L. Piedehierro
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En plena transformación demográfica, Carlos García Carreras, director general corporativo del Grupo Arpada, lanza una advertencia clara: “En el año 2035 va a haber 13 millones de mayores; harían falta 650.000 camas. Faltan 250.000. ¿De dónde van a salir?”.

A su juicio, el sistema de atención a la dependencia en España se enfrenta a un déficit estructural de plazas geriátricas y a una necesidad de inversión de hasta 25.000 millones de euros para responder al envejecimiento de la población.

En su intervención en el III Foro Silver Economy organizado por EL ESPAÑOL - Invertia, García Carreras ha recordado que el Grupo Arpada controla el 50% de Valdeluz, marca de residencias y centros para mayores.

Con la colaboración de HM Hospitales, que controla el otro 50%, Valdeluz ha superado el objetivo inicial de 1.000 camas.

“El plan era llegar a mil camas y estamos en 1.031 con un centro que abrimos ahora en Tres Cantos. Ahora el consejo ha pedido que se doble. Los planes de negocio se cumplen y las rentabilidades son razonables”, ha resumido García.

Esa nueva etapa se apoya en un modelo que pretende ir “más allá de la geriatría convencional”.

García ha destacado, entre otros, el proyecto sociosanitario que vincula residencias y hospitales, con un primer centro en Rivas, operativo desde 2023, y otro en apertura en Tres Cantos.

Carlos García Carreras, director general corporativo del Grupo Arpada

“¿Qué hacemos en Rivas que no se puede hacer en una residencia convencional? No derivar al hospital montando a una persona en una ambulancia y que esté tres horas en triaje”, ha explicado.

En su lugar, los residentes acceden directamente a urgencias del hospital “separado por una puerta que está en la propia residencia”, lo que permite “minimizar las derivaciones hospitalarias a cuando son estrictamente necesarias”.

El impacto también se nota en el aseguramiento privado. “Si en una residencia tradicional hay un 5% de aseguramiento privado, en Rivas hay un 30%. ¿Por qué? Porque la gente no da de baja su seguro médico privado para poder utilizar el hospital que tiene al lado”, ha indicado.

Ese comportamiento del usuario refuerza, según García Carreras, la apuesta por proyectos que combinan servicios sanitarios y sociales en un mismo complejo.

Falta de plazas

García Carreras ha insistido en la magnitud del reto cuantitativo. “Siempre hemos dicho que faltan 100.000 camas. Hay 400.000 actualmente para 10 millones de mayores de 65 años”, ha detallado.

Con 13 millones de personas en ese tramo de edad en 2035, “harían falta 650.000 camas”. Es decir, “faltan 250.000”.

El cálculo económico es igual de contundente: “Hacer una cama geriátrica cuesta 100.000 euros. Estamos hablando de entre 10.000 y 25.000 millones de euros de inversión. Es mucha inversión y mucho desarrollo”.

Traducido a superficie, “hacer 100.000 plazas son 6 millones de metros cuadrados” y, si se aspira a cubrir las 250.000 que faltan, “la cifra se acerca a los 15 millones de metros cuadrados”.

“Esto requiere un plan”, ha reiterado el director general corporativo del Grupo Arpada.

Ese plan, sin embargo, choca con una capacidad constructiva muy mermada tras la crisis financiera.

“En 2007-2008, cuando se produjo la gran crisis, en España se hacían 800.000 viviendas y ahora se hacen en el entorno de 100.000”, ha recordado.

“Se ha perdido mucha masa sectorial. No se podrían hacer 800.000 viviendas ahora, ni las 1.000 residencias que hacen falta. Cuesta casar la oferta y la demanda, por eso no se están haciendo muchos centros”, ha admitido.

Frente a este escenario, García Carreras anticipa la coexistencia de múltiples fórmulas residenciales y de cuidado.

“En el sector de la atención a la dependencia, y no sólo de la dependencia, sino en sectores relacionados con los mayores, va a caber todo. Va a haber demanda para todo”, ha afirmado.

Tal y como ha considerado, “sí se van a desarrollar proyectos de senior living. Tiene que seguir creciendo la atención domiciliaria, los centros especializados, las residencias tradicionales y los centros para gente menos dependiente”.

El mayor cuello de botella, sin embargo, está en las plantillas y más concretamente en las dificultades para encontrar personal. “El problema se está convirtiendo en transversal. Donde más nos preocupa es en el grueso de la masa laboral: los auxiliares. Ahí sí que estamos muertos”, ha alertado.

“Está costando en momentos determinados cubrir los ratios que nos autoimponemos. Es muy difícil dar una atención de calidad si no tenemos las manos suficientes”, ha insistido.

Las soluciones, apunta, pasan por una combinación de formación, homologación y mejores salarios, pero siempre con sostenibilidad económica.

Todo esto exige un marco estable con fuerte implicación de las Administraciones.

Esto requiere un Pacto de Estado. Las Administraciones no son competentes al 100% ninguna. Entonces tiene que haber una colaboración entre las administraciones y los privados”, ha defendido.