Los productos agrícolas de la Unión Europea son saludables y asequibles al bolsillo porque se sustentan bajo la normativa más exigente del planeta, con las máximas garantías de trazabilidad y seguridad alimentaria 'del campo a la mesa'. El consumidor pide más. Se ha convertido en un curioso impertinente por conocer de dónde vienen los alimentos, cómo se producen, de qué se componen, cómo de sanos son o qué huella ambiental dejan. Pero no solo los consumidores exigen, los agricultores y ganaderos también. Y ahora, esta cadena alcanza la máxima seguridad en uno de los productos estrella de España: el aceite de oliva virgen extra.

La iniciativa surge de una preocupación global y, especialmente,  nacional. La OCU y UPA están recogiendo firmas de apoyo en España para que prospere en Bruselas la obligación de que la etiqueta de todos los productos, bien frescos bien manufacturados, informe claramente sobre el lugar de su origen.

Las demandas de pureza en la transparencia de la cadena de suministro se responden con nuevas tecnologías ubicuas, que introducen algoritmos y encriptación de los datos y que se puedan consultar y no modificar, para que aumente aún más la trazabilidad de cara al consumidor. El blockchain o cadena de bloques está servido para aplicarse al mundo de la alimentación, más allá de las transacciones financieras para las que nació: la moneda virtual Bitcoin.

El consumidor podrá comprobar la información del aceite desde la 'app' con un QR 

IBM ha puesto el foco en el sector de la alimentación. Marcas como Nestlé o Unilever trabajan a escala internacional para impulsar proyectos de blockchain en consorcio con esta compañía. Por ejemplo, en España colabora en la gestión de la trazabilidad en el aceite de oliva virgen extra (AOVE) mediante la tecnología de cadena de bloques. "Es necesario asegurar su calidad, su salubridad y evitar fraudes", afirma Javier Villareal, que se dedica al desarrollo de negocio eHealth y agrotech de IBM España.

El primer AOVE con blockchain del mercado se ha anunciado en el Meeting of SmartAgrifood Leaders, al que ha asistido en exclusiva INNOVADORES, en la finca El Valenciano (Sevilla) de Galpagro, compañía a la vanguardia del olivar de alta producción. En algunas de sus parcelas ya se han cosechado las aceitunas que, a principios de 2019, se van a convertir en una partida pequeña, pero exclusiva de aceite.

"La información al detalle de cada operador, desde el cultivo, la parcela, la variedad de aceituna, pasando por la almazara, el envasado hasta la distribución, y de los intercambios o transacciones durante su elaboración y comercialización se encripta en una plataforma de datos, registrada en una cadena de bloques inviolable", explica Miguel Ángel Molinero, socio director de Rurápolis.

Galpagro, Rurápolis y Oleocano, junto a IBM España, han creado el proyecto OliveTrace, que desarrolla la trazabilidad del AOVE mediante el uso del blockchain. El consumidor va a necesitar una aplicación móvil para leer el código QR en la web de OliveTrace. Desde la app puede comprobar digitalmente la información de este aceite, compartida en una red de confianza en el que caben todos los eslabones de la cadena, incluso las entidades certificadoras. 

Ya no sirve el intermediario confiable. "Esta tecnología aplicada al aceite de oliva es la gran oportunidad de otorgar toda la confianza al consumidor sobre qué tipo de aceite demanda", indica Ricardo Domínguez, viceconsejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural de Andalucía. El nuevo método es una oportunidad para dar seguridad a envasadores y exportadores en la clasificación de la calidad del aceite de oliva, cuyo sistema de panel test ponen en entredicho.

"Es en el ámbito de la seguridad alimentaria donde parecen haber avanzado más las aplicaciones del blockchain, pero la mayoría de ellas está aún por imaginar en la distribución", manifiesta Felipe Medina, responsable de Asuntos Públicos de ASEDAS, la asociación más representativa de distribuidores, autoservicios y supermercados en España. Por sus 19.500 tiendas pasan a diario 15 millones de personas.

Trazar con más rapidez

"Los consumidores demandan transparencia, pero no creo que sean muy sensibles al método usado. La clave es que las empresas sean capaces de responder a sus preguntas. Volcar todos los datos con blockchain va a ser muy eficiente que llegue esta información", opina J. Miguel Flavián, director de GM&Co.