L. Piedehierro
Publicada
Actualizada

Las enfermeras reclaman una mayor equidad y reconocimiento de su papel profesional, además de una implantación real y homogénea de la prescripción de medicamentos en todas las comunidades autónomas.

Unas reivindicaciones que no son nuevas, pero que Guadalupe Fontan, coordinadora del Instituto de investigación del Consejo General de Enfermería, ha puesto sobre la mesa en el VI Simposio del Observatorio de la Sanidad.

Preguntada por las medidas que se deberían implementar para que la enfermería tenga un papel más relevante en la salud pública y en los problemas sociales, Fontan ha considerado que “la clave está en el desarrollo profesional”.

Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto de Investigación del Consejo General de Enfermería

También “en el reconocimiento de los diferentes roles. En el reconocimiento con títulos o plazas creadas para este tipo de profesionales, en la asignación de responsabilidades”.

Fontan también ha mencionado la necesidad de avanzar en la prescripción enfermera, que permite a las enfermeras indicar, usar y autorizar la dispensación de medicamentos y productos sanitarios.

Asimismo, ha resaltado la importancia de la prescripción colaborativa -el tipo de prescripción que realiza la enfermera en colaboración con un prescriptor independiente- y de la que ya existen diez guías.

Es necesario que “se implemente en las comunidades autónomas y que las enfermas y enfermeros puedan desarrollar su trabajo”, ha subrayado.

En su opinión, “este tipo de normativa apoyará mucho a que las enfermeras puedan seguir aportando en la sanidad pública”.

Fontan también ha señalado que el modelo en la sanidad pública española sigue siendo “muy hospitalocentrista”, un sistema que, según ha considerado, “está agotado y hay que cambiar”.

“Debemos cambiar también la normativa y la legislación para que podamos desarrollar la profesión de enfermera tal y como realmente está en los reales decretos, aunque luego no se haya desarrollado”, ha añadido.

Dos de esos campos son “el desarrollo de las especialidades o en reconocimiento de determinadas intervenciones”.

Escasez de enfermeras

En su intervención, Fontan también ha destacado el papel que juegan las enfermeras y enfermeros en la atención primaria, desde la salud mental a la violencia de género, pasando por los colegios.

Sin embargo, ha lamentado la escasez de profesionales en todos estos ámbitos.

En ese sentido, ha pedido que tanto pacientes como profesionales tengan más acceso a las enfermeras de salud mental. Cree “que sería una buena aportación y un área de mejora que se podría poner en marcha”.

Fontan también ha hecho hincapié en que la ratio de enfermeras en escuelas e institutos en España es inferior a la de otros países.

“La figura de la enfermera escolar no está reconocida con un título acreditado a nivel nacional. Pero hay evidencias de lo que aportan. Hay experiencias en otros países que demuestran su importancia”, ha afirmado.

“Para tener poblaciones sanas a futuro hay que trabajar con la población juvenil”, ha añadido.

Información

Fontan también ha puesto en valor el papel que la enfermería juega en la prevención y detección de las violencias de género, campo en el que ha considerado que “falta poner en marcha más protocolos de atención primaria”.

“La valoración que las enfermeras hacen es una valoración holística. Vemos el entorno, la familia, hay mucha información que puede ser clave en estas situaciones de riesgo”, ha indicado.

En ese sentido, ha enfatizado la relación de los pacientes con las enfermeras y enfermeros y la cantidad de información y datos que estos profesionales conocen debido a esa relación.

“Las enfermeras de primaria conocen incluso a distintas generaciones. Conocen los antecedentes familiares, las condiciones donde trabajan” los pacientes, ha incidido.

Se trata de “información muy valiosa que debe ser tenida en cuenta para un nuevo modelo de sistema sanitario en el que las enfermeras y enfermeros puedan desarrollar todo el potencial que tienen y aportar”.

En esa misma línea, ha insistido en que las enfermeras y enfermeros “tienen mucha información que en la historia clínica no se recoge de manera estructurada”.

Y “hay muchas evidencias de que el impacto de los determinantes, sociales, laborales o culturales, deberían estar registrados”.

Registrar todos estos datos y analizarlos “sería muy positivo”. Quedarían recogidos “en la parte de la historia del conjunto mínimo de datos y, por supuesto, hay plena garantía de la protección de datos de todos los registros sanitarios”.