2020 ha supuesto un punto y aparte en la estrategia de crecimiento de Abertis en el continente americano. El grupo, referente en la gestión de autopistas, cerró en los últimos meses del año dos grandes operaciones que aumentaron sus activos en unos 7.000 millones de euros y consolidaron sus cuentas y su presencia en dos mercados claves que la compañía lleva tiempo explorando: Estados Unidos y México.

El primer movimiento se produjo el pasado mes de julio. La empresa española se hizo con el control de la Red de Carreteras de Occidente (RCO), uno de los mayores operadores de autopistas de México, tras cerrar junto a GIC, firma de inversión que gestiona las reservas extranjeras de Singapur, la compra del 72,3% de la compañía.

El consorcio adquirió la participación del 70% que Goldman Sachs Infrastructure Partners (GSIP) tenía en la entidad y un 2,3% adicional en manos de inversores y gestoras de fondos de pensiones mexicanos, accionistas minoritarios de la sociedad.

En concreto, Abertis se hizo con el 51,3% de RCO por cerca de 1.500 millones de euros, una inversión que le otorgó el control de la compañía, cuyo valor total ascendía a unos 5.000 millones de euros, y ascendió hasta los cerca de 8.600 los kilómetros de autopistas de gestión directa que posee.

A esta operación, la primera de tal magnitud desde que Atlantia y ACS tomaron el control de Abertis, le siguió meses más tarde la adquisición del Elizabeth River Crossings, en Virginia.

El consorcio liderado por Abertis junto a Manulife Investment Management, inversor institucional a largo plazo en el sector de las infraestructuras, cerró el pasado 31 de diciembre la compra del 100% de la compañía a Macquarie Infrastructure Partners II y Skanska.

La inversión se cifró en unos 1.000 millones de euros y supuso la entrada del grupo español en el mercado estadounidense a través de una concesión que opera cuatro túneles y una autopista en el área de Norfolk, en la zona industrial, con un valor total de unos 2.000 millones de euros.

Estas dos adquisiciones, además de consolidar las cuentas del grupo, apuntalan la presencia de Abertis como operador de autopistas en América, donde ya cuenta con una fuerte implantación en Chile, Brasil, Argentina y Puerto Rico.

Suponen además la entrada directa en dos mercados considerados clave para explorar oportunidades futuras y apostar por la colaboración público-privada, en palabras de José Aljaro, consejero delegado del grupo, con el objetivo de alcanzar soluciones de creación de valor futuro para los territorios a través de acuerdos con las Administraciones Públicas.

Las compras pretenden ser también una muestra de la capacidad de la empresa de gestión de autopistas española para gestionar de la forma más eficaz posible su cartera de concesiones bajo la estrategia de sustituir las licencias que cuentan con fecha próxima de finalización por nuevos activos con sólidas perspectivas de futuro.

México

La compra de RCO otorga a Abertis el control de cinco concesionarias -cuatro federales y una estatal- y la gestión de ocho autopistas con 876 kilómetros en total en el eje vertebral viario del centro-oeste de México. La red conecta el principal corredor industrial del país, El Bajío, con las dos mayores ciudades, Ciudad de México y Guadalajara.

Además, trae consigo oportunidades de futuro como el programa de inversiones para la ampliación de autopistas para una de las concesionaria -FARAC I, en el área occidental del país- que rubricó a principios de 2020 RCO con el Gobierno mexicano.

En 2019, RCO registró unos ingresos de cerca de 400 millones de euros, un ebitda de cerca de 300 millones de euros y una deuda de unos 2.000 millones de euros.

EEUU

Por su parte, los túneles del Elizabeth River están ubicados en la región de Hampton Roads y son unas de las vías más transitadas del área metropolitana de Virginia Beach-Norfolk-Newport News. La concesión tiene una duración restante de 50 años, hasta abril de 2070.

Estas infraestructuras representan una conexión esencial a través del río Elizabeth y un enlace fundamental en la red regional de transporte de superficie que conecta Portsmouth y Norfolk, en el Estado de Virginia. Se trata de dos túneles de doble sentido el Downtown Tunnel y el Midtown Tunnel, así como la extensión libre de peaje de la autopista Martin Luther King. Todos ellos operan bajo el sistema de peaje electrónico sin barreras.

Los túneles conectan áreas importantes de empleo, comerciales y militares de la ribera del río Elizabeth en Norfolk con el resto del área de Hampton Roads, que alberga el puerto comercial más importante de la Costa Este. La creciente actividad portuaria y la presencia de la Marina Estadounidense en la región sirven como fuente de tráfico constante para los túneles.

En 2019 registraron una intensidad media de 102.000 vehículos diarios y han mostrado una fuerte resiliencia durante la pandemia del coronavirus, volviendo a niveles prácticamente normalizados de tráfico en los últimos meses.

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