Inma León Myriam Ávila

El sector de la caza en España está en la UCI. Pese a no ser una actividad prohibida, las restricciones están frenando a cal y canto la actividad de la industria que ya acumula importantes pérdidas. El llamamiento del sector es claro: rechazan ayudas y piden poder trabajar en libertad entre regiones para garantizar la biodiversidad y la economía en zonas donde la caza es el único ingreso.

Las cifras avalan las duras consecuencias que cada vez hacen más difícil que el sector reflote. A lo largo del año, la actividad ha caído un 30%. Si se habla de turismo cinegético, la cifra se dispara al 95% ante la caída de turistas extranjeros. La ausencia de visitantes procedentes de Francia, EE. UU., Alemania o Bélgica pone al sector contra las cuerdas mientras el “paraíso nacional” queda desértico.

Así lo explica el presidente de la Real Federación Española de Caza, Nacho Valle. En declaraciones a Invertia, su tono pesimista predomina en la conversación telefónica. “No nos podemos reinventar. El sector lo está pasando realmente mal”, incide Valle recalcando que el problema está en la “exportación” de cazadores entre comunidades.

Preguntando por las medidas que reclama a los gobiernos, la respuesta es clara. “No queremos ayudas económicas, queremos que nos dejen cazar”, argumenta el líder del sector nacional. Según recalca, se trata de una actividad que se realiza al aire libre por lo que la tasa de contagios se reduce. “Solo tenemos contactos entre cazadores durante los almuerzos que suprimiríamos”, propone.

Las críticas del sector también van dirigidas al Gobierno central que “se llena la boca de hablar de despoblación”. “La caza en invierno es el único recurso económico en muchos pueblos de España y genera unos 200.000 empleos directos”, recuerda el presidente de la Real Federación Española de Caza.

Desequilibrio en la biodiversidad

Más allá de las consecuencias económicas, el sector alerta de los problemas medioambientales que la caza regula. “La superpoblación supone un desequilibrio en la biodiversidad de especies”, incide Valle que recalca que los daños se notarán en la agricultura con el aumento de especies alimentándose. Junto a ello, la proliferación de enfermedades o importantes daños en la flora.

Para colmo, a todo ello se suma las limitaciones que aún sufre la hostelería en España y la falta de salida de sus productos. Por ello, la Federación Española de Caza ha hecho un llamamiento para que se consuma la carne de caza coincidiendo con las fiestas navideñas ante la caída en picado de ventas y exportaciones.

Imagen de archivo de un cazador.

“La carne de caza no se ha podido exportar pese a que España es de los principales en el mundo. La restauración está cerrada y el sector en una situación muy crítica pese a su potencial”, explican desde la federación promotora de la iniciativa nacional ideada para el impulso de la economía rural.

El sector en Andalucía

El sector de la caza en Andalucía es uno de los más tradicionales, pero sigue estando en auge. Mueve más de 3.500 millones de euros y genera 45.000 empleos, 12.000 de ellos directos. En la comunidad hay más de 250.000 cazadores censados y alberga más de 7.500 cotos de caza.

Con este clima, la Junta de Andalucía ha iniciado los trámites para la elaboración de un nuevo Plan Andaluz de Caza. Tendrá una vigencia de diez años y busca darle cobertura a un sector, que el Gobierno andaluz considera un motor económico. Este plan ha sido una de las exigencias de Vox para cerrar el último acuerdo presupuestario.

Desde la Junta defienden que, tras la expiración del anterior plan en 2017, el nuevo documento supondrá "una herramienta eficaz y novedosa para una gestión moderna de la caza". El objetivo del Ejecutivo es que sea un instrumento general de planificación para el ejercicio de la caza, la gestión del territorio y el mantenimiento de los equilibrios naturales.

Novedades del plan

El nuevo Plan Andaluz de Caza se estructurará en torno a una serie de objetivos generales. Entre ellos, destacan el impulso a la dimensión económica y social de la caza; la mejora de los servicios de la administración hacia los cazadores y la actualización de la información de la situación de las especies y poblaciones cinegéticas y sus hábitats.



También el fomento de la investigación y la calidad cinegética y la promoción de la correcta planificación y ordenación de la actividad para asegurar una caza social, ética, sostenible y responsable.

Imagen de archivo de un cazador.

El sector llevaba desde 2017 sin una herramienta autonómica que le diera respaldo y la medida ya ha cosechado los aplausos de la federación andaluza. Su presidente, José María Mancheño, ha explicado a Invertia que, pese a las medidas, la preocupación se ubica ahora en 2021. Desconocen cómo será la evolución de la caza y confían en que Andalucía sea pionera en tomar medidas para relanzar el sector.

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