Dubái (EAU)

A principios de este año, saltaba la noticia que rompía con el mercado del arte digital por completo: un NFT de Beeple era vendido por más de 60 millones de euros en una subasta en la prestigiosa Christie's.

Era la prueba de fuego de los tokens no fungibles (NFT), la última gran aplicación del blockchain para convertir en activos digitales, divisibles y comercializables, cualquier elemento de la vida real. Por supuesto, incluyendo obras de arte específicamente diseñadas para este entorno o, simplemente, 'tokenizadas' del mundo real.

Los datos corroboran este momentum, entre la burbuja y la verdadera disrupción: la capitalización del mercado de NFT y tokens coleccionables se disparará un 1785% este curso, hasta los 432 millones de dólares según datos de Bitdealer. Es cierto que cualquier nueva tendencia, partiendo de cero, experimenta cifras de adopción espectaculares... pero en este caso son extraordinarias.

Y como siempre que se produce un auge descontrolado de algo, en este caso de los NFT, se da pie a la especulación y al fraude. Y, también, surge la oportunidad para aquellos que busquen poner orden y coherencia en medio del caos y la vorágine de inversores sin conocimiento.

En el caso concreto del arte digital, los particulares caballeros de esta cruzada son españoles y se agrupan bajo la startup Paradima.io. Sus impulsores -muchos de ellos profesores de escuelas de negocio, artistas digitales, abogados y, por supuesto, tasadores de arte- aspiran a que el mercado de los NFT se desarrolle y consolide bajo los mismos estándares de calidad que conocemos en el mundo real.

"Estamos en un mundo especulativo, como siempre en los comienzos de cualquier tecnología. Pero luego habrá una oportunidad real que debemos regular y explotar, sin hacer nada contracorriente pero manteniendo el sentido común", explica uno de sus fundadores, Rafael Chelala, a D+I. 

Los fundadores de la startup española Paradima.io.

Paradima.io parte de lo que vendría a ser una consultoría y asesoría de arte al uso: explorar el valor y potencial de una obra para ofrecerle al cliente una recomendación sobre si es una buena inversión o no. Actualmente, en la mayoría de plataformas de NFT, estas recomendaciones se basan en los votos de la comunidad (no experta y sujeta a especulación) o en un proceso de curación que no siempre existe en la práctica.

Pero esa solo es la propuesta más humilde de este grupo de emprendedores. El siguiente paso natural es el que les lleva a la economía de plataformas y a crear su propio marketplace para unir a artistas y compradores.

"Vemos como los actuales canales están colapsados y casi parecen el 'salvaje oeste', origiendo un cuello de botella en el acceso de los artistas a estas plataformas", añade Paco Bree, profesor y el primer artista digital español en proyectar su obra en el Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo.

De hecho, el encuentro con los impulsores de Paradima.io se produce en Dubái, algo lejos de casa. ¿La razón? La alianza de esta startup con la local Zeniq para usar su blockchain en este proyecto.

Aún no tienen fechas concretas para el lanzamiento de este marketplace, aunque sí están trabajando ya con varios inversores y artistas en la parte de consultoría. Una vez asentada la plataforma propia, el último elemento que completa la propuesta de valor de Paradima.io pasa por desarrollar su propio fondo, identificando a los mejores artistas digitales del mundo y cobrando en especie la comisión por la venta de los tokens que les correspondan.

*** Conflicto de interés: Paco Bree, fundador de Paradima.io, es columnista quincenal de D+I.

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