La biodegradación es un método de eliminación de los residuos orgánicos tales como los restos vegetales o alimentarios, que aprovecha el proceso natural de digestión y la capacidad degradadora de la materia orgánica de ciertos insectos en su estadio larvario.

La biodegradación es un método de eliminación de los residuos orgánicos tales como los restos vegetales o alimentarios, que aprovecha el proceso natural de digestión y la capacidad degradadora de la materia orgánica de ciertos insectos en su estadio larvario.

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Larvas 'comebasura': el 'biodigestor' que convierte en abono el excedente orgánico del sector agroalimentario

Innolarva transforma estos residuos en compuesto natural allí donde se generan en un proyecto 'biotech' que reduce desplazamientos al vertedero.

4 junio, 2022 02:19

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Imaginen disponer de una tecnología que, a pie de huerto o de cooperativa, les permitiera transformar en biofertilizante los excedentes de producción agrícola y reducir considerablemente este tipo de residuos orgánicos.

Intenten, además, proyectar en su imaginación que este proceso de realiza de forma natural dentro de un 'biodigestor' donde larvas de insectos se comen toda esa 'basura' orgánica.

No traten de elucubrar más. La startup catalana Innolarva ya permite acometer este proceso de economía circular que contribuye a la sostenibilidad del planeta al reducir los desplazamientos al vertedero y eliminar de la atmósfera el C02 que se emite en estas operaciones logísticas.

Su propuesta disruptora no ha pasado desapercibido y ya se ha alzado como ganadora de la tercera edición de los premios InnoFood, impulsados por Mercabarna y Barcelona Activa. Estos galardones persiguen incentivar proyectos y empresas emergentes que aporten nuevas soluciones y mejoras en cualquiera de los procesos de la cadena de valor alimentaria.

Innolarva tiene su origen en Rconnecta, una cooperativa creada en octubre del 2017 con la finalidad de eliminar o reducir con soluciones creativas e innovadores los residuos que van al vertedero.

Rosa Rabat, responsable de Innolarva (tercera por la izquierda), junto al resto de galardonados en el Premio InnoFood.

Rosa Rabat, responsable de Innolarva (tercera por la izquierda), junto al resto de galardonados en el Premio InnoFood.

La utilización de larvas de insecto para eliminar y reutilizar estos residuos orgánicos como abono llegó a la empresa de forma casual, durante unos testeos con recortes de bayetas que se gestionan como destino final a vertedero.

"Nos percatamos de que las bayetas que habíamos puesto debajo de unas macetas para que mantuvieran la humedad habían desaparecido. Unas larvas se las habían comido prácticamente. De ahí surgió la idea de experimentar y buscar las larvas de insecto adecuadas para desarrollar el proyecto de Innolarva", explica a D+I Rosa Sabat, responsable de la iniciativa.

Su propuesta biotecnológica se basa en la construcción de unos 'biodigestores' que se ubican en el punto donde se origina el residuo, bien sea en el campo o en una cooperativa y permiten su eliminación.

"Sin necesidad de transportarlos a ninguna parte porque directamente generamos compost aplicable en el mismo campo y en un plazo mucho menor de entre tres y cuatro semanas", argumenta Rosa Sabat.

Recuperar la fertilidad de los suelos

Con su tecnología, el cliente pasa de tener costes a tener beneficios por la eliminación de sus residuos con la obtención del abono en el punto de origen. "Nosotros nos encargamos de recogerlo y, en su caso, de comprarlo para comercializarlo en el mercado, aunque también existe la opción de que se lo quede el agricultor mismo para sus campos".

Se trata, por lo tanto, de un modelo de economía circular donde los residuos del campo se vuelven a introducir en el mismo una vez transformados en un producto fitosanitario para el control de plagas natural sin aditivos químicos. Además, ayuda a recuperar la fertilidad de los suelos aumentando el rendimiento de las explotaciones agrícolas.

Parte del equipo de la startup Innolarva.

Parte del equipo de la startup Innolarva.

Este proceso consta de dos fases; por una parte, Innolarva se ocupa de la producción en continuo de larvas y, por la otra, desarrolla la fabricación de 'biodigestores'. 

Durante este año su objetivo está centrado en la validación del prototipo del biodigestor para su comercialización y dirigir, mientras tanto, la producción de larvas a sectores como el avícola para alimento de los animales.

Salida al mercado en 2023

Su previsión es introducir en 2023 los biodigestores en el sector agrícola y cooperativas bajo la modalidad de alquiler o en venta, dependiendo de las necesidades del cliente.

"Si el agricultor o la cooperativa va a reutilizar el compost, les interesa una venta, pero el cliente tiene la posibilidad de alquilar el 'biodigestor' y nosotros nos encargamos de la comercialización", puntualiza la responsable.

El equipo de Innolarva durante una jornada de trabajo en la oficina.

El equipo de Innolarva durante una jornada de trabajo en la oficina.

Haber resultado ganadora del Premio InnoFood supone para Innolarva el espaldarazo definitivo a su propuesta ya que, además, de los 12.000 euros y 6 meses en una de las incubadoras de Barcelona Activa que conlleva el premio, la startup también se está beneficiando de una gran visibilidad.

"Hemos tenido mucha suerte, pero también considero que nos lo hemos ganado con el esfuerzo de todo el equipo. El hecho de ganar el premio, aparte de la ayuda económica que siempre va bien, nos va a dar mucha visibilidad para poner en conocimiento a clientes potenciales e inversores nuestra contribución en la mejora de la minimización de la generación de residuos. Queremos aportar nuestro talento a la sociedad y ser mejores personas", concluye Rosa Sabat.