones de seguridad de la compañía y que inauguraron en diciembre de 2022.

El acceso está precedido de varias medidas de seguridad y, por supuesto, no se permite hacer fotos de su interior. Aquí trabajan 300 profesionales que se encargan de gestionar más de 25.000 instalaciones de sus clientes, alrededor de 300.000 dispositivos conectados (200.000 a través de vídeo) y se intercambia información con los cerca de 26.500 vigilantes y técnicos distribuidos por toda España. 

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El de Madrid es el mayor centro de Prosegur de estas características, pero no es el único. Antes de pasar por los tornos que permiten entrar únicamente a las personas autorizadas, un gran mapa muestra las otras 13 instalaciones similares que la empresa tiene distribuidas en Argentina, Brasil, Chile, China, Colombia, Portugal, Estados Unidos, México, Paraguay, Perú, Singapur y Uruguay.

“Todos ellos forman una red de información, un core tecnológico, y ejercen de backup de todas las operaciones”, explica Fernando Berzal, gerente global del iSOC, quien ejerce de guía junto a Rodríguez durante el recorrido. 

El objetivo de crear esta red, de la que forman parte un total de 1.200 profesionales en todo el mundo, es “desarrollar un trabajo en colaboración” para responder a las alertas de forma más ágil “independientemente de dónde se produzcan, ya que todos los centros están conectados”, apunta el director de tecnología. “De esta forma, además, podemos gestionar alianzas internacionales y adaptarnos a las regulaciones de cada región”. 

Datos, IA y personas

El iSOC de Madrid ocupa una nave de 2.000 m2 que ha sido renovada completamente. Para su puesta en marcha han tenido que instalar 90 km de cables de datos y un grupo electrógeno con una capacidad de 600 kVA (kilovoltios amperios), suficiente para alimentar 120 viviendas convencionales durante 48 horas de forma completamente autónoma. 

Aquí es donde se ha gestado lo que han dado en llamar ‘seguridad híbrida’ como resultado de una estrategia en la que “se combinan tecnología, datos y personas”, aporta Rodríguez. “Gracias a estos tres pilares podemos anticiparnos a las posibles amenazas y generar alertas más eficaces”. 

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Durante la visita, los portavoces de Prosegur Security dejan claro en todo momento que el uso de big data, IoT o inteligencia artificial constituyen herramientas que refuerzan el trabajo de las personas, tanto de los profesionales del iSOC como de los vigilantes.  

Estos últimos también alimentan el sistema con los datos que aportan desde una aplicación instalada en sus teléfonos móviles. Desde ella no sólo informan de su ubicación o incidencias –relacionadas también con su seguridad laboral, como una caída–, además es una vía de comunicación para saber cómo actuar ante una alarma.

El iSOC, Centro Inteligente de Operaciones de Seguridad, de Prosegur en Madrid.

Esa información, junto a la que recogen las cámaras de vigilancia, sensores –de movimiento, temperatura, incendios, etc.–, sistemas de identificación y otro tipo de dispositivos de seguridad, se integra en una única plataforma.

“La interpretación de todos estos datos con inteligencia artificial es lo que permite dibujar escenarios futuros, adelantarnos a lo que pueda pasar y adoptar medidas de prevención”. El centro gestiona cada mes 1,2 millones de alarmas, de las que sólo el 1% son verídicas. 

Prevención en tiempo real

En la sala principal del iSOC, una de las paredes está ocupada por ocho grandes pantallas donde visualizar en tiempo real lo que capta una cámara si se detecta alguna irregularidad, o mapas y gráficos con datos relevantes para poner en marcha determinadas operativas.

Entre los clientes de Prosegur Security figuran pequeñas tiendas y grandes centros comerciales en retail, centros logísticos, sedes corporativas, entidades financieras e infraestructuras estratégicas, como plantas de generación eléctrica, además de museos, edificios institucionales o incluso el transporte público. 

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De algunos de ellos gestionan datos tan críticos que tienen reservadas salas especiales donde el acceso está restringido a aquellos profesionales que trabajan específicamente con esos clientes, como es el caso de la banca o multinacionales españolas de retail, de los que Rodríguez no puede dar nombres por los acuerdos de confidencialidad suscritos. 

Como ejemplo de cómo funciona su sistema de ‘seguridad híbrida’ menciona el de las tiendas de ropa, donde una cámara de vigilancia con inteligencia artificial alertaría ante determinados gestos que el sistema tiene calificados como sospechosos, o detectaría que una persona ha cogido seis productos, pero al pasar por caja únicamente paga tres. 

“En estos casos, saltaría un aviso en el iSOC, que se conectaría con las cámaras del establecimiento y se pondría en marcha el protocolo de seguridad”, describe Rodríguez. “De forma similar, durante la fiesta de Navidad de este año, ayudamos a la Policía a localizar a un niño que se había extraviado en una línea de autobús gracias al uso de las cámaras que llevan estos vehículos para supervisar su seguridad”. 

La plantilla de 300 profesionales, con la que cuenta el iSOC de Madrid, se completa con analistas de datos encargados de diseñar y perfeccionar la estrategia preventiva de seguridad para cada sector. “Con cada cliente se diseñan unos protocolos en función de sus peculiaridades, y son ellos los que nos obligan a innovar”, reconoce Rodríguez.